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miércoles, 27 de octubre de 2021

CUENTO: Sonido de la “correa interna”


Violencia psicológica 
Felipe llega a un bar durante la noche del sábado. Se supone que en ese momento se iba a juntar con otra persona, aunque al parecer no por algo honesto ¡que digamos! Este hombre tiene como fachada[1] dedicarse al comercio, así como también a algunas actividades agrícolas, forestales y rurales, sólo que años atrás tuvo la posibilidad de viajar a Medellín (Colombia) y vive en el sur de Chile.                                          

  En el bar había mucha gente. Suelen juntarse conocidos, amigos, familiares, parejas e incluso amantes. “El Pipe” como también lo conocen sus amigos, estaba sentado junto a la mesa del barman.     

Mientras los otros parroquianos se servían sus vasos de whisky, ron, pisco, vodka y “pisco sour”. Unos pocos seguían con la costumbre noventera de fumarse “su puchito” de vez en cuando.                                                

La bohemia 
De repente llega al lugar otra persona, de aspecto físico obeso (gordo). Era Richy, un comerciante del pueblo quien además tiene otro negocio paralelo… aunque “ilícito”. Este último entra al pub, camina entre las mesas hasta sentarse en la mesa del barman, en la misma tarima donde muchos parroquianos suelen pedir sus copas de Pisco Sour. Cuando ambos se encuentran, se saludan. Pues ¡se conocen!

Todo parece indicar que Richy como buen mafioso quiere hostigar psicológicamente a una de sus víctimas, y posiblemente se junte en ese pub con Felipe por tener una camioneta campesina. Sabe que el vehículo en cuestión genera cierta repulsión en el barrio, ya que el sonido de la “correa interna” descoloca a varios vecinos con cierto ruido molesto. Eso es lo que quiere Ricky de Felipe.                               

Richy es una persona que tiene buena situación económica, por eso no lo piensa dos veces antes de invitarle a Felipe un pitcher para ambos. Le pide al barman un jarro grande de cerveza (y con dos copas), esto para amenizar el pacto tránsfugo con algo de alcohol. Ambos vienen algo estresados, y es que en una noche de sábado muchos buscan desestresarse, sea con “copete”, con drogas o sexo en el motel (independiente de la orientación sexual que tenga cada uno). 

Richy tiene una obsesión con volver loco a su víctima, se trata de Anibal quien terminando la carrera de Derecho en la universidad no ha podido ejercer su profesión por los tráficos de influencias que lo han perjudicado profesionalmente, laboralmente y económicamente. Esto porque el joven profesional veía que este pueblo era distinto al resto de las comunas vecinas en cuanto al nivel de empoderamiento social y político que tenían sus habitantes. Afuera es súper común la lluvia de críticas que le llegan a un alcalde, pero muy distinto es el panorama en este lugar ya que por cada intento de crítica sus adherentes como “jauría de presos” se le lanzan encima.

 ¡Ya! ¡Vayamos al grano! Acá comparten Felipe (el camionetero) y Richy (“El que la lleva”):

Richy:- (Autoritario, en voz baja) “Pipe, ¡quiero pedirte una paleteada!”-

Felipe:- (Atento) “¡Mande!”-

Cada vez que Richy da una orden, se le nota bastante ácido al momento de mandar. Un tipo bastante déspota y controlador, quien se siente dueño de las personas. Es un tipo tan perverso que todo enunciado defensor de los Derechos Humanos termina siendo opacado o neutralizado hasta perder total validez, éste se encarga de humillar a las personas y además logra convencer a mentes débiles para que el resto en vez de defender víctimas sean encubridores de estos atropellos que mafiosos hacen en contra de la dignidad de una persona (ven la forma de cómo ciertas personas -que en su momento les fueron peligrosas- pierdan el empoderamiento moral), son secos para agredir psicológicamente a sus “presas”.

Richy:- (Perverso) “¡Cágate al Aníbal!”  

Felipe:- (Atento) “Ya, ¿y cómo?”

Al minuto llegó el barman con el jarro de pitcher. Una jarra llena de cerveza, con el fin de que dicha bebida pueda ser compartida entre los dos parroquianos. El joven trabajador del pub colocó el pedido en la mesa, mientras ambos mafiosos se callaron por un minuto dado que esta práctica es netamente criminal, cualquier escucha ajena podría generar a largo plazo alguna investigación policial previa. Eso es lo que no quieren, que este secreto caiga en manos de alguien quien desde la nada podría perfectamente derrumbarle el imperio a esta mafia. Son siempre precavidos.    

Si podemos hacer una descripción social de la segunda década del Siglo XXI, llámese período prepandémico 2015-2020 es el fenómeno del Fracaso Moral, entendiéndose de cómo al menos en América Latina (Y en sectores mas bien populares) el poder de la delincuencia adquiere más privilegios que el de tipo político o incluso el de tipo económico-aristocrático. Ya no es utópico ver que en las poblaciones hay personas que viven mucho más cómodas que aquellos provenientes de una clase media más honrada quienes sí tuvieron acceso a la educación superior. De todas formas no es algo del que tengamos que sentirnos orgullosos, ya que tristemente hay que aprender del “juego sucio” para poder realmente gozar de ciertos privilegios o de ciertos derechos que muchas veces no son bien merecidos.

