Un rico terremoto
te vendían las damas
en la ramada más bacán
del bello y sencillo Tomé.
Y al acabarte el primer vaso
¡el estrés se iba!
la angustia agonizaba
y la mala vibra era ejecutada.
Ya por el segundo vaso
¡mataste dos billetes!
y aunque seas sólo, ¡autista!
te sentías el Rey de la Fiesta.
Aunque estés soltero
te sientes el galán del planeta
y con los grados en tus venas
te imaginas lo imposibles.
Que una morena tomecina
o Millenial de 32 afroditas
se te acerque a tí
para hacerte reír en un motel.
Tu en silencio
subes hacia el cielo
y la gente que pasa por tu mesa
ni se imagina ¡que estás pensando!
Vas por una botella cristalina
cuya marca auspició a Colo-Colo
y mientras el parlante ponía la música
¡Lograbas tu objetivo!
Sentirte felíz
pero a costas de un vicio.-
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