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martes, 8 de octubre de 2013

Érase una vez….la violencia psicológica (RELATO LITERARIO)


Eran las 2 AM cuando adentro de una botillería –en un barrio popular de Concepción- cuatro tipos estaban conversando, eran matones, sicarios que por ocasiones eran contratados por políticos, además de traficantes. Estaban conversando mientras tomaban su cervecita en medio de clandestinidad, pues un nuevo vecino había llegado al barrio y al parecer no era de su agrado.

Este matonaje se ponía de acuerdo para como humillar psicológicamente a una persona, desde silbar cuando pasan por al lado en la calle hasta tocar la bocina del auto después de 15 minutos de paz. Es una estrategia usada por muchas redes de narcotráfico para ridiculizar a gente aparentemente sana, buena de corazón o inocente. Un tipo de violencia a veces mucho más efectiva que la simple agresión a combos.

Son de estos tipos que se creen dueños de las poblaciones, los típicos que se las pasan viajando de Santiago a su pueblo de origen, muchos de los cuales son delincuentes y son de aquellos que escuchan una radio cebolla de la capital. Son personas aparentemente retrogradas, mediocres académicamente y que viven día a día del conformismo vulgar, porque quizás no han podido salir de este mundo, parten a los 25 años como reggaetoneros pobres hasta continuar a los 50 años como “conductores” amargados. Aunque no se trata de generalizar porque también los hay buenas personas, perfectamente pueden ser los maestros que una dueña de casa los contrata, buenos para ver partidos de Colo Colo o para tomar en las bodegas, “los viejos chichitas”.
Hoy este perraje cuando está involucrado en una red de microtráfico pueden endeudarse y comprarse buenos autos, por algo vemos que a cada rato pasan en la calle un Hyundai celeste, un Toyota blanco, otro Hyundai blanco o un Daewoo azul. En las poblaciones operan los traficantes chicos, o los que en la noche se les conoce dentro del lenguaje policial como “los soldados”, la última carta del naipe de la pirámide social que existe dentro de las redes de microtráfico, por debajo de quienes hacen los intercambios con los capos, y los líderes o cabecillas de estas redes.
Y así pasaban las 2:15 AM cuando se ponían de acuerdo adentro de una botillería pero con las puertas cerradas ya que por ley estas no pueden atender de noche. Veían como “joderle la pita” al vecino nuevo que llegó, como humillar psicológicamente a una persona que no les agradaba, un vecino nuevo aparentemente “pollo” e inocentón, aunque no digamos que este ultimo sea un santo pero cuando estos matones se proponen agredir psicológicamente a alguien son huesos duros, necesitan más de uno para demostrar poder. Dos de los seis torrantes estaban conversando.
Mario:- ¡Oye compadrito!
Alex:- ¿Ah?
- Hay un pollito nuevo en el barrio
- ¿Ah sí?
- Si poh, es un gallo que llegó de Puerto Montt, pero lo encuentro mala leche
- ¿Qué te ha hecho?
- Es que es afeminado el loco
- ¿Y qué hay de malo? Déjalo que viva su mundo no má
- Es que no me da buena espina
- No seay homofóbico guachito
- La legal, mira, es escritor y viene de ganar algunos concursos de literatura
- ¡Ah!
- Es escritor, pero sapo
- ¡Chuata!
- ¿Cachay?
- ¿Qué pretendí?
- Cag………o con unos bocinazos, vive en toda una esquina y basta salir con nuestros autos para detenernos en el disco pare, hacer como que hacemos un paseo normal, ¿y cuando nos vamos?, pitearlo con nuestros bocinazos, lo piteamos y….¡¡ piiii…..!!
- ¿Pero que te ha hecho?
- Naa, es que no me da buena espina, si te digo que es sapo
- ¿Tenis pruebas?
- Busca en Google un artículo que hizo sobre los traficantes en Temuco
- ¡Ja ja ja ja! ¿Tan perseguido estay?
- También escribió sobre los choferes y sus malos tratos con los estudiantes
