Otra playa al norte: Playa Blanca de Coliumo (Texto de 2019)
Otra playa al sur: Caleta Chica de Cocholgue
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| IMÁGEN REAL (0% de Inteligencia Artificial) |
Es un sitio muy tranquilo y silencioso, que sin contar con el glamour propio de una localidad turística, pasa a ser un punto de escape para quienes estén muy expuestos a la rutina diaria de la ciudad durante la semana. Algunas familias vienen a acampar por este lugar, aunque por seguridad es recomendable ir durante el día (no en la noche) ya que “La Islita” no cuenta con iluminaria eléctrica.
De todas maneras el rincón está únicamente rodeado por el cerro que colinda con la playa, garantizando así conexión con la naturaleza. No llega camino para vehículos, y el acceso a este solitario rinconcito consiste únicamente en pisar (con un mínimo de complejidad) algunas piedras de gran tamaño.
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Esta historia comienza con un simple paseo en colectivo desde Tomé a Cocholgue, y llegando a esta última localidad...el chofer te pregunta ¿dónde te vas a bajar? Si lo harás en Caleta Chica (mano izquierda) o en Caleta Grande (mano derecha), en esta segunda opción encontrarás el porcentaje más poblado de la localidad, además de un pintoso restaurante y una playa que en rigor solo alberga los botes de pescadores. Así también es común ver un tendedero con pescadas secas frente al sol.
De la calle principal llegas hasta al final, y bajando hacia la costa lo haces a través de una escalera peatonal.
Apenas pisas la arena, doblas a mano derecha para llegar a este punto que mencionamos LA ISLITA.
Quienes han ido más de alguna vez a Tomé podrán notar que dentro del “folklore” local su gente hace una clara distinción entre dos tipos de balnearios: los turísticos y los rústicos. Este punto denominado “La Islita”, que en realidad no es una isla propiamente tal, forma parte de esos lugares que están en el común de los lugareños pero que carecen del glamour adecuado para atraer afuerinos (Son bellos, pero demasiado naturales), así como pasa con otros puntos como “La Playa de los Gringos”, “Villa Cocholgue”, “El Fuerte”, “Montecristo”, “El Túnel”, etc.
Ahora, quizás el nombre “Islita” se debe a que sólo se llega caminando unas piedras gigantes que unen el mar con el cerro...a lo más habrá un pedacito muy pequeño de arena lisa para calmar un poco la molestia en los talones. Pero como alguien dice por ahí, al final del túnel se encuentra la luz. Entonces este sacrificio de aguantar las piedras en el camino traería consigo una bella recompensa, que es….disfrutar de un rinconcito casi paradisíaco.
Este rincón tiene un considerable espacio de arenas finas, donde se puede acampar o bien desconectarse (un rato) de la rutina. Aunque para bañarse aquí en el mar es algo incómodo, por mucho que aquí el oleaje sea demasiado suave la orilla del agua tiene una excesiva acumulación de algas, además ¡claro! de sentir una temperatura bastante tibia. ¿Lo imaginas? Puedes caminar varios metros al interior, pero tus piernas se llenarán de plantas marinas (algas) lo que te producen así un verdadero estorbo. Igual es un punto cálido, quizás a las 18 horas (en horario de verano) puedes apreciar mejor la naturaleza que rodea el lugar. Lo que importa es el silencio que allí se siente.
A continuación vamos a describir varios de los detalles que presenta este lugar:
El entorno que rodea a esta playita es relajante, sobre todo en horario vespertino. Como sólo se accede de manera peatonal, es motivo para que casi todo el contorno sea natural. Un cerro tipo acantilado, con arboles de tamaño mediano y hojas secas, rodean el sector de la arena. Además hay algunos matorrales de zarzas con ramas de espinas, de especial cuidado si el curioso quiere evitar dañarse los dedos (que la aguja no saque sangre si logra tocar la piel). Pero al menos la playa cuenta con un espacio considerable y plano, donde los visitantes pueden cómodamente colocar sus toallas.
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| Fuente: @caleta_cocholgue (INSTAGRAM) |
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| Silencio para leer UN LIBRO |
Igual el color de la arena es de tono claro, lo que a la vista de cualquier transeúnte se ve un rincón acogedor. Aunque en las horas más intensas de calor se sienten los rayos ultravioletas provenientes del sol, por lo que algo de bloqueador en la piel siempre es esencial y así evitamos algún síntoma de cáncer. Pero esta playa no siempre se ve despejada, ya que varios objetos naturales se ven dispersos en la arena, muchas veces son hojas secas o pequeños troncos de plantas aledañas. Ahora, rara está sucio por lo que quienes acampan en el lugar suelen ser muy preocupados con el cuidado del borde costero (si algo de envoltorio se ve tirado, en verdad que son bien pocos).
Aquellos que quisieran darse un relajo legal en “La Islita” están de alguna manera resguardados, ya que literalmente ningún vehículo puede hacer ingreso al rincón, incluso hasta algún tipo de motorista tendría dificultades de entrar porque el acceso desde Caleta Grande (Cocholgue) es a través de rocas que conectan el cerro con las olas. Dos cosas, las bebidas se compran preferentemente en algún supermercado de Tomé porque si bien la localidad cuenta con almacenes no tienen la variedad que el consumidor quisiera. Además, las Fuerzas Policiales no disponen de un cuartel cercano a Cocholgue (Ni siquiera hay retén) por lo que una posible inspección o fiscalización abarcaría un trayecto de cuatro kilómetros desde el mismo centro de Tomé (Donde está la Comisaría de Carabineros más cercana), eso incluye una larga subida de cerro y una posterior bajada hacia la caleta. Aunque esta comuna también cuenta con otro cuartel que es de la Policía de Investigaciones (PDI). Así que saque sus conclusiones. ¡Relájese no más hermano!