   

 Richy le explica a Felipe lo que debe hacer:

Richy:- (Autoritario, pero en voz baja) “Cada vez que pases por fuera de la casa de este imbécil, ¡hace sonar tu correa interna de accesorios! ¿¡Ya!? Cuando manejes tu camioneta, hace sonar tu correa interna. Cada vez que lo veas caminando en la vereda a este pobre personaje, ¡cágalo! ¡descolócalo! ¡desconcéntralo! ¡regálale mala vibra! ¡Hostígalo como cuando alguien se viola a tu mujer! ¡Reviéntalo! ¿¡Ya!? Métele ruido molesto, y te pagaré bien ¡Ya te dije ya! ¿Estamos?”

Lo que quiere Richy es que Felipe haga sonar una correa interna de accesorios, que es un tipo de sonido que emiten los autos como los “frenazos” y los “bocinazos”. Es cuando un auto va transitando por la calle, y a cuadras de distancia se siente un ruido espantoso, incómodo y muy hostigante, y lo que menos genera para el peatón quien camine al lado es placer. Un ultra-estimulante negativo de la contaminación acústica en ciudades, poblaciones y toda zona urbana. Uno podría decir si acaso estas personas no mandan a Revisión Técnica estos autos cada vez que al manejar emiten estos ruidos “escandalosos”, y un porcentaje de estos conductores no tienen la mas mínima voluntad de mandar a reparación “sus joyitas”….¡es más!, algunos de forma intencional están dispuestos (por años) a manejar sus autos emitiendo estos sonidos realmente enfermantes.

Richy quiere el desplome de Anibal.  

Felipe:- “¡Estamos jefe!”

A Felipe le quedó totalmente claro la ordenanza de su patrón, pasaban los minutos y seguían conversando relajadamente en la mesa. Eso sí, Richy le tiene prometido pagarle $ 200 mil mensuales si la víctima presentaba algunos síntomas que le jugaran en contra como el autoaislamiento o la pérdida de autoestima. Aunque si lograba el objetivo final de volverlo loco por completo, hasta perder el vínculo con el resto de los integrantes que conforman la comunidad Felipe podría recibir un millón de pesos, después de un trabajo sucio que sería contante y a largo plazo. Esto a cambio lamentablemente de que Anibal no atraiga a las mujeres, de que Anibal no genere confianza entre sus vecinos y contrario a eso termine ahuyentando a las personas, sólo con el fin de que nadie lo tome enserio al momento de denunciar malas prácticas a instituciones policiales. Una estrategia realmente perversa, maquiavélica y lamentablemente inteligente. A donde puede llegar la maldad de la gente, ¡increíble!

HORAS DESPUÉS

Eran las 3 de la madrugada cuando Felipe regresa a su casa. Apaga el motor de la camioneta y se baja del vehiculo, busca la llave en su cartera para entrar. A esa hora ya estaba durmiendo su esposa, pese a que el barrio donde vive no es del todo tranquilo en la noche. Aunque tenía ganas de intimar con su mujer siempre se mantuvo en silencio incluso para cerrar la puerta de entrada, y subir así al dormitorio.

Entra al dormitorio, pero con tal de no despertar bruscamente a la mujer decide únicamente prender la luz de la lámpara. Se saca los zapatos, los calcetines, sus blue-jeans, la polera manga corta y con botones, se queda sólo en sunga y se acuesta. Cuando estaba a punto de apagar la luz de la lámpara, su mujer despierta. Le sonríe y le preguntaba cómo le fue, Lucía sabía ya que su amado Felipe iba al pub para entablar negocios sucios con Richy, “el mafioso del pueblo”.                                               

Mientras el “algo fogoso” de Felipe le respondía a las entusiastas preguntas de su mujer, ella le hacía suaves caricias en el pecho del hombre. El jefe de hogar estaba por apagar la luz de la lámpara, y ante los ojos calentones de Lucía el camionetero (con puras ganas de intimar) translucía sus bellos varoniles que estaban algo sudados en el pecho. Alrededor del ombligo estaba lleno de pelos, en realidad la humedad era efecto del viaje que el hombre se mandó desde el pub hasta la casa y en su camioneta. Si bien había bebido cerveza con Richy pasaba por sobrio en la apariencia, salvo por el olor a tufo alcohólico en la boca que por una extraña razón seducía en parte el fuego que sentía Lucía a las 3 AM.

En un momento Felipe apaga la luz de la lámpara, y empezaba a hacerse cariñitos con su mujer. La iba tomando de su espalda mientras la besaba, se frotaban los cuerpos. En voz completamente baja y prácticamente al oído ella le pregunta que es lo que tiene pensado hacer, pero ocurre una situación extraña porque Lucía estaba convencida en ese minuto que “El Pipe”, su marido peludo en la cama, vendería pasta base (o churry) en las poblaciones. Pero entre que el fuego mantenía entusiasta al hombre, éste muy eufórico le responde (también con voz bajita) que le reventaría la mente a Anibal. ¿A partir de allí? La cosa empezaría a cambiar radicalmente.  


Seguimiento

 



[1] Fachada: Es lo que en lenguaje policial o delictual se refiere a la apariencia que muestra un delincuencia, con el fin de no despertar sospechas en su negocio ilícito. De hecho en los últimos años la brigada antinarcóticos (Sea del OS7 de Carabineros como de la PDI) ha descubierto varios almacenes de barrio que operan como fachada, cuando en realidad allí se vende droga.

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