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viernes, 31 de octubre de 2025

El Mall Como Escenario: La Lección de Inclusión de Mall Plaza y la Deuda Estatal con el Talento Anónimo

 La llegada del verano de 2025 trajo consigo una sorpresa de parte de Mall Plaza. 

La cadena de centros comerciales se saltó su negocio tradicional para buscar talentos anónimos, reclutando bailarines para el equipo del Festival de Viña en sus sucursales de Bio Bío, Santiago y Antofagasta. Esta acción fue una triple jugada de oportunidad: un panorama de verano, una actividad entretenida en la ciudad y un camino real para gente con habilidades. Meses después, en octubre de 2025, hacen lo mismo, ahora buscando cantantes para la obertura de Viña 2026. Su publicidad fue muy acertada, tocando la fibra de la rutina y el aburrimiento de muchos que, por la crisis económica, no pueden salir de viaje. Mall Plaza reconoció así a la gran mayoría que se queda en casa, convirtiendo sus espacios en un lugar de participación.      



El valor de esta idea privada está en que Mall Plaza le da un rol principal a quien concursa, no solo de espectador. Esto es muy diferente a lo que hacen las instituciones del Gobierno y las municipalidades, como el Ministerio de las Culturas. Aunque estas promueven visitar museos y conocer el patrimonio, lo que ofrecen al ciudadano común es ser principalmente público. La diferencia es clara: Mall Plaza abre puertas para el talento anónimo, mientras que lo público solo organiza eventos con figuras ya conocidas.          

Esta falta de espacios se nota en lugares como Concepción, que dice ser una ciudad cultural. La Municipalidad no ha hecho un concurso de cuentos de formato libre en la última década. Los pocos concursos de microcuentos existentes (y que, cabe destacar, no son organizados por la Municipalidad) limitan la escritura a solo 100 palabras. Las juntas de poetas son cerradas a gente invitada, impidiendo que el público comparta sus escritos. Para el Gobierno, el primer paso para ser reconocido es postular a fondos como el FONDART, pero los papeles que hay que llenar son muy complejos y no hay ayuda clara para la gente sin experiencia. Quien dibuja o canta y quiere mostrar su trabajo por primera vez se topa con un muro burocrático. Además, la difusión de estas oportunidades en redes sociales es muy débil, y no se valora el esfuerzo de los comunicadores digitales que, muchas veces sin pago, intentan que la información llegue rápido a la gente. 

Ofrecer lugares para interactuar y desarrollarse es una necesidad social que ayuda a combatir la inactividad, la soledad y la depresión. Crear centros culturales y deportivos hace más fácil el acceso a la vida social. Permite conocer gente sin depender de los compañeros de trabajo y da oportunidades a personas que les cuesta relacionarse para hacer amigos o encontrar pareja. Es inútil decir que el que está solo debe "rebuscarse la vida en la calle" si esa calle solo muestra comercio (para interactuar debes pagar $). Ideas sencillas, como organizar campeonatos de fútbol amateur para que los equipos de amigos participen y sientan que son lo principal del evento, podrían ahorrar dinero al municipio y fomentar la actividad comunitaria.

Esta falta de opciones golpea a jóvenes que viven en barrios apartados de Concepción. El año académico pasa y el verano es aburrido, pues sus familias no viajan y sus vecindarios ofrecen muy poco. Un estudiante que viva en Palomares, Villa San Francisco o Santa Sabina, por ejemplo, se enfrenta a esta realidad. Las escasas actividades musicales en plazas suelen ser raras y con fines políticos, no para encontrar talento. Antes de que Héctor Muñoz ganara las municipales del 2024 (y sea ahora el actual alcalde de la ciudad), los barrios periféricos no tenían actividades de verano organizadas por el municipio; ni Barrio Norte tenía un carnaval ni Chaimávida, en una zona más rural, tenía fiestas costumbristas. Incluso lugares como la capilla católica de la Población Baquedano se enfocan más en adultos mayores, dejando a los jóvenes sin un lugar. El talento anónimo y la persona solitaria se quedan sin opciones de crecimiento. Mall Plaza, al menos, descentraliza la posibilidad, iluminando un lugar donde la acción pública ha fallado. 

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