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lunes, 23 de mayo de 2016

OPINIÓN: Protestas contra OCTOPUS y la gente de Penco

Nadie es profeta en su tierra.
Mientras en Concepción festivales del rock son
escenarios para apoyar el movimiento, en Penco
(Donde se busca instalar el gasoducto) hay muchos
complices que buscan bajarle el perfil a aquellos
que están en contra de este diabólico proyecto.
Falta organizar a la comunidad. 
Mientras en Tomé y Talcahuano hay personas movilizándose contra el proyecto OCTOPUS, Penco (que es la comuna donde se quiere instalar el gasoducto) se ha mantenido socialmente al margen. Esto porque la comunidad jamás se ha unido para luchar contra aquellas iniciativas que sólo logren perjudicar el turismo, un sector económico del que muchos políticos han parafraseado en sus discursos de campaña.
Es por eso que ante las candidaturas convencionales (de la Democracia Cristiana y la derecha) se suma una nueva alternativa para el municipio de Penco. Héctor Escalona (apoyado por el Partido Ecologista) pareciera ser la única carta al sillón edilicio, que busca defender las costas penconas de OCTOPUS. 
Lo que Penco necesita son gestiones comunitarias que desde hace años se vienen realizando en otras comunas, no necesariamente gestionadas por sus respectivos municipios. Pues otra de sus debilidades es la poca y desmotivante participación ciudadana, bien se dice entre rumores populares que los pencones son gente muy influenciable (mediáticamente hablando). 
Recordemos que el triunfo del actual alcalde DC Víctor Hugo Figueroa fue posible por una campaña pro-patrimonio y pro-turismo, después de largos años de involución. Pero ¿Qué sacamos con mostrar reiteradas postales de la nueva costanera si el mar corre peligro? Hoy podemos gozar de la gloria, pero mientras la gente se siga desinformando mañana podemos ver el caos. 
Hemos visto a varias comunidades organizarse en contra de proyectos que afecten a su progreso, como Aysén y Chiloé. Aquí dichas organizaciones sociales no funcionaron detrás de un computador ya que en la calle abrieron los espacios para convocar a gente que los apoye. Y eso es algo que decepciona de los pocos críticos que hay en Penco, ¡no salen nunca de las redes sociales!

Penco no se une para luchar contra Octopus,
y su radio comunitaria no convoca (como se esperaría)
a los vecinos para que éstos apoyen el movimiento. 
El poder de los partidos políticos convencionales es tan poderoso que sus cómplices siempre buscan la oportunidad para bajarle el perfil a las críticas. Y aquí se habla perfectamente de una dictadura discursiva, donde quienes piensen distinto son fácilmente marginados. Eso es algo que llega a indignar un poco de lo que ahora ocurre en Penco. 

Si los dirigentes buscan apoyo, primero que todo hay que romper con los prejuicios. Y segundo, aceptar a todo elemento con sus virtudes y defectos. Porque quien quiera sumarse a la Coordinadora Penco-Lirquén es alguien que realmente piensa en el progreso y porvenir de su tierra. 
Por ultimo cabe destacar la solidaridad de los choreros, ya que viviendo en una comuna cuyas aguas han estado contaminadas por décadas están mas conscientes en la lucha contra Octopus que los pencones. Se supone que por sentido común son las localidad mas turísticas, las que debieran luchar por proteger su medio ambiente.

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