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| Créditos: "El Pencopolitano" (Facebook) |
En barrios populares de las comunas de Penco y Tomé es posible
sentir el olor a humor apenas despertamos de toda la caña tras
celebrar la llegada del nuevo año. Pero esta vez las cenizas tienen
una connotación positiva, no es que hubiera ocurrido un incendio de
una casa o de un bosque para poder sentir (a
la mañana siguiente) todo
ese humo en el aire. En realidad un grupo de vecinos esperaba la
medianoche para inmediatamente quemar unas ramas colocadas en forma
de carpa, ya sea en una multicancha o en un sitio con suelo seco,
ritual que además
es
festejado por toda la comunidad. La práctica se realiza como una
manera de quemar las malas energías y
malas vibras del
entonces año saliente.
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La
mayoría de los hogares tienden a celebrar las fiestas patrias
reunidos en familia, en torno a una cena, unas cuantas copas de “cola
de mono” (licor) y algo de música puesto en el minicomponente.
Aunque horas antes del Año Nuevo (En la tarde del 31 de Diciembre)
varios pobladores acumulan ramas secas, basura y monos de peluche
(personajes) para luego arrojarlos a una carpa mediana donde piensan
hacer allí la fogata, en realidad queman todo ese cachureo en una
especie de pino seco que está hecho con tablas de madera, casi
semejante a una torre.
Durante
la antigüedad, los pueblos romano y celta habrían ya realizado esta
práctica, que luego sería llevada a cabo por los españoles. Ya
durante la colonización de América, se menciona que algunos
conquistadores habrían llevado esta tradición a Ecuador, del que
posteriormente se habría expandido al resto del continente.
Finalmente,
en Tomé también se lleva a cabo esta tradición como ocurre en el
barrio Los Lagos (Del sector 18 de Septiembre, cerca del terminal de
buses interurbanos con recorrido a Concepción).
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