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miércoles, 27 de septiembre de 2017

CUENTO: Un penquista en Punta Arenas


Concepción. Terminal de Buses de Collao
Hojea también

Un pencón en Punta Arenas


CUENTO: Un penquista en Punta Arenas 

Capítulo 1. La Previa
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En la nublada tarde del  lunes 28 de diciembre (del año 2015) Eugenio se encuentra en los andenes del Terminal de Buses de Collao (en la ciudad de Concepción) esperando ómnibus a Osorno. Eran las 23:30 Horas cuando se subió al Pullman. A las 00:45 de la madrugada el bus transitaba por Cabrero, si bien los pasajeros dormían Eugenio se encontraba desvelado, así aprovechaba de escuchar música en Mp3 (Un poco de Michael Bubblé no es malo). 

Cabrero es una localidad de la Octava Región del Bío-Bío
Y es en Cabrero donde el bus dobla a mano derecha (dirección sur) por la CarreteraPanamericana Ruta 5 Sur, hasta llegar a Osorno dentro de algunas horas. Praderas y fundos rodean las rutas pavimentadas del sector.
Luego a las 01:45 A.M, la máquina entraba a LosÁngeles para seguir buscando pasajeros en el terminal de dicha ciudad.
Muy de noche será pero el calor no se aguantaba, al día anterior la temperatura en Los Ángeles superaba los 30ºC de temperatura. Es verano.
Son las tres A.M, una oscura madrugada, el bus había llegado a la ciudad de Temuco. Los únicos que transitaban a esa hora por las calles temucanas eran los jóvenes reggaetoneros, quienes después de hacer ciertas maldades (quien sabe ¿no?) se juntaban para tomar. De todas formas la capital de la novena región no tiene mucho brillo a esas horas, poco vehículo y un entorno aparentemente húmedo. La neblina mojaba las calles de la ciudad.
Temuco. Avenida Caupolicán
Hay calles céntricas en Temuco que están ocultas por detrás de diagonales y avenidas. Las mojadas calles con adoquines combinan con aquellas casas que a sus 50 años llevan mucho tiempo sin pintar, la humedad es parte del paisaje que predomina en esta sombría, lúgubre y parca (o fría) ciudad. En vida nocturna, esta sureña ciudad no es distinta a Concepción.
A las 5:30 el bus había entrado a la localidad de Los Lagos, ubicada en la Región de Los Ríos, el sol intentaba salir desde la cordillera oriental y haber entrado a ese lugar fue literalmente un privilegio. Es uno de los puntos más hermosos del sur de Chile, con sus áreas verdes y construcciones alemanas. El Pullman andaba de paso ya que, de suponerlo, buscaba y dejaba pasajeros. A Eugenio aun le queda ruta por recorrer. Atrae venir a conocer Los Lagos.
Cuando el bus llegó al paradero de buses de la línea, en este hermoso pueblo, habían unas pocas personas en los alrededores (tanto en los andenes como en las veredas colindantes). Y cuando la maquina salía de retorno a la Panamericana Ruta 5 Sur, unos perros vagos iban a la siga del bus mientras que por la ventana se veían a unos pocos barrenderos, recogiendo basura con su pala en las calles del paradisiaco y “caperucis-tico” Los Lagos.
Finalmente son las 7 A.M, el bus llegó a Osorno. Pero como Eugenio no tiene familiares en esta sureña ciudad, tiene que hacer hora en la misma hora y hasta las 13 Horas, pues desde allí debía tomar otro bus que lo llevaría a Punta Arenas, su destino final. Curiosamente el “Pullman” debía cruzar por territorio argentino. El centro de Osorno tiene su cuento, mucho comercio.
Son las dos de la tarde, ¡es cierto! el ómnibus se demoró un poco en llegar, pero Eugenio estaba ansioso en uno de los andenes del Terminal de Osorno para ya partir al viaje más largo realizado en toda su vida. Se subió a otro Pullman con destino a la Cordillera de los Andes, rumbo a Argentina.
Kilómetro 643. El bus llegaba a la aduana chilena y los pasajeros debían bajarse para mostrar sus cedulas de identidad, es obligatorio para todo aquel que quiera salir del país. Media hora después se transita por un sitio abierto donde está el límite definitivo chileno-argentino, se puede apreciar un estacionamiento eriazo donde quienes se detengan pueden apreciar el típico paisaje mapuche y cordillerano, de araucarias en los alrededores.
