Este domingo 3 de julio - 2016, a las 22:10 Horas, por Chilevisión
Hay cosas que se aprenden en una carrera de periodismo, y hay otras que te los enseña la vida. La mayoría cree que si alguien insulta a un político o a una autoridad es solo un síntoma de resentimiento, pero quizás este insolente puede tener más razón que cualquiera de nosotros porque sabe cosas que el poder no quiere que se divulguen. Pasó durante la dictadura, mientras los militares mataban se preocuparon al mismo tiempo de distraer a las masas.
Hay cosas que se aprenden en una carrera de periodismo, y hay otras que te los enseña la vida. La mayoría cree que si alguien insulta a un político o a una autoridad es solo un síntoma de resentimiento, pero quizás este insolente puede tener más razón que cualquiera de nosotros porque sabe cosas que el poder no quiere que se divulguen. Pasó durante la dictadura, mientras los militares mataban se preocuparon al mismo tiempo de distraer a las masas.
De
eso se trata la serie “Bala loca” de
Chilevisión que se estrena este domingo 3 de julio a las 22 horas.
“Bala
loca” cuenta la historia de Mauro Murillo (protagonizado por Alejandro Goic),
un periodista de investigación dura que al comienzo de la serie ejercería como
opinólogo de farándula, pero de repente cambia de rumbo como reportero de
denuncia. Las “promos” de la serie que trasmite CHV por estos días lo muestran
en estado de crisis.
Creará
en la historia un nuevo medio electrónico (En Guardia). Es importante
considerar que “Bala loca” es una serie sobre injusticia, corrupción y poder.
En buen chileno sus protagonistas literalmente se meterán a “las patas de los caballos”, o sea, sus
vidas correrán serios riesgos si insisten en mostrar verdades que los medios más
importantes (o mejor dicho, más fácticos) ocultan.
Aquí
chocan dos paradigmas morales: el de sentir que se ayuda al mundo diciendo como
las autoridades se comportan a nuestras espaldas, versus la tentación a obtener
privilegios a cambio de vender los ideales o dejarse atropellar. Quizás un
reportero llegue a las oficinas del ejército para preguntar sobre casos de
violación a los DD.HH (y es posible que los militares se hagan los tontos
respondiendo las preguntas), pero estos “futres”
siempre tienen aliados que buscan perjudicar a los investigadores: matones.
Analicen
bien el slogan de la serie: “El fin de
los intocables”. ¿Quién es intocable? El cura o el milico que no puede ser
denostado o desprestigiado, porque si el periodista lo menciona puede que sea
despedido del trabajo (los periódicos tienen su línea editorial), o peor aún
sufre represalias por parte de su denunciado (se le lanzan encima junto con
otros matones, amenazas, intimidaciones, hasta agresiones, etc.)
Al
final las series son metáforas de hechos que en el fondo sí están ocurriendo,
pues mientras celebramos el triunfo de Chile en la Copa América Centenario o
estemos muertos de la risa comiendo un asado, hay un grupo de compatriotas que
está oprimido por “pescados gordos” que los buscan perjudicar. El truco
funciona ya que al ver a un paranoico social la mayoría lo juzga tratándolo de
loco, pero ¿no te has preguntado acaso porque está en esa condición?
Ojalá
que esta nueva serie refleje la realidad de algunos reporteros que buscan
romper con la censura. Because
in the end the mafias operate closer to what you believe, y aunque
suene doloroso al poder le conviene mantener al pueblo en la ignorancia.
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