Uno de los establecimientos educacionales más conocidos e importantes de la ciudad penquista es el Liceo Enrique Molina, uno de los más antiguos del país que data del año 1823. Hasta 1909 se ubicaba en diversos rincones de la ciudad, instalándose definitivamente al frente del Parque Ecuador, en la esquina de Víctor Lamas con Anibal Pinto, a partir del año 1915 (Momento en que se inaugura el edificio antiguo).
Tras el terremoto de 1960, el antiguo inmueble sufrió severos daños y eso conllevó a la remodelación del edificio liceano. Lo único que quedó de la antigua infraestructura centenaria es el teatro que se ubica al lado del establecimiento, visible para cualquier peatón en calle Víctor Lamas aunque de acceso totalmente restringido (lo administra el liceo).
Han transcurrido 64 años desde que dicho teatro se mantiene en el mismo estado, pero pese a las ruinas igualmente es valorado por la elite cultural. Aunque por una extraña razón nunca se ha trabajado por su remodelación, ¡claro! podrían culpar a la dictadura (1970-1989) de mostrar poco interés en potenciar la cultura ya que eso era contrario a la doctrina militar. Pero tras el retorno a la democracia, sólo quedó como un culto al idealismo….unos cuantos jóvenes en la calle sacan fotografías y sueñan con su recuperación. Todo ha quedado en simples sueños nada más.
De repente han habido actividades en el lugar, y el público (ligado o no al liceo) entra con mucho cariño a este teatro, sólo que está así….en ruinas, sin renovación ni cambio de cara.
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El asunto es que este lugar es decretado Monumento Histórico a partir del año 2009. Condicionante estatal (o legal) para que por un buen tiempo quedé así “Stand by”. Aunque tampoco es malo considerando que por cada conmemoración del Dia del Patrimonio este lugar pudiera recibir visitas.
Por dentro es un espacio de dos pisos, cuyas escalas están rodeadas de barandas que están hechas con un claro estilo neoclásico. Semejante a lo que hoy pudiéramos ver en la biblioteca de Valparaíso denominada “Santiago Severín” (cuya construcción data de aproximadamente el año 1876). Es un espacio amplio, que en su época no tenía nada que envidiarle al viejo Teatro de Concepción (Que hasta el año 1973 se ubicaba en la esquina de Barros Arana con Orompello, donde hoy está el Mall del centro Concepción).
¿Valdrá la pena mantener, lo poco y nada de lo que quedó de la infraestructura antigua? Saque sus conclusiones.
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