Aduana chilena
Quienes viajen en un bus internacional, tienen la obligación de bajarse en las dos aduanas: tanto en la chilena como en la argentina. En la tierra de Condorito y Alexis Sánchez (¡Vamos Chile mier….!) solo deben tener en mano la cedula de identidad (o sea, el carnet), donde la PDI debe comprobar si la persona tiene o no arraigo nacional (que por cierto sería el único impedimento para salir del país). Ah, y no se cobra ningún peso.
Otra cosita. Para quienes salgan de Chile hacen sólo el trámite recientemente señalado. Pero, eso si, el “jaleo” es doble si se retorna al país de Salvador Allende, esto porque los del SAG (Servicio Agrícola Ganadero) exigen que cada pasajero deje sus bolsos y mochilas encima de una repisa, donde se revisa si el pasajero trae algo dañino adentro (ya sean alimentos organicos o droga).
Aduana Chilena, a la altura de la X Región - SAG
Por último, en la aduana de ingreso a la 12ª Región de Magallanes una maquina se encarga de revisar lo que hay adentro de cada bolso, donde cada pasajero debe dejarlo casi como en la típica caja de supermercado.
Mientras tanto, en la frontera Cardenal Samoré (de Osorno) es un perro gigante quien se encarga de olfatear lo que hay adentro de las maletas. Las cosas deben estar en un rincón, y encima de un asiento metálico en el lugar.
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Volvamos a la historia será mejor….
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Aduana argentina - Los chilenos tienen 70 dias de permiso 
Media hora después. El Pullman llega a la aduana argentina, las leyes chilenas ya no corren en este punto. Todo chileno que quiera legalizar su entrada a Argentina deben entrar a la casa de gendarmería donde deben presentar su cedula de identidad (ahora en condición de extranjeros), allí reciben un papel donde se establece un permiso de transito vigente hasta los próximos 70 días. Más estrictos son los chilenos en rigurosidad aduanera.
En la aduana argentina, cada chileno (o extranjero) debe hacer fila adentro de la casa para mostrar su cedula de identidad (aunque sea chilena, esa es la que vale, pues hay sectores asignados para los mismos argentinos). El funcionario trasandino revisa los datos de la C.I con algún antecedente registrado en la computadora, luego saca un papel de una maquina que permite al pasajero transitar por territorio argentino hasta setenta días. No se cobra nada, y eso es todo. ¡Tramite listo!  Y lindas las mujeres que atienden. 
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Aduana argentina
El lugar es una oficina grande con un hall donde se atiende a cada uno de los pasajeros, parecido a un banco o a una oficina del Registro Civil. Kilómetro 670. El bus llega al primer pueblo argentino de paso, entra a la Villa La Angostura que está ubicada al sur-poniente de la Provincia de Neuquén (Argentina). Un hermoso lugar, muy parecido a Pucón, con comercio sureño y arboles, aunque aglomerado de muchos turistas y rodeado de muchas viviendas construidas con madera. Veredas, kioscos, heladerías, etc.
Kilómetro 690. Al paso el chofer del “Pullman” se encuentra con un cruce, dobla a mano derecha para seguir recorrido. Allí se aprecia un paisaje parecido a la típica película gringa de vaqueros, una pampa árida y seca que impresiona, esto después de que Argentina recibiera a los pasajeros chilenos con lagunas y bosques. ¡Ah! Y la ruta colinda con la Laguna Nahuel Huapi. El cielo estaba despejado, totalmente claro y nítido, con algunas nubes.
Kilómetro 710. Todos creían que quienes estaban adentro del bus podían entrar y maravillarse desde la ventana con las postales de San Carlos de Bariloche. Pero lamentablemente aquello no ocurrió, ya que el bus dobló por una especie de “By-Pass”, evitó entrar a esta bella ciudad turística de la Patagonia argentina para seguir en un largo camino, hacia Punta Arenas. 
