Leído en la Radio de Penco, Martes 23 de Septiembre 2014 (Pasado las 13 Horas)
En el año 1889, viajar “a caballo y carretón” dejaría de ser el único medio de transporte que conectaba la comuna de Penco con la ciudad de Concepción, eso porque se inaugura el ferrocarril entre ambas ciudades. El tren acortaría las distancias, aunque en un comienzo la línea sólo llegaba hasta Lirquén (ojo que no llegaba a Tomé sino hasta 1914).
¡Saque sus conclusiones!...¿Cuántos años tendrá hoy la estación de Penco?
¡Saque sus conclusiones!...¿Cuántos años tendrá hoy la estación de Penco?
La estación funcionó como tal hasta mediados de la década de los años 80´, periodo en que el tren poco a poco perdía cobertura a nivel nacional: de ser un medio de transporte muy utilizado en las primeras siete décadas del siglo XX/ después sólo pasó a realizar recorridos largos, y con el tiempo terminó siendo un medio de transporte alternativo. En 1985 ya había muerto el tren con recorrido Concepción-Penco-Tomé.
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Quienes han tenido la oportunidad de hojear “El libro de oro de la Historia de Penco”, del alcalde Víctor Hugo Figueroa, se habrán dado cuenta que en los años 30´ esta estación tenía una construcción preciosa, parecida a una casa de madera en Pucón, con construcciones de madera y hasta con antejardines alrededor. ¡Claro! Eran otros tiempos. Pero cuando uno revisa una foto de los años 60´ -en el mismo libro del alcalde- se puede apreciar como el cemento ya se apoderaba de esta estación de trenes, aun con sus ventanales grandes frente al mar ya anticipaba lo que veríamos hoy en día. ¡Más adelante vamos a detallar un poco más sobre cómo está hoy nuestra estación!
Y curiosamente, la estación tiene su propia historia en su condición de ex estación. ¡Vale decir! Si tiene 120 años como paradero, tiene casi 30 años como el lugar que dejó de serlo e incluso sus propias historias bajo esta condición. Aparentemente extraño, pero quienes transitan diariamente por el lugar se darán cuenta que no es tan asi. Entre el 85´ y 1997 el lugar mostraba su pasado, una estación abandonada nada mas, al frente del Restaurante Casinoriente y a pasos del Fuerte la Planchada, con sus ventanales grandes (que hoy no están) y todo aquella infraestructura propia de una estación de trenes.
¡Hasta que a fines de la década del 90´ un empresario llega al lugar!
Así nacería la discoteque Ozono, posiblemente la persona que hizo este lugar de entretenimiento se tomó el espacio, que ojo hasta hace algún tiempo seguía perteneciendo a la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE), e hizo algunas modificaciones en el lugar: Como el de tapar los enormes ventanales al frente del mar para ponerle cemento y pasta muro, tapando por completo todo lo que estaba a la orilla de la línea (al frente de Casinoriente) y solo dejando unas pocas ventanas de rincón en la parte superior (o de arriba). ¡Con esto obvio que la pobre estación se iba a humedecer! ¡Tapaba todo el sol que calefaccionaba el lugar! Pero claro, si este empresario lo que quería era hacer una “disco”, todo lo que era el paradero de pasajeros seria después la pista de baile. Era la época de la música sound, la famosa “Guerra de los Colores, los temas gringos de la cantante Corona y la música de los 90´s. Los noventa de Cristian de la Fuente, ¡imagínense el ambiente!
En 1999 funcionaba la discoteque Ozono. En su comienzo fue un lugar muy exitoso y concurrido, hasta que meses después un hecho trágico conmovería a la comuna de Penco. Por ejemplo en la portada del entonces diario Crónica aparecía la noticia de que un joven fue apuñalado adentro de la disco. Eran los tiempos más oscuros de la delincuencia en Penco, ya que en ese mismo periodo algo parecido ocurría en la plaza Los Conquistadores durante uno de los días de la “Semana Aniversario”. Fue en una de esas de carrete cuando un cliente murió tras recibir una puñada a cuchilla, según lo que se conoce, lo que motivó a que bajo la orden de fiscalizadores y policial esta discoteque definitivamente cerrara sus puertas.
Hasta fines del año 2000 seguía siendo un lugar abandonado, hasta que la Municipalidad de Penco se tomó el espacio para crear allí lo que sería “La Casa de la Ciudadanía”.
