De repente se para de la mesa y empieza a molestar a las mujeres que estaban sentadas en las otras mesas.
Se quiso hacer el lindo con todas, hasta que una lo tomó en cuenta.
- ¡Cariño! Yo sé lo que quieres ¡Ven aquí para hacerte cariño!
Y el weón camino hasta caer en las rodillas de la mujer, ella le masajeaba los hombros hasta dejarlo dormido.
De repente la dama llamaba a sus amigas
- ¡¡Ya cabras!!, se durmió, saquemosle la plata
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