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ARGENTINA. Ruta 40, entre Bariloche y El Bolsón
Durante toda esta soleada y calurosa tarde de martes, el bus llegaba a varios puntos: periferias semi-rurales, una sureña y angosta ruta rodeada de cerros gigantescos (los que están ubicados a mano izquierda), limpias lagunas dominadas por la Cordillera de los Andes, sitios de cabañas, puentes sobre ríos cristalinos, casas enclavadas en los cerros, hasta que a las 17 horas el bus se detuvo, para que los pasajeros coman en un local. Muros de cerro en el paso.
Martes 29 de diciembre, 5 P.M. Eugenio llevaba 17 horas y media de viaje, ha completo 846 kilómetros. El bus se detuvo en medio de un lugar desolado, casi como en un oasis y frente a un restaurante medio campestre. No es necesario cambiar el peso chileno en Osorno ya que los locatarios argentinos aceptan moneda extranjera. Aunque servirse un sándwich de carne ¡no es lo más recomendable!, la mesera suele ofrecerlo, pero jamás lo calienta. Eugenio en ese sentido tuvo una muy mala experiencia, si hasta tuvo que salir para poder morder “dignamente” la carne. Mejor llevar galletas en la mochila.
A las 19:30 horas el calor se había apoderado de la precordillera argentina. El bus entraba a la localidad de El Bolsón, que está ubicada al sur-poniente de la Provincia de Rio Negro. Este lugar suele parecerse un tanto a las comunas rurales de la Provincia de Ñuble: casas de adobe, arboles pueblerinos, comercio en las calles céntricas y turistas sentados en las veredas. Tiene fama de pueblito hippie, pero es muy tranquilo después de todo.
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ARGENTINA. Ruta 40, a la altura de El Hoyo de Epuyén
Ya son las 21 horas cuando el bus ya escapa de los paisajes más bellos de este largo camino, pues recién allí parte lo feo. El relieve cambia rotundamente, los pasajeros dejarían los bosques para ya entrar a la ancha pampa patagónica, una especie de desierto austral. En estricto rigor, se dobla en las cercanías de un pueblo llamado “El Hoyo de Epuyén” (Puerta de entrada a la Provincia de Chubut) hacia el sur-oriente, directo hacia el Océano Atlántico como cruzando todo ese pedazo argentino para acortar mas el viaje a la Región de Magallanes. Mejor dormir, porque despierto y mirando, ¡se aburre!
A las 22 horas ya estaba todo oscuro, pero minutos atrás se apreciaban desde la ventana algunas torres de alta tensión, la pampa, las amplias hectáreas de tierra pelada y con sus cerros lejanos a la vista, en medio de una ruta solitaria, angosta y sin iluminación (ni siquiera con publicidad en el camino). Ya con la luna vigilante, no se veía nada desde la ventana motivando así a dormir un poco, casi por obligación. El pobre conductor manejaba toda la noche, aunque ¡ojo! que en este bus hay un colega de reserva, quien por un turno le tocaba dormir en una piececita de atrás. La luz en el pasillo se apagó.
Al día siguiente…..
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ARGENTINA. Caleta Olivia
Son las 5 de la mañana y Eugenio recién se despierta de un largo sueño, adentro del bus. El bus apenas salía de la ciudad de Caleta Olivia, ubicada al nor-oriente de la gigantesca Provincia de Santa Cruz. El amanecer de primera le daba una cierta belleza, es importante aclarar que en Argentina el sol sale del mar en las mañanas, todo lo contrario a Chile donde la puesta del sol abre paso a la noche en los atardeceres. Lo que en Viña del Mar es a las 21 horas de enero, en Buenos Aires su equivalente es las 5 AM del mismo mes.
El amanecer argentino tiene una mezcla de un cielo naranjo con rozado sin pasar por alto las largas y medianas nubes que lo adornaban, dando un cierto toque romántico.  Todo bello hasta que eran las 7 AM, cuando el calor o los rayos ultravioleta lograban tocar la piel de cada pasajero adentro del bus.
Son las 9 AM y el bus transitaba por las afueras de Fitz Roy. En medio de una ruta larga y rodeada de pampa, da la impresión que ningún millonario quiere ser latifundista en estos lugares. Ni siquiera se capta la radio por MP3.
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ARGENTINA. Ruta 40
En el kilómetro 2.043, Eugenio ya lleva un poco más de 35 horas de viaje. El bus transitaba por las afueras del Puerto San Julián, aunque el viaje seguía un tanto desabrido, y aparte que jamás entraba al lugar, menos para facilitarles la vista por la ventana a los pasajeros, quienes ya se quejaban de aburridos. El mismo paisaje solitario, vacío y de pampa en seis horas de viaje.
Eran las 11 A.M cuando el bus aceleraba su velocidad, mientras se podían observar algunos cadáveres de guanacos muertos y tirados en el camino. Pese a que los argentinos se esfuerzan por colocar alambres de púas, siempre ocurre que en las madrugadas estos animalitos suelen cruzar por instinto el camino, hay leyes que sancionan estas matanzas pero dado que estos puntos son verdaderos oasis ubicados “en medio de la nada” (literalmente solitarios en la pampa), es difícil vigilar estos actos. Cementerio.
Ya a las 12:30 P.M. por fin cambia un poco la paisajística, aparte que ya el cielo se empieza a nublar lo que genera una baja de temperatura, esperada y ansiada por los ya hostigados pasajeros. Lamentablemente el bus no entra a la ciudad de Rio Gallegos, la última ciudad argentina antes de volver a territorio chileno. Pero tras doblar por varias autopistas de trébol (en las cercanías de un aeropuerto) se continúa por un camino, que va subiendo en una leve altura. 
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Ya falta poquito para llegar a Punta Arenas. Aduana chilena
Son las 13:30 Horas, y bajo un día nublado los pasajeros bajan rápidamente, para entrar al baño con tal de desahogarse (el que sabe sabe, a la mente), esto porque el W.C químico del bus literalmente colapsó. Finalmente llegaron a la aduana chilena de la Región de Magallanes, revisaban mochilas.
Son las 14:30 y el bus parte rumo a la ciudad de Punta Arenas. Al lado izquierdo (Hacia el sur) se podía observar el ancho Estrecho de Magallanes que parece mar, más que rio. Los pasajeros estaban contentos ya que sus celulares por fin agarraban señal para así chatear por las redes sociales.
Eran las 15 horas cuando el bus entró a la localidad de San Gregorio, allí se ubicaba un restaurante donde los pasajeros podían servirse un rico plato de cazuela. Pero como a muchos se les había acabado el dinero, tuvieron que conformarse (y de buena gana) con atrapar el frio magallánico, del que allá “en el Norte” tanto suplicaron. Ojo, que para un puntarenense “los del Norte” pasan a ser todos aquellos chilenos que viven entre Arica y Chiloé. Rica la cazuela.
Los penquistas, porteños, viñamarinos, chillanejos, mapuches y santiaguinos pasan a ser “los del Norte”, según el dialecto de un puntarenense. 
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Magallanes (CHILE) - Esta es la Ruta 9, camino a Pta. Arenas
Ya a las 16 horas el bus volvía a prender el motor. Seguía viajando hasta el Cruce que colinda con la ruta a Puerto Natales (Que es el sector de Godor Phillips, ¡porciacaso!). Bajo un día nublado y viento dominante, la maquina dobla a mano izquierda (en dirección sur), pues sólo quedan 50 kilómetros para finalizar este largo viaje (literalmente, una larga travesía), que por cierto duró un poquito más de día y medio.  Seguía el paisaje plano de remolinos, pampa, campo y ovejitas. El viento es pan de cada día en la zona.
Pura pampa patagónica que comenzó (por cierto) en Argentina.
 En la nublada tarde del miércoles 30 de enero (del año 2015) el bus finalmente llegó a Punta Arenas. Eugenio se bajó del bus para esperar que el auxiliar le devuelva su bolso negro, lo carga mientras busca a su hermano quien en teoría debía buscarlo y llevarlo en el auto. Una ciudad bien despierta.