Se intentó seguir un poco el modelo de otras comunas como Tomé o Lota, pero aquí fue un proyecto que en intención fue buena, solo que terminó en un tremendo fracaso en parte por el descuido municipal del lugar. Se hacían actividades y había gente que participaba del lugar, pero: no había guardias en el lugar, no había calefacción, el rincón no estaba a la altura de lo que se suponía iba a ser un espacio para la comunidad.
En 2004 llegó un grupo de jóvenes Okupa, en un comienzo mejorando este poco valorado espacio cultural hasta que su cercanía con algunas agrupaciones internacionales, o sus conflictos internos, desperfilaran en parte sus nobles ideales.
A fines de la década pasada los punkis se tomaron el espacio volviendo a momentos de decadencia. Y hoy es el poblador Juan Carlos Flores Ferreira quien cuida la estación, gestionó en el lugar un museo de paleontología entre 2002 y 2007.
Y curiosamente, la estación tiene su propia historia en su condición de ex estación. ¡Vale decir! Si tiene 120 años como paradero, tiene casi 30 años como el lugar que dejó de serlo e incluso sus propias historias bajo esta condición. Aparentemente extraño, pero quienes transitan diariamente por el lugar se darán cuenta que no es tan asi. Entre el 85´ y 1997 el lugar mostraba su pasado, una estación abandonada nada mas, al frente del Restaurante Casinoriente y a pasos del Fuerte la Planchada, con sus ventanales grandes (que hoy no están) y todo aquella infraestructura propia de una estación de trenes.
Así nacería la discoteque Ozono, posiblemente la persona que hizo este lugar de entretenimiento se tomó el espacio, que ojo hasta hace algún tiempo seguía perteneciendo a la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE), e hizo algunas modificaciones en el lugar: Como el de tapar los enormes ventanales al frente del mar para ponerle cemento y pasta muro, tapando por completo todo lo que estaba a la orilla de la línea (al frente de Casinoriente) y solo dejando unas pocas ventanas de rincón en la parte superior (o de arriba). ¡Con esto obvio que la pobre estación se iba a humedecer! ¡Tapaba todo el sol que calefaccionaba el lugar! Pero claro, si este empresario lo que quería era hacer una “disco”, todo lo que era el paradero de pasajeros seria después la pista de baile. Era la época de la música sound, la famosa “Guerra de los Colores, los temas gringos de la cantante Corona y la música de los 90´s. Los noventa de Cristian de la Fuente, ¡imagínense el ambiente!
En 1999 funcionaba la discoteque Ozono. En su comienzo fue un lugar muy exitoso y concurrido, hasta que meses después un hecho trágico conmovería a la comuna de Penco. Por ejemplo en la portada del entonces diario Crónica aparecía la noticia de que un joven fue apuñalado adentro de la disco. Eran los tiempos más oscuros de la delincuencia en Penco, ya que en ese mismo periodo algo parecido ocurría en la plaza Los Conquistadores durante uno de los días de la “Semana Aniversario”. Fue en una de esas de carrete cuando un cliente murió tras recibir una puñada a cuchilla, según lo que se conoce, lo que motivó a que bajo la orden de fiscalizadores y policial esta discoteque definitivamente cerrara sus puertas.
Hasta fines del año 2000 seguía siendo un lugar abandonado, hasta que la Municipalidad de Penco se tomó el espacio para crear allí lo que sería “La Casa de la Ciudadanía”.Se intentó seguir un poco el modelo de otras comunas como Tomé o Lota, pero aquí fue un proyecto que en intención fue buena, solo que terminó en un tremendo fracaso en parte por el descuido municipal del lugar. Se hacían actividades y había gente que participaba del lugar, pero: no había guardias en el lugar, no había calefacción, el rincón no estaba a la altura de lo que se suponía iba a ser un espacio para la comunidad.
En 2004 llegó un grupo de jóvenes Okupa, en un comienzo mejorando este poco valorado espacio cultural hasta que su cercanía con algunas agrupaciones internacionales, o sus conflictos internos, desperfilaran en parte sus nobles ideales.
A fines de la década pasada los punkis se tomaron el espacio volviendo a momentos de decadencia. Y hoy es el poblador Juan Carlos Flores Ferreira quien cuida la estación, gestionó en el lugar un museo de paleontología entre 2002 y 2007.
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