Hace
algunos meses atrás, un grupo de infiltrados causó tan solo uno de los tantos
desmanes en la denominada zona roja de la Araucanía. Quemaron todas las
maquinas utilizadas para los trabajos de pavimentación, en el camino que une
Tirúa con Carahue. Supuestamente eran los mismos que dicen defender la causa
mapuche, pero como consecuencia estos actos lograron el total repudio de los
tiruanos, ¡más que mal! los trabajos traerían una cuota de progreso y
desarrollo en la zona, además generaba empleo a muchas personas. No olvidar que
esta es una de las localidades más pobres.
Sumado
a la muerte de dos latifundistas (en la familia Luchsinger) ya los actos de
violencia que ocurren en el sur definitivamente perdieron esa cuota de
credibilidad que alguna vez ganaron, pues hace una década aunque el gobierno
condenaba las quemas de camiones estos grupos –nos guste o no- ganaban
seguidores en los más diversos puntos, tales como en las universidades (jóvenes
rebeldes). Pero perdieron su norte, una cosa es apoyar a los pueblos
originarios porque siempre se ha rechazado moralmente la discriminación, aunque
más sano seria hacerlo sin dañar al resto.
Estos
actos de encapuchados lograron muchas víctimas, ¿no creen que la idea era ganar
seguidores para que defiendan su bandera? ¡Cambien de estrategia!
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