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jueves, 31 de julio de 2014

La Provocación (TERCERA PARTE) - In Situ

Antes de que leas este texto, se produce un mini debate en facebook:

 Edith:- Consecuencia de vivir en una sociedad amplia y con derechos.
Autor:- Si, pero con otra persona converse que algunas veces se abusan de estas libertades y derechos....

 Ahora sí, el texto....

Cuando uno de repente baja del segundo piso y busca preparar una taza de té en la cocina, suele ser normal que afuera (en la calle) transiten muchos vehículos. Por ejemplo en una subida angosta suelen transitar 10 taxibuses en cinco minutos, cinco que bajan en una dirección y los otros cinco se dirigen en sentido contrario. Sumémosle algunos vehículos particulares, si mi casa está en una esquina algunos vehículos se dirigen en forma horizontal y otros cuantos se dirigen en forma adyacente. Puede perfectamente haber un mini-taco de cinco autos esperando que en la calle principal dejen de transitar por un momento “las micros”, y dentro de apenas cinco minutos ya pueden ocurrir si o si unos dos o tres mini-tacos, de corta o larga duración. Pueden transitar un total de 25 vehículos por cada cinco minutos…..un Hyundai corre subiendo hacia el cerro, y le siguen….una camioneta Mitsubishi, un auto Toyota, una micro, un Station Wagon Hyundai, etc. etc. Y ojo que esto no pasa en Santiago, sino que en la Octava Región. Aunque este panorama es entendible de día, y se da mucho en los denominados horarios pick, el momento más infernal del día es cuando son las 19 Horas, el ruido es infernal y el ambiente está muy denso, puro aire caliente (mucha presión). Debido a la cantidad de iglesias evangélicas que hay cerca, esto no discrimina fines de semana y también ocurre en los días domingo.

Bienaventurados los que viven en Porvenir o Caleta Tortel (Aysén).

Bajo a la cocina, al primer piso, y justo cuando contento por la vida me dispongo a calentar la tetera, de repente escucho un pitido, un bocinazo:

-¡Beeeppp!

Era un bocinazo rápido, que duró un solo segundo, curiosamente el horario pick ya se estaba terminando, las calles se estaban calmando un poco. Si bien se podían ver a algunos transeúntes afuera en la vía pública no había muchos vehículos transitando por el lugar, solo el vehículo Hyundai color dorado que rápidamente bajaba, y como vio que la luz de la cocina estaba prendida no dudó en tocar el bocinazo. Bajó muy rápido, apenas podía captar la marca y el color, pese a la oscuridad porque ya se hacía de noche, pero en cuanto a patente era muy complicado….. ¡Bajaba en forma de Zoom en un minuto! La verdad es que ese bocinazo lo tocó muy fuerte para que dentro de la cocina lo sintiera, molestó harto. 

La percepción es que del momento de alegría o de paz que se pueda sentir al preparar el té, ese bocinazo realmente repentino logra desconcentrar a la perfección. Esa tranquilidad lograda después de un rato de siesta se va, se desvanece.  

Horas después uno intenta dormir en un dormitorio grande que tiene vista al mar, hasta ahí todo perfecto, pero pasa que a las 3 AM un auto Hyundai color morado sube arrancando al cerro por la misma calle donde pasó el auto anterior. Alcancé a estar despierto, de hecho estaba desvelado.

No había personas afuera ya que la gente normal suele dormir en sus horas de sueño, no había otros vehículos transitando por la calle, solo ese Hyundai subiendo hacia el cerro, el único mortal despierto a esa hora arrancando en la calle. ¡Hasta ahí perfecto! Pero algo incomoda…..toca la bocina justo cuando pasa por mi casa, y no me vengan de que es rollo mío porque no era la primera vez que ocