Concepción. Terminal de Buses de Collao |
Un pencón en Punta Arenas
CUENTO: Un penquista en Punta Arenas
Capítulo
1. La Previa
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En
la nublada tarde del lunes 28 de
diciembre (del año 2015) Eugenio se encuentra en los andenes del Terminal de Buses de Collao (en la
ciudad de Concepción) esperando ómnibus
a Osorno. Eran las 23:30 Horas cuando se subió al Pullman. A las 00:45 de la
madrugada el bus transitaba por Cabrero,
si bien los pasajeros dormían Eugenio se encontraba desvelado, así aprovechaba
de escuchar música en Mp3 (Un poco de Michael Bubblé no es malo).
Y
es en Cabrero donde el bus dobla a
mano derecha (dirección sur) por la CarreteraPanamericana Ruta 5 Sur, hasta llegar a Osorno
dentro de algunas horas. Praderas y fundos rodean las rutas pavimentadas del
sector.
Cabrero es una localidad de la Octava Región del Bío-Bío |
Luego
a las 01:45 A.M, la máquina entraba a LosÁngeles para seguir buscando pasajeros en el terminal de dicha ciudad.
Muy
de noche será pero el calor no se aguantaba, al día anterior la temperatura en Los Ángeles superaba los 30ºC de
temperatura. Es verano.
Son
las tres A.M, una oscura madrugada, el bus había llegado a la ciudad de Temuco. Los únicos que transitaban a esa
hora por las calles temucanas eran los jóvenes reggaetoneros, quienes después
de hacer ciertas maldades (quien sabe ¿no?) se juntaban para tomar. De todas
formas la capital de la novena región no tiene mucho brillo a esas horas, poco
vehículo y un entorno aparentemente húmedo. La neblina mojaba las calles de la
ciudad.
Temuco. Avenida Caupolicán |
A
las 5:30 el bus había entrado a la localidad de Los Lagos, ubicada en la Región
de Los Ríos, el sol intentaba salir desde la cordillera oriental y haber
entrado a ese lugar fue literalmente un privilegio. Es uno de los puntos más
hermosos del sur de Chile, con sus áreas verdes y construcciones alemanas. El Pullman
andaba de paso ya que, de suponerlo, buscaba y dejaba pasajeros. A Eugenio aun
le queda ruta por recorrer. Atrae venir a conocer Los Lagos.
Cuando
el bus llegó al paradero de buses de la línea, en este hermoso pueblo, habían
unas pocas personas en los alrededores (tanto en los andenes como en las
veredas colindantes). Y cuando la maquina salía de retorno a la Panamericana Ruta 5 Sur, unos perros
vagos iban a la siga del bus mientras que por la ventana se veían a unos pocos
barrenderos, recogiendo basura con su pala en las calles del paradisiaco y “caperucis-tico” Los Lagos.
Finalmente
son las 7 A.M, el bus llegó a Osorno.
Pero como Eugenio no tiene familiares en esta sureña ciudad, tiene que hacer
hora en la misma hora y hasta las 13 Horas, pues desde allí debía tomar otro
bus que lo llevaría a Punta Arenas,
su destino final. Curiosamente el “Pullman”
debía cruzar por territorio argentino. El centro de Osorno tiene su cuento, mucho comercio.
Son
las dos de la tarde, ¡es cierto! el ómnibus se demoró un poco en llegar, pero
Eugenio estaba ansioso en uno de los andenes del Terminal de Osorno para ya partir al viaje más largo
realizado en toda su vida. Se subió a otro Pullman con destino a la Cordillera de los Andes, rumbo a Argentina.
Kilómetro 643. El
bus llegaba a la aduana chilena y los
pasajeros debían bajarse para mostrar sus cedulas de identidad, es obligatorio
para todo aquel que quiera salir del país. Media hora después se transita por
un sitio abierto donde está el límite definitivo chileno-argentino, se puede
apreciar un estacionamiento eriazo donde quienes se detengan pueden apreciar el
típico paisaje mapuche y cordillerano, de araucarias en los alrededores.
Aduana chilena |
Otra
cosita. Para quienes salgan de Chile hacen sólo el trámite recientemente
señalado. Pero, eso si, el “jaleo” es doble si se retorna al país de Salvador
Allende, esto porque los del SAG (Servicio Agrícola Ganadero) exigen que cada
pasajero deje sus bolsos y mochilas encima de una repisa, donde se revisa si el
pasajero trae algo dañino adentro (ya sean alimentos organicos o droga).
Aduana Chilena, a la altura de la X Región - SAG |
Mientras
tanto, en la frontera Cardenal Samoré
(de Osorno) es un perro gigante quien se encarga de olfatear lo que hay adentro
de las maletas. Las cosas deben estar en un rincón, y encima de un asiento
metálico en el lugar.
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Volvamos
a la historia será mejor….
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Aduana argentina - Los chilenos tienen 70 dias de permiso |
En
la aduana argentina, cada chileno (o
extranjero) debe hacer fila adentro de la casa para mostrar su cedula de
identidad (aunque sea chilena, esa es la que vale, pues hay sectores asignados
para los mismos argentinos). El funcionario trasandino revisa los datos de la
C.I con algún antecedente registrado en la computadora, luego saca un papel de
una maquina que permite al pasajero transitar por territorio argentino hasta
setenta días. No se cobra nada, y eso es todo. ¡Tramite listo! Y lindas las mujeres que atienden.
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Aduana argentina |
Kilómetro 690. Al
paso el chofer del “Pullman” se
encuentra con un cruce, dobla a mano derecha para seguir recorrido. Allí se
aprecia un paisaje parecido a la típica película gringa de vaqueros, una pampa árida
y seca que impresiona, esto después de que Argentina recibiera a los pasajeros chilenos
con lagunas y bosques. ¡Ah! Y la ruta colinda con la Laguna Nahuel Huapi. El cielo estaba despejado, totalmente claro y
nítido, con algunas nubes.
Kilómetro 710.
Todos creían que quienes estaban adentro del bus podían entrar y maravillarse
desde la ventana con las postales de San
Carlos de Bariloche. Pero lamentablemente aquello no ocurrió, ya que el bus
dobló por una especie de “By-Pass”,
evitó entrar a esta bella ciudad turística de la Patagonia argentina para
seguir en un largo camino, hacia Punta Arenas.
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ARGENTINA. Ruta 40, entre Bariloche y El Bolsón |
Martes
29 de diciembre, 5 P.M. Eugenio llevaba 17 horas y media de viaje, ha completo 846 kilómetros. El bus se detuvo en
medio de un lugar desolado, casi como en un oasis y frente a un restaurante
medio campestre. No es necesario cambiar el peso chileno en Osorno ya que los locatarios argentinos
aceptan moneda extranjera. Aunque servirse un sándwich de carne ¡no es lo más
recomendable!, la mesera suele ofrecerlo, pero jamás lo calienta. Eugenio en
ese sentido tuvo una muy mala experiencia, si hasta tuvo que salir para poder
morder “dignamente” la carne. Mejor llevar galletas en la mochila.
A
las 19:30 horas el calor se había apoderado de la precordillera argentina. El bus entraba a la localidad de El Bolsón, que está ubicada al
sur-poniente de la Provincia de Rio Negro.
Este lugar suele parecerse un tanto a las comunas rurales de la Provincia de
Ñuble: casas de adobe, arboles pueblerinos, comercio en las calles céntricas y
turistas sentados en las veredas. Tiene fama de pueblito hippie, pero es muy tranquilo después de todo.
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ARGENTINA. Ruta 40, a la altura de El Hoyo de Epuyén |
A
las 22 horas ya estaba todo oscuro, pero minutos atrás se apreciaban desde la
ventana algunas torres de alta tensión, la pampa, las amplias hectáreas de
tierra pelada y con sus cerros lejanos a la vista, en medio de una ruta solitaria,
angosta y sin iluminación (ni siquiera con publicidad en el camino). Ya con la
luna vigilante, no se veía nada desde la ventana motivando así a dormir un
poco, casi por obligación. El pobre conductor manejaba toda la noche, aunque ¡ojo!
que en este bus hay un colega de reserva, quien por un turno le tocaba dormir
en una piececita de atrás. La luz en el pasillo se apagó.
Al
día siguiente…..
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ARGENTINA. Caleta Olivia |
El
amanecer argentino tiene una mezcla de un cielo naranjo con rozado sin pasar
por alto las largas y medianas nubes que lo adornaban, dando un cierto toque romántico. Todo bello hasta que eran las 7 AM, cuando el
calor o los rayos ultravioleta lograban tocar la piel de cada pasajero adentro
del bus.
Son
las 9 AM y el bus transitaba por las afueras de Fitz Roy. En medio de una ruta larga y rodeada de pampa, da la
impresión que ningún millonario quiere ser latifundista en estos lugares. Ni
siquiera se capta la radio por MP3.
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ARGENTINA. Ruta 40 |
Eran
las 11 A.M cuando el bus aceleraba su velocidad, mientras se podían observar
algunos cadáveres de guanacos muertos y tirados en el camino. Pese a que los
argentinos se esfuerzan por colocar alambres de púas, siempre ocurre que en las
madrugadas estos animalitos suelen cruzar por instinto el camino, hay leyes que
sancionan estas matanzas pero dado que estos puntos son verdaderos oasis
ubicados “en medio de la nada” (literalmente solitarios en la pampa), es
difícil vigilar estos actos. Cementerio.
Ya
a las 12:30 P.M. por fin cambia un poco la paisajística, aparte que ya el cielo
se empieza a nublar lo que genera una baja de temperatura, esperada y ansiada
por los ya hostigados pasajeros. Lamentablemente el bus no entra a la ciudad de
Rio Gallegos, la última ciudad
argentina antes de volver a territorio chileno. Pero tras doblar por varias
autopistas de trébol (en las cercanías de un aeropuerto) se continúa por un
camino, que va subiendo en una leve altura.
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Ya falta poquito para llegar a Punta Arenas. Aduana chilena |
Son
las 14:30 y el bus parte rumo a la ciudad de Punta Arenas. Al lado izquierdo (Hacia el sur) se podía observar el
ancho Estrecho de Magallanes que parece mar, más que rio. Los pasajeros estaban
contentos ya que sus celulares por fin agarraban señal para así chatear por las
redes sociales.
Eran
las 15 horas cuando el bus entró a la localidad de San Gregorio, allí se ubicaba un restaurante donde los pasajeros
podían servirse un rico plato de cazuela. Pero como a muchos se les había
acabado el dinero, tuvieron que conformarse (y de buena gana) con atrapar el
frio magallánico, del que allá “en el Norte” tanto suplicaron. Ojo, que para un
puntarenense “los del Norte” pasan a
ser todos aquellos chilenos que viven entre Arica y Chiloé. Rica la cazuela.
Los
penquistas, porteños, viñamarinos, chillanejos, mapuches y santiaguinos pasan a
ser “los del Norte”, según el
dialecto de un puntarenense.
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Magallanes (CHILE) - Esta es la Ruta 9, camino a Pta. Arenas |
Pura
pampa patagónica que comenzó (por cierto) en Argentina.
En la nublada tarde del miércoles 30 de enero
(del año 2015) el bus finalmente llegó a Punta
Arenas. Eugenio se bajó del bus para esperar que el auxiliar le devuelva su
bolso negro, lo carga mientras busca a su hermano quien en teoría debía
buscarlo y llevarlo en el auto. Una ciudad bien despierta.
En
Concepción suele difundirse este mito urbano de la Cuna del Rock ¿no es verdad? Se realizan conciertos, recitales y
tocatas de este género musical, muy asociado a Los Bunkers y Los Tres. Es solo
cosa de recordar cuanto punk toma
botellas de Escudo en las afueras de la Universidad
de Concepción, y al frente de la Plaza
Perú. ¿Y qué tiene que ver Punta Arenas?
Resulta
que Eugenio ya había pasado el año nuevo en la Costanera de Punta Arenas junto
con su hermano Guillermo y amigos. Pero a los cinco días de estadía en la
ciudad magallánica, decidió un día bajar al centro (caminando por supuesto)
para sentirse como en Concepción, aunque sea por media hora.
El
hermano que lo recibió vive en el sector “Loteo
del mar”, una población de clase-media baja (urbanizada por cierto) que se
ubica en lo más alto de la ciudad (en las periferias), como casi yendo hacia el
Club Andino (Un centro de ski en Punta Arenas, muy cercano a la ciudad). El
centro se inclina hacia el oriente, colindando con el Estrecho de Magallanes (Que
ojo, las aguas puntarenenses son más parecidas al mar de océano que a un rio).
El
estrecho magallánico es mucho mas ancho que el Rio Bio-Bio de Concepción, y la
gente que quiera cruzarlo para llegar a la Isla Tierra del Fuego (el pedazo de
tierra que está al frente) solo tiene que navegar en barco transbordador y cuyo
destino es la localidad de Porvenir.
Volvamos
a la historia….
Es
por eso que Eugenio entró al famoso local “Lomito´s”,
que al parecer es el único restaurante en todo Punta Arenas donde se puede
comer y tomar, tal como se hiciera en los pubs y restobares de Santiago, Penco
y Concepción. A la gente de Punta Arenas no está demás recordarle que “en el Norte” (tal como el magallánico
le llama a ese pedazo de Chile entre Arica y Chiloé) se come mucha chorrillana,
salchipapas, sopaipillas con palta, y además, se toma michelada. No hay locales
en Magallanes donde degustar estos manjares.
Pura
cervecita Austral, y puro asado de cordero magallánico. Pingüinos.
Eugenio
entra al “Lomito´s”, parecido a un restobar. Entre ver como los cocineros
cuecen y fríen carne delante de los
comensales, como la calientan en esas enormes y planas laminas de aluminio,
donde salta la grasa y el humo, el penquista esperaba muy paciente su cervecita
chica con el “sándwich” calentito. Al
final la mesera le sirve la botellita chica, destapa la bebida y se la sirve.
Luego, entre irónico y chiflado, hablaba sólo aunque con volumen bajo:
- ¡No
saben lo que se pierden estos h…..es-
Está
demás decir que la ciudad de Punta Arenas es muy activa, un lugar muy
urbanizado, despierto. Si bien sus vehículos no suelen manejar a alta velocidad
en sus calles céntricas, no son pocos los autos merodeando por la ciudad. Al
menos en la Plaza no hay pastores evangélicos predicando, y pese a que se ubica
una feria artesanal igual se nota como un rincón silencioso. ¡Piola!
Capítulo
3. Comiendo asado en el Parque Chabunco
El Parque Chabunco es
un recinto privado y natural, donde muchas familias magallánicas vienen a hacer
picnic durante una tarde. Está ubicado en las afueras de Punta Arenas,
colindante con la carretera a Puerto Natales. Uno se demora, algo así, como
media hora desde el centro de la ciudad para llegar, aunque todos van en vehículo
particular para entrar. No hay “micros” para allá.
Guillermo,
el hermano de Eugenio, despertaba al forastero cuando éste aun dormía a las 13
Horas. Roncaba en un dormitorio estilo adolescente.
- ¡Ya pue´ Genio! ¡Vamos despertando!,… ¡Ya poh hombre! ¡Vamos!
