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| Si en un pueblo no pasa nada....corre serio peligro, ojo |
Es toda localidad que corre el peligro de caer bajo el sometimiento a la cultura marginal (o del bajo mundo). En el sentido de que como consecuencia de las pocas oportunidades, del abandono por parte de la elite regional, también por el hecho de ser postergado por los mismos medios de comunicación regionales (poca o nula difusión) y hasta de los pocos espacios que la municipalidad ofrece para sus niños y jóvenes (Incitando así al aburrimiento constante), motiva a que ciertas mafias o “políticos mal intencionados” se aprovechen de las circunstancias para motivar ciertos contenidos culturales que en vez de enrriquecer embrutecen a la población.
Es triste el panorama, considerando que a largo plazo sus habitantes tienen más inclinación hacia las “cosas vanales” que la valoración de su tierra propiamente tal. Desinformación masiva respecto a temas contingentes (Donde incluso su radio comunitaria se preocupa más de desinformar a la comunidad), abuso de ciertos “peces gordos” de atemorizar a aquel ciudadano con pensamiento crítico o quien derechamente los denuncie, sobrevaloración de los “contenidos banales” por sobre los reflexivos en la juventud (Ejemplo: Naturalización de aquella música que hable sobre el narcotráfico, el trap – Bad Bunny), predominio de un estilo de vida aparentemente “bruto” más que citadino (o urbano) entre sus habitantes, ciudadanos reacios al cambio o con prejuicios fuertemente instalados en su “chip” mental (Donde al encontrarse con otra persona diferente suele mirarlo con un “cuestionamiento constante”, incluso, hace el típico pelambre despectivo y por detrás).
Su comunidad bajo este paradigma silencioso empieza a manifestar gustos por las películas norteamericanas (Sobre todo las que traten sobre carreras de autos enchulados Tunning), una bohemia bastante chocante con el medio ambiente (Y que después del carrete de anoche se vea basura en las calles, y algo mas), una impresionante coincidencia de ciertos géneros musicales o radioemisoras en uno o más hogares (Una misma emisora de música cebolla la escucha el chofer de micro, al mismo tiempo en diez o veinte casas mas), un predominio -sin querer- de la “música asfixiante” por sobre algún intento de diversidad (Artistas que las dueñas de casa siguen escuchando por veinte años seguidos -¡Una lata!-, cuyo Status Quo es indolentemente reforzado por la radio comunitaria del lugar, sin abrirse si quiera al cambio), “un cartuchismo bien cínico” a la hora de hacer funcionar la bohemia entre lo que ofrece en publicidad versus lo que realmente pasa adentro pasado la medianoche (Los mismos que durante el día critican la pornografía son quienes van a ver de noche a mujeres bailando en clubes nocturno, aunque eso muchos lo tapen). La forma de cómo los rincones bohemios, como los restobares o pubs, también cumplen un rol de parlantes ideológicos pro-imperialismo Yankeeporque cuando en sus “televisores plasmas” exhiben video clips de reggaetón transmitidos por un canal de satélite norteamericano, como el HTV (Claro, ¡si a los choros les gusta Wisin y Yandel poh!).
Y por último, como por acatar la demanda comercial (-Ya desde el punto de vista de la economía) algunos microempresarios están dispuestos a mantener sus locales abiertos hasta pasado las 3 de la madrugada (Sobre todo en las noches de viernes y sábado) para vender licor y asi acumular su fortuna, algo que aparentemente no es malo porque el ser humano igual tiene necesidad de distraerse y pasarlo bien, no más que esto también contribuye a un paisaje bien particular (por no decir original o supuestamente innato) de estos “pueblitos reggaetoneros” que por cierto los distinguen mucho de otras ciudades más grandes. Pues aunque Concepción sea la ciudad más grande de la Región del Bio-Bio las botillerías o clandestinos allí suelen ser más discretos en ese sentido, de hecho ni pensar que el supermercado del copete penquista “Kamadi” (Avda. Los Carrera) abra el local a las 3 AM de un domingo ¿O sí? ¿Mmm?
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