Como todos sabemos el consumismo es parte de la postal que define las últimas décadas. Mientras las grandes empresas multinacionales hacen su parte de elaborar marketing para poder vender sus productos, nosotros que somos “el perraje” terminamos pisando el palito.
En un comienzo se decía que no cualquiera podía comprar ropa de marca, ya que por los precios eran más accesibles para alguien de “Clase Media”. Pero hoy en 2022 surge un fenómeno bien particular en la sociedad chilena, donde los conceptos tradicionales de estratos sociales están algo adulterados en relación con lo ocurrido hace 30 años. Dentro de las clases acomodadas, no todos son materialistas. Incluso quienes más consumen las famosas poleras Adidas son gente de la denominada “Clase media emergente” (Ciudadanos comunes que materialmente se comportan como gente C1 o C2, o sea….como sujetos que pretenden aparentar una clase media acomodada. Aunque intelectualmente son clase D, pobres). Es cierto que el neoliberalismo ha permitido que desde abajo se disfrute un poco de estas cosas, mediante la deuda y el crédito, pero eso también genera conflictos indirectos. Porque la gente mas frustrada, o a quienes les ha costado un poco mas posicionarse en la vida, psicológicamente busquen darse un gusto (si es que se les presenta la oportunidad) para adquirir algo de orgullo y personalidad. Al final, lucir la marca Adidas en la calle es una manera de aparentar “estatus”. Si algo es indudable, todos en la vida queremos alcanzar la felicidad. En entornos egoístas o poco empáticos (Donde el amor sólo se da vez en cuando), el acto de aparentar pareciera ser el único camino para recuperar estabilidad en la vida.
Aunque si una persona trabaja honradamente, ¿y tiene la chance de darse un gusto?, es dueño de hacer lo que quiera con sus “lucas”. Por algo se esfuerza ¿no?
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Desde una mirada más ingenua, cualquiera podría pensar que el centro de Concepción es el mejor punto (al menos en la Región del Bio-Bío) para comprar la ropita de marca. Y aunque se tuvo la opción de comprarle a un vendedor ambulante en el Paseo Peatonal, queremos avisar de que en otoño e invierno del 2022 aumentó radicalmente el contingente policial por las calles de Concepción como una forma de ahuyentar a quienes históricamente vendieron sus “chiches” en el Paseo Peatonal Barros Arana. Por lo tanto, va a ser algo complicado encontrarse a uno de estos vendedores ecuatorianos que te hacen precios muy económicos por llevarte polerones y poleras estampadas, en la parte del pecho.
La vía más formal entonces son las casas comerciales (o tiendas de Retail).
En la Región Metropolitana (Santiago), bien sabemos que la capital se luce por su casi centenar de centros comerciales repartidos en todos sus rincones. Uno de los Mall más conocidos es el famoso “Mall Plaza Vespucio” ¿No cierto? Ubicado en la comuna de La Florida, y casi en la intersección de la Avenida Vicuña Mackena (Que conecta Plaza Italia con Puente Alto) con Vespucio Sur-Oriente.
En este Shopping capitalino hay dos tiendas Adidas, en los dos niveles o pisos de este centro comercial. No es que la puerta de arriba se conecte con la puerta de abajo, si es que adentro del negocio hubiera una escalera mecánica interna. No. Son dos tiendas distintas. En el Segundo piso hay un letrero de color negro, donde se aprecia desde la lejos la emblemática marca deportiva ¿No cierto? Y en el primer piso, en la otra tiendita, hay un letrero redondo con fondo azúl y donde puedes ver el logo antiguo de la misma marca (Que es la famosa hojita de moda en los 70’s y 80’s, fácilmente ridiculizada a planta de cannabis o marihuana). Eran tiempos del Reggaetón, de los programas de farándula y de las tribus urbanas cuando nos percatamos de ese detalle (Tipín año 2011), siempre se nos vendrá a la mente ese jóven obeso quien tomado de la mano con su polola salía de uno de esos locales con la casaca Adidas, el gorro Adidas, la polera de esa misma marca por debajo, con gafas bien puestos y short que le llegaba hasta las rodillas (Claro, si los veranos en Santiago son enfermantemente calurosos).