Eugenio
se levanta y va al baño, se ducha. Luego los varones se sirven el desayuno,
¡ah! Guillermo vive en el barrio Loteo
del Mar, ubicado en los altos de la ciudad de Punta Arenas. Se sirven café,
pan tostado, y cada cual ve si prefiere echarle manjar, queso o mantequilla.
Luego Eugenio colabora lavando la loza. Ordena su cama y prepara su mochila,
para salir al antejardín y subirse al auto. Al final Guillermo coloca la llave
y prende el motor del auto, partieron.
Ah,
y muchas de las cosas que Guillermo tiene guardadas en el refrigerador los
compra en la Zona Franca, el centro comercial mas valorado por los
magallánicos. Por razones de lejanía con el resto de Chile, allí se compran
productos importados que por cierto no pagan impuestos aduaneros. Por ejemplo,
es comun que en los desayunos u “oncecitas” hayan mantequillas de maní y
“huaicainas” encima de la mesa. Este último producto, que es peruano, es algo
asi como un suflito o un “Chester” hecho crema o mayonesa.
Volvamos
a la historia…..
Bajan
al centro, y doblan por unas cuantas calles para buscar en las cercanías de la
costanera a un grupo de amigos: Cesar, Pablo y Rodrigo. Guillermo se detiene en
la calzada, y aprovecha de presentarle a su hermano Genio. Los tres
magallánicos tenían una gran expectación, más que mal había llegado alguien
desde Concepción. Se saludaban y se daban la mano.
Quienes no conocen Conce, tienen una cierta
idea prejuiciada de cómo son los penquistas. Los miran como “gente educada”,
“media politiquera”, “demasiado culta”, “especial”, “rockeros”, “huasos tirados
a santiaguinos”, “los capos de provincia”, etc. Es lo que a las autoridades, paltones y a la elite penquista les
conviene difundir de su sufrida y desigual región, aunque en realidad los
penquistas pasarían a ser algo así como, provincianos agrandados.
Volviendo a la historia. Los cinco hombres ya
en el auto parten al Parque Chabunco con todas las cosas adentro del vehículo:
carpas, carne, bebida, trago, carbón, sacos de dormir, etc. El auto iba a alta
velocidad en una carretera demasiado ancha, apta por supuesto para ir a 100 Kilómetros
por hora, hasta finalmente entrar al árido pero atractivo Parque Chabunco.
Entran al recinto y estacionan el vehículo en
un punto especifico, buscando un punto plano, rodeado de arboles quebrados
ojalá con vista al Estrecho de Magallanes.
Todos se bajan y colaboran para colocar la carpa. Instalan la parrilla, echan
el carbón, sacan las cajas con botellas de cerveza, y las bolsas con carne
compradas recién en un supermercado puntarenense.
El plato fuerte de la junta es la carne de
cordero, uno de los principales orgullos carniceros de la Región de Magallanes.
Una enorme costilla de cordera es colocada casi como clavada en un palo, y
encima de la fogata carbonífera. Dejan la carne unos buenos minutos, hasta que
se cueza por completo. Mientras que Eugenio con Cesar ya empiezan a beber
cerveza.
Finalmente Guillermo, con ayuda de Pablo,
saca la enorme carne y la coloca encima de una toalla, donde dispone cortarla
en pedazos y dividir cada trozo para todos los invitados. Cada quien con su
plato en mano espera su pedazo. Sin olvidar los otros manjares a degustar:
Pollo, papas, longanizas, carne de vacuno y choripanes. En este parque había
muchas familias.
Eugenio finalmente tuvo su plato de cordero
con papas. Al tocar la carne de cordero se les resbalan las manos, por eso tuvo
que agarrarla bien fuerte para comer y degustarla con la mano. El sabor es
delicioso, pues tiene lo suyo.
Punta Arenas es un lugar ideal para escaparse
de la rutina “del norte”. Al menos se duerme en silencio, y a las 6 AM (al
despertar) aun puedes imaginar.
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