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| Acá se va a evaluar A NIVEL NACIONAL al gobierno de Gabriel Boric (Si gana Kast, sería un RECHAZO MAYORITARIO contra el Frente Amplio) |
Tras los resultados de la primera vuelta del mes anterior, una sensación de pesimismo y desazón se instaló en gran parte del electorado. Aunque los sectores más extremos celebraron el pase de su candidato, la alegría no estuvo exenta de incertidumbre ante una posible derrota en este balotaje. La elección es binaria, o es blanco o es negro. Por sobre el ambiente político se cierne un aura de inseguridad, miedo y temor, impulsada por la aversión a dos escenarios que la ciudadanía querría evitar: el continuismo de la actual coalición, personificado en Jeannette Jara, o el riesgo de sacrificio de ciertos derechos y garantías que representa la propuesta de José Antonio Kast.
Diversos análisis y proyecciones apuntan al candidato del Partido Republicano como posible ganador. Esta ventaja se sustenta en factores que van desde las populares lecturas de tarot en redes sociales hasta la más pragmática sumatoria de votos perdidos en primera vuelta por figuras como Evelyn Matthei y Johannes Kaiser, votos que se presume migrarán hacia Kast. Pese a que Franco Parisi ha optado por mantenerse al margen sin endosar apoyo a nadie, lo innegable es que el sector de la izquierda ha sido el gran derrotado, una tendencia que se arrastra desde 2022. La toxicidad ha dominado los debates recientes, donde la confrontación y la prepotencia han tomado el protagonismo. El ambiente negativo ha saturado la política, y la mayoría de los chilenos saldrán a votar no por entusiasmo, sino por el simple hecho de que el voto es obligatorio. De ocurrir un triunfo de Kast, no será por una mayoría de electores pinochetistas, sino por el predominio del "Voto de Castigo". Su proyecto, con promesas de cambios radicales, se percibe como elitista, estricto y anti-estatista, distanciado de un enfoque democrático o socialista. Aquí, la promesa de control del poder sobre la población parece garantizar más estabilidad que la reivindicación de derechos. Esto nos lleva a la incómoda pregunta: ¿Por qué la gente está dispuesta a sacrificar algunos de sus derechos? La respuesta parece ser la delincuencia. El modelo policial de "mano dura" de Nayib Bukele en El Salvador se ha vuelto extremadamente atractivo, visto por una población atemorizada por el crimen organizado como la única tabla de salvación para recuperar la estabilidad.
Si bien el gobierno actual ha cometido errores, un desacierto imperdonable de la izquierda chilena (y el Frente Amplio) fue su aislamiento en una burbuja ideológica, un proyecto desconectado de los reales anhelos de la población. A esto se suma la soberbia con la que han denigrado a quienes no los apoyaron. Los votos para Franco Parisi y el arrastre de la derecha en las urnas previas fueron, en su momento, claras señales de castigo. La ciudadanía se siente desplazada: las listas de espera en salud empeoran, afectando a adultos mayores que aún no pueden operarse de cataratas, mientras el Presidente Boric utiliza recursos de la FACH para viajar a votar a Punta Arenas. Los dos extremos son cerrados y se enfocan en la humillación del contendor: una comunista versus un republicano. No se aceptan opiniones intermedias. La Cultura de la Cancelación, la Superioridad Moral y la Soberbia han pasado una alta factura a la izquierda, que ataca de inmediato a cualquier habitante de un barrio popular que ose apoyar a Kast.
Finalmente, si Kast llegara a La Moneda, su plan de gobernar bajo decreto, desestimando al Congreso Nacional, podría acarrear serios problemas. Podríamos anticipar una lluvia de manifestaciones y protestas callejeras, o peor aún, un Estallido Social 2.0 en caso de que el posible "Presidente Kast" se muestre terco e insensible a las demandas basadas en el criterio común. Aunque gran parte de la población lo prefiera como una solución eficaz contra la inseguridad, existe un temor latente ante los posibles criterios que ese eventual gobierno podría usar para sancionar a determinadas personas. ¿Será solo para hacer cumplir la ley, o para exacerbar prejuicios contra ciertos sectores? Vemos ejemplos como el de Estados Unidos, donde tras el segundo triunfo de Donald Trump (2024), la ideología ha permitido conductas chocantes, como guardias agrediendo a inmigrantes en oficinas gubernamentales. La población conoce el perfil de los republicanos y, aun así, estos podrían sacar ventaja. ¿La razón? EL VOTO DE CASTIGO. El Presidente Boric no ha demostrado ser un mandatario oyente con aquellos que alguna vez depositaron su confianza en él, cerrando el círculo de frustración que alimenta la elección por el miedo.
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