El desestrés está muy garantizado, en parte por las razones que anteriormente explicábamos. Está rodeado por entornos naturales. Está aislado del poblado más cercano, aunque Cocholgue está a solo unos pasos. Las rocas son el único acceso a este lugar. El espacio es pequeño que no da cabida para un escondite de posibles sujetos peligrosos, ya que todos se ven quienes descansan y comparten en el lugar (Si estás en el rincón norte de esta playa, no hay nadie detrás tuyo. Un punto seguro). El oleaje del mar es suave (salvo por el detalle de la acumulación de algas en la orilla). Independiente de si el transeúnte consume bebidas, las buenas vibras se perciben sobre todo en la puesta de sol (Aunque el transporte público de retorno a Tomé hace su último recorrido antes de las 21 horas, cuidado con ese detalle). Y si el veraneante viene acompañado con un grupo de amigos, sólo deben dejar que transcurra los minutos para que toquen una guitarra, se rían y lo pasen bien. No podemos dejar pasar un último detalle, “La Islita” tiene 0% contaminación acústica de los autos.
Aunque esta solitaria playa es pequeña, también podemos afirmar que es espaciosa por el simple hecha de que poca gente viene a este lugar. Quizás haya una familia con un promedio de cinco integrantes, quienes se instalan en “La Islita” pero aun así el espacio es amplio para otro grupo de personas que se instale en el rincón opuesto. Casi nunca se llena por falta de glamour, reiterando que la acumulación de algas en el mar le resta algo de atractivo.
El aire fresco está garantizado, por el solo hecho de que Tomé está retirado de las grandes polos industriales de la Región del Bio Bío. Lo más cercano a las chimeneas está en Lirquén, distante 18 kilómetros al sur de Cocholgue (Nos referimos al recinto de INDURA y VIPLA). Mientras que las plantas de Huachipato y ENAP están mucho más lejos (En las comunas de Talcahuano y Hualpén). Agreguemos que la localidad de Cocholgue es un refugio dormitorio de todo ese bullicio y ajetreo que a diario vemos en Tomé. Razón suficiente para que el aire puro se sienta y se disfrute en el borde costero de “La Islita”.
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Otras de las bondades que ofrece el rincón: Si bien los autos no pueden ingresar a “La Islita” el flujo de vehículos en Cocholgue es predominantemente moderado (Rara vez se circula con alta velocidad, o el lugar tampoco tiene fama de ser un punto donde hagan carreras en la noche ¡Afortunadamente). El espacio es muy bucólico, ideal para aquellos quienes buscan escapar de rutinas invasivas (un respiro). La arena es de textura suave, aunque algunos objetos de origen natural están repartidos en toda la playa. Y por último, casi no hay invasión de gaviotas en el lugar.
El único bullicio que se pudiera sentir en “La Islita” es si los veraneantes que hacen Camping instalaran algun parlante de música, pero por lo general el tomecino no es del todo escandaloso (O si escuchan Reggaetón, lo harán con volúmen bien bajo). Al final, todos vienen a este lugar para disfrutar del silencio ¿No es así?
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Algunos puntos para alertar. La Caleta Grande que es el sector aledaño no cuenta con una gran cantidad de puntos donde comprar o comer (Si bien tiene un almacén de barrio suele cerrar en el denominado “horario de colación” debido a la poca demanda; también cuenta con un restaurante pero no es del todo barato porque su menú va enfocado a un tipo de consumidor con poder adquisitivo, gente de clase media. Cocholgue no tiene restaurantes populares donde degustar completo y bebida con pocos pesos), así como las familias que tienden a instalarse en “La Islita” tampoco venden con sus “Cooler” algun producto en particular y por el simple hecho de que a este rinconcito viene poquísima gente (poca demanda). Recomendaciones, si quieres comer en tu relajo...mejor compra tus provisiones en Tomé, las guardas en tu mochila, tomas el taxi colectivo y vienes. Lo pasas mejor.
Pasado el año 2022 el transporte público hacia Cocholgue se da con criterios antojadizos, antes había recorrido de buses urbanos provenientes desde Tomé pero ahora se habría reducido la frecuencia. También surgen reclamos (por Redes Sociales) de que disminuye la cantidad de taxis colectivos que hacen el mismo itinerario. Aunque en Chile aumente la población automotriz, es necesario recordar que no todos los lugareños cuentan con vehículo propio ya que no es fácil depender de otro vecino que los lleve al centro de la comuna. Esta reducción de micros o colectivos es muy cuestionado en los portales comunales. Y para mochileros provenientes de Concepción, basta que esperen que el bus llegue al terminal, porque este último colinda con el camino en dirección a Cocholgue.
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Sólo para terminar. “La Islita” es un rincón costero muy sencillo donde quienes lleguen buscan disfrutar de la paz que ofrece. Un punto ideal para quienes desde la ciudad buscan darse un respiro por solo un par de horas, sin ser invadido ni estar rodeado de mucha gente como si ocurre en el resto del año (ya sea por estar trabajando, hacer trámites o simplemente por vivir en barrios ajetreados). En pocas palabras, este es un lugar para respirar y descansar.














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