Capítulo 2. Tomando cerveza Escudo, ¡no una Austral!

En Concepción suele difundirse este mito urbano de la Cuna del Rock ¿no es verdad? Se realizan conciertos, recitales y tocatas de este género musical, muy asociado a Los Bunkers y Los Tres. Es solo cosa de recordar cuanto punk toma botellas de Escudo en las afueras de la Universidad de Concepción, y al frente de la Plaza Perú. ¿Y qué tiene que ver Punta Arenas?

Resulta que Eugenio ya había pasado el año nuevo en la Costanera de Punta Arenas junto con su hermano Guillermo y amigos. Pero a los cinco días de estadía en la ciudad magallánica, decidió un día bajar al centro (caminando por supuesto) para sentirse como en Concepción, aunque sea por media hora.
El hermano que lo recibió vive en el sector “Loteo del mar”, una población de clase-media baja (urbanizada por cierto) que se ubica en lo más alto de la ciudad (en las periferias), como casi yendo hacia el Club Andino (Un centro de ski en Punta Arenas, muy cercano a la ciudad). El centro se inclina hacia el oriente, colindando con el Estrecho de Magallanes (Que ojo, las aguas puntarenenses son más parecidas al mar de océano que a un rio).
El estrecho magallánico es mucho mas ancho que el Rio Bio-Bio de Concepción, y la gente que quiera cruzarlo para llegar a la Isla Tierra del Fuego (el pedazo de tierra que está al frente) solo tiene que navegar en barco transbordador y cuyo destino es la localidad de Porvenir.
Volvamos a la historia….
Es por eso que Eugenio entró al famoso local “Lomito´s”, que al parecer es el único restaurante en todo Punta Arenas donde se puede comer y tomar, tal como se hiciera en los pubs y restobares de Santiago, Penco y Concepción. A la gente de Punta Arenas no está demás recordarle que “en el Norte” (tal como el magallánico le llama a ese pedazo de Chile entre Arica y Chiloé) se come mucha chorrillana, salchipapas, sopaipillas con palta, y además, se toma michelada. No hay locales en Magallanes donde degustar estos manjares.
Pura cervecita Austral, y puro asado de cordero magallánico. Pingüinos.
Eugenio entra al “Lomito´s”, parecido a un restobar. Entre ver como los cocineros cuecen y fríen  carne delante de los comensales, como la calientan en esas enormes y planas laminas de aluminio, donde salta la grasa y el humo, el penquista esperaba muy paciente su cervecita chica con el “sándwich” calentito. Al final la mesera le sirve la botellita chica, destapa la bebida y se la sirve. Luego, entre irónico y chiflado, hablaba sólo aunque con volumen bajo:
-       ¡No saben lo que se pierden estos h…..es-

Está demás decir que la ciudad de Punta Arenas es muy activa, un lugar muy urbanizado, despierto. Si bien sus vehículos no suelen manejar a alta velocidad en sus calles céntricas, no son pocos los autos merodeando por la ciudad. Al menos en la Plaza no hay pastores evangélicos predicando, y pese a que se ubica una feria artesanal igual se nota como un rincón silencioso. ¡Piola!
Capítulo 3. Comiendo asado en el Parque Chabunco
El Parque Chabunco es un recinto privado y natural, donde muchas familias magallánicas vienen a hacer picnic durante una tarde. Está ubicado en las afueras de Punta Arenas, colindante con la carretera a Puerto Natales. Uno se demora, algo así, como media hora desde el centro de la ciudad para llegar, aunque todos van en vehículo particular para entrar. No hay “micros” para allá.
Guillermo, el hermano de Eugenio, despertaba al forastero cuando éste aun dormía a las 13 Horas. Roncaba en un dormitorio estilo adolescente.
-       ¡Ya pue´ Genio! ¡Vamos despertando!,… ¡Ya poh hombre! ¡Vamos!
Eugenio se levanta y va al baño, se ducha. Luego los varones se sirven el desayuno, ¡ah! Guillermo vive en el barrio Loteo del Mar, ubicado en los altos de la ciudad de Punta Arenas. Se sirven café, pan tostado, y cada cual ve si prefiere echarle manjar, queso o mantequilla. Luego Eugenio colabora lavando la loza. Ordena su cama y prepara su mochila, para salir al antejardín y subirse al auto. Al final Guillermo coloca la llave y prende el motor del auto, partieron.
Ah, y muchas de las cosas que Guillermo tiene guardadas en el refrigerador los compra en la Zona Franca, el centro comercial mas valorado por los magallánicos. Por razones de lejanía con el resto de Chile, allí se compran productos importados que por cierto no pagan impuestos aduaneros. Por ejemplo, es comun que en los desayunos u “oncecitas” hayan mantequillas de maní y “huaicainas” encima de la mesa. Este último producto, que es peruano, es algo asi como un suflito o un “Chester” hecho crema o mayonesa.
Volvamos a la historia…..
Bajan al centro, y doblan por unas cuantas calles para buscar en las cercanías de la costanera a un grupo de amigos: Cesar, Pablo y Rodrigo. Guillermo se detiene en la calzada, y aprovecha de presentarle a su hermano Genio. Los tres magallánicos tenían una gran expectación, más que mal había llegado alguien desde Concepción. Se saludaban y se daban la mano.
Quienes no conocen Conce, tienen una cierta idea prejuiciada de cómo son los penquistas. Los miran como “gente educada”, “media politiquera”, “demasiado culta”, “especial”, “rockeros”, “huasos tirados a santiaguinos”, “los capos de provincia”, etc. Es lo que a las autoridades, paltones y a la elite penquista les conviene difundir de su sufrida y desigual región, aunque en realidad los penquistas pasarían a ser algo así como, provincianos agrandados.  
Volviendo a la historia. Los cinco hombres ya en el auto parten al Parque Chabunco con todas las cosas adentro del vehículo: carpas, carne, bebida, trago, carbón, sacos de dormir, etc. El auto iba a alta velocidad en una carretera demasiado ancha, apta por supuesto para ir a 100 Kilómetros por hora, hasta finalmente entrar al árido pero atractivo Parque Chabunco.
Entran al recinto y estacionan el vehículo en un punto especifico, buscando un punto plano, rodeado de arboles quebrados ojalá con vista al Estrecho de Magallanes. Todos se bajan y colaboran para colocar la carpa. Instalan la parrilla, echan el carbón, sacan las cajas con botellas de cerveza, y las bolsas con carne compradas recién en un supermercado puntarenense.
El plato fuerte de la junta es la carne de cordero, uno de los principales orgullos carniceros de la Región de Magallanes. Una enorme costilla de cordera es colocada casi como clavada en un palo, y encima de la fogata carbonífera. Dejan la carne unos buenos minutos, hasta que se cueza por completo. Mientras que Eugenio con Cesar ya empiezan a beber cerveza.
Finalmente Guillermo, con ayuda de Pablo, saca la enorme carne y la coloca encima de una toalla, donde dispone cortarla en pedazos y dividir cada trozo para todos los invitados. Cada quien con su plato en mano espera su pedazo. Sin olvidar los otros manjares a degustar: Pollo, papas, longanizas, carne de vacuno y choripanes. En este parque había muchas familias.
Eugenio finalmente tuvo su plato de cordero con papas. Al tocar la carne de cordero se les resbalan las manos, por eso tuvo que agarrarla bien fuerte para comer y degustarla con la mano. El sabor es delicioso, pues tiene lo suyo.

Punta Arenas es un lugar ideal para escaparse de la rutina “del norte”. Al menos se duerme en silencio, y a las 6 AM (al despertar) aun puedes imaginar. 

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