- Chuta, yo soy chofer
- ¿Víste?
- ¿Y cómo lo hacemos?
- Juntémonos con los cabros que venden la pasta en la otra pobla este otro domingo, nos juntamos una patota de 30 compadres con sus autos y todos nosotros lo hue……..s
- Yata
Al otro día el nuevo vecino estaba escuchando unos temas de Luis Miguel cuando de repente una camioneta Ford llegaba a la esquina, esperaba unos minutos detenidos en la esquina cuando de repente toca la bocina y arranca. El afectado acústico tiene muy buen oído.
A los dos días el nuevo vecino estaba leyendo un libro cuando de repente un furgón Hyundai blanco llegaba a la esquina del disco Pare, esperaba unos minutos detenidos en la esquina cuando también toca la bocina y dobla a mano derecha. El afectado ya empezaba a sentirse incomodo.
A los dos días el vecino estaba tomando una siesta cuando de repente un auto Nissan blanco llegaba a la famosa esquina, esperaba unos minutos detenidos en la esquina cuando también toca la bocina y dobla a mano izquierda. El afectado a veces perdía el control porque era cosa que la tranquilidad duraba unos cuantos minutos, hasta que de la noche a la mañana siempre se sentía o se escuchaba el famoso pitido.
Un año después……
El vecino ya un poco enloquecido ordenaba su ropa cuando un auto Volkswagen plomo llegaba a la esquina, esperaba unos minutos detenidos en la esquina cuando también toca la bocina, mientras no había nadie cerca o ningún otro auto como excusa para saludar con pitidos, y dobla a mano izquierda. El afectado ya estaba totalmente ajetreado producto de los constantes pitidos, hay un momento en que perdía la serenidad, y lo más preocupante para él es que los vecinos tenían prejuicios sobre el porqué era visto como “el vecino raro”, en circunstancia de que éste no quería serlo.
Así fue como Jaime fue a casa de un amigo en Talcahuano para pedirle un consejo. Tocaba el timbre, esperaba que le abrieran la puerta y su amigo lo recibió
- ¿Jaime?
- Hola Ítalo
- ¡Pása hombre!
Entró al living, y después de que Ítalo le sirvió jugo de naranja se desahogó un poco.
- Ítalo, ¡estoy chato! ¡chato! ¡chato!
- Pero, ¡¡ cuenta poh hombre!!
- Cada vez que estoy tranquilo haciendo algo en mi casa siempre viene un torrante en la esquina de mi casa para pitearme con el propósito de joderme la pita
- ¡Yaaa…..!
- Cuando me vine a vivir a mi nuevo barrio yo quería vivir sin la tele o la radio prendida, pensando que podía ser un lugar tranquilo, cuando me encuentro con la sorpresa que desde el otro barrio, desde allá del cerro, siempre llegan estos tipos manejando un auto y piteando…ellos gozan con mi histeria. Son psicópatas, ¿Qué les pasa?
- No me digay naa, ¡son traficantes!
- No me interesa lo que ellos hagan con sus vidas, no estoy ni ahí con molestarlos, pero que ellos no me molesten a mí, sólo quiero vivir en paz, ¿pueden entender eso?
- Mira compadrito, sale en la noche del sábado a la pobla donde viven ellos, lleva una grabadora prendida mientras te encontray con alguno de estos autos estacionados, le tomay la patente y la marca del auto….luego te haces un cuaderno-registro de toda la cumería y los denuncias a la PDI
- ¿Y si me cogotean?
- Entonces sólo llama a la PDI
- ¿Y si no tengo las pruebas?
- ¿Decís que viven en el otro barrio cierto?
- Si
- Invéntales a los ratis de que los vistes en ese barrio, en consecuencia de que nunca has pisado algún pasaje de allá, pero si los tipos te compran la pomada van a darse una vuelta por esos lados, y los van a cachar igual
- ¿Y si empeoro la situación?
- ¡Tranquilo perro!, serán traficantes y matones, pero ¡tan h……..s no son!, ellos tendrían que hacerse problemas con el político o con el capo que está apoyando al bando contrario, ¡pero no contigo poh!, ¿Quién eres tú?

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