La
narco-literatura
Ojalá la cultura acabe con el narcotrafico sin dejar victimas mortales. |
Aunque según Elmer Mendoza, considerado por sus pares como el padre de la narco-literatura mexicana, esta denominación “es un invento de la prensa y de los editores que ha funcionado muy bien” (Ojeda 2013: 1)
El concepto es nuevo,
para caracterizar un tipo de literatura
que represente la problemática del narcotráfico. Otra diferencia es que las
temáticas no solo se delimitarían en la delincuencia común y corriente, también
incluyen incluirían hechos ocurridos en el poder.
Sus máximos
exponentes son mexicanos, colombianos, españoles, portorriqueños, un argentino
e incluso un chileno. Aunque en Colombia
sus escritores se definen como expositores de la Novela del Sicariato, no de la
narco-literatura.
El máximo referente de la narco-literatura: el mexicano Elmer Mendoza. |
Yuri Herrera (1970), el periodista Ricardo
Ravelo, Juan Pablo Villalobos (1973) (Ojeda 2013:1), Oscar de la Borbolla
(1949), Sergio González Rodríguez (1950), Luis Humberto Crosthwaite (1962),
Eduardo Antonio Parra (1965), Jesús Alvarado (1969), Bernardo Fernández (1972),
Heriberto Yépes (1974), Orfa Alarcón (1979) y Pablo Serrano.
Colombianos: Alonso Salazar (Autor de “La parábola de Pablo”, que como bien indica
su nombre trata la historia de Pablo Escobar), Fernando Vallejo (1942-¿?),
Laura Restrepo (1950), Evelio Rosero (1958), Jorge Franco Ramos (1962), Gustavo
Bolívar Moreno (1966). Aunque el premio
nobel de literatura, Gabriel García Márquez, incursionó como uno más en este
tipo de literatura con su obra “Noticia
de un secuestro” (Que también trata sobre controvertido el patrón del
cartel de Medellín).
Español: Arturo Pérez-Reverte (1951 -¿?),
autor de “La Reina del Sur”, y la catalana Lolita Bosch.
Argentino: Cristian Alarcón (“Si me querés, quereme transa”)
En “El poder del perro” se narra el
secuestro, la tortura y asesinato de Ernie Hidalgo (personaje ficticio) (Ojeda)
Británico: Ioan Grillo (*) Aunque con
domicilio en Ciudad de México
Chileno: Roberto
Bolaño (“2666”)
Un
trozo, de la obra escrita por Bolaño describe la forma de cómo uno de sus
personajes se droga: “Chucho Flores alcanzó a indicar con un gesto un rincón de
la habitación que Fate no había visto. Esta escena, pensó Fate, yo ya la he
vivido. Rosa estaba sentada en un sillón, con las piernas cruzadas, esnifando
cocaína” (Bolaño 2004: 212)
También hay
escritores quienes sin formar parte de la narco-literatura publican libros que
muestran al narcotráfico, como un mundo contextualizador. En la academia se
destaca el sociólogo mexicano de la Universidad Autónoma de México (UNAM), Luis
Astorga. Una de sus publicaciones es “Sociohistoria
del tráfico de drogas en México”, considerado además como uno de los pocos
historiadores del narcotráfico en el mundo.
En Chile está el
ejemplo de Francisco Martorell con su obra “Impunidad
Diplomática”, pues aunque no sea considerado como parte de la
Narco-literatura trata igual temas relacionados con el consumo de cocaína, su
enfoque es más bien periodístico ligado al nuevo-periodismo. Fue en 1993 cuando
publicó este libro, pero al poco tiempo fue censurado por motivos de contenido.
Involucra al magnate Andrónico Luksick como cocainómano.
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