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Pasaban los días cuando los sicarios empezaban a sospechar de estos investigadores (o "sapos" como les llaman). En una noche cualquiera estos "soldados" daban cuenta del hecho al capo del grupo.
En la mansión narco...
Uno de los soldados:- Patrón
El cabecilla:- ¿Que pasa "cara de naipe"? ¡Pasa hombre!
Soldado:- Parece que los sapos están enviando información desde su "sarcófago", el escondite que tienen ahí a la otra cuadra.
El cabecilla:- ¿Pero cómo lo hacen? Si aun no se han ido de aquí
Soldado:- Yo con los cabros sospechamos de una red de Wi Fi
El cabecilla:- ¡Ah ya!....¿Porque no hacemos algo?
Soldado:- ¿Ya?
El cabecilla:- Anda a cortarte la luz de la antena, y así les quitamos la señal.
Soldado:- Oka. ¿Vamos altiro?
El cabecilla:- Si, no sería mala idea.
-
El mismo capo de la droga estaba esperando unos mail que le debían llegar de la otra banda, que opera en el norte. Apenas entraba el soldado, el capo estaba enfurecido.
Soldado:- ¿Pasa algo patrón?
El cabecilla:- Si, me estoy metiendo a mi correo electrónico y aun no me llegan las datos que le pedí al colega de Calama. De unas plantas que llegaron de Bolivia.
Soldado:- Eso es por pura culpa suya no más patrón
El cabecilla:- ¿Que estay hablando pajarón?
Soldado:- Si poh', para sacarse al cacho que tiene con los sapos, mandó a cortar la señal. El otro día, y porque usted mismo lo pidió, cortamos la luz de la antena.
El cabecilla:- ¿Y que tiene que ver esa weá loco?
Soldado:- Usted igual necesita de esa señal poh' maestro, ¡sorry!
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