Pero ¿Porque pusimos el ejemplo de Santiago? Si el propósito de este relato era comentar todo el panorama de comprar ropa Adidas en Conce. Bien, si el Mall Plaza Vespucio tenía dos tiendas de dicha marca. La cosa en el centro penquista es totalmente diferente. ¿Saben porqué? En el Mall del Centro, que como ya todos saben se ubica al frente de Tribunales, no hay tienda Adidas aunque hay otros locales que ofrecen otro tipo de marcas (Sin mucha variedad en verdad). Aunque bajo la lógica de la Oferta y la Demanda, quizás las preferencias del Bio-Bío sean bastante inferiores a la que pudiéramos apreciar en Santiago.
Bien, dentro de este mall de cuatro o cinco pisos sólo queda ir a la Tienda Ripley. Y si eres varón urgido de comprar determinada talla (tamaño de la ropa), creame estimado que esa no es la única condicionante o traba en el trámite. En el segundo nivel de la ya mencionada marca (Donde alguna vez fuera rostro la Diana Bolocco) tenemos la sección de ropa deportiva, para el caso de Adidas apenas ocupa un rinconcito de todo el piso (El 1% de todo el espacio, por graficarlo de una forma). Están los ganchos ¿No cierto? Y ahí tú tienes que ir buscando por tu cuenta si encuentras la talla que te quede perfecta. El físico del comprador es determinante, si buscas talla XL y sólo encuentras tallas L o M. Para colmo, dependiendo del dia o de la hora en que llegues a la tiendita, hay un sólo vendedor para esta sección. La demanda es super determinante para que la tienda diga si en determinado pasillo debiera haber uno o dos vendedores. Incluso tienes la mala pata (por no decir la otra palabra) de que la vendedora está ocupada, debes esperar media hora para que te facilite la pega o al menos para que te de un mínimo de indicaciones (Y da lo mismo si andas trayendo $30 lucas en tu billetera). Para colmo como la pobre trabajadora de tienda debe hacer turno todo en el día, a eso de las 13 Horas suele ser un horario incómodo para la pobre mujer, quien producto del cansancio o estrés no te responde como tu le quisieras. Acá entra el dilema ¿El cliente siempre tiene la razón? ¿O nunca está demás la empatía con la pobre gente trabajadora, quienes por hacer turno 5 días semanales siempre se topan con momentos “irritables”?
Al final en Ripley no encontraste la talla que buscabas.
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Vamos a otra tienda.
Caminamos solamente unos cuantos metros para llegar a la tienda Paris ubicada en Barros Arana con Castellón, también al frente de Tribunales. Subes al cuarto piso donde está la sección de ropa deportiva en la tienda. El rincón dedicado a Adidas ocupa un tamaño de espacio parecido al que viste un rato atrás en Ripley, sólo que había menos gente en los alrededores y por ende un espacio más tranquilo tanto para el consumidor como la joven simpatica vendedora que allí estaba para atenderte.
Lo malo de ese otro panorama es que para el tamaño o la talla que buscas, tampoco había mucha variedad (Si podías encontrar dos, ambos con diseños diferentes, date por ganador porque es mejor ¿eso? ¡que nada!….¡Mira el vaso medio lleno!). Lo rico de la tienda Paris es que si bien llevaste tres billetes azules de Prat (o 3 de $10 mil) pensando que sólo podías llevarte uno, consulta primero si puedes tener derecho a rebaja porque con $29.980 (Dependiendo si existe promoción) te terminas llevando dos poleras, aunque cada una tenía precios distintos ($12 y $18 mil respectivamente).
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Finalmente, queda hacer la siguiente reflexión (volviendo así a la cuota inicial de humildad). El motivo de compartir este relato no es de ninguna forma para hacer un tipo de pleitesía al consumismo de “buenas marcas” (menos esta cosa siempre conflictiva, como el de “aparentar”). Sino que aquí se pretende mostrar dos cosas. Primero, que el cumplir el deseo o el capricho de sumarte a la moda de los “materialistas exitosos” no siempre es fácil y mas aún si en tu zona o ciudad no tienes las mismas facilidades que se le da a un santiaguino con plata. Y segundo (para terminar), esto de relatar sobre el afán que tiene el “Clase media emergente” por aparentar algo de “estatus” en la calle, es también parte de un proyecto o iniciativa por contar acerca del comportamiento de la gente común y corriente del chileno tipo 2022. Cómo un sector importante de la población, para mantener la moral alta (o el ego a ratos), se apega a las cosas materiales donde la fiesta, los vicios y la ostentación es parte de su “esencia” (Criticable o no, es la postal de la segunda década del Siglo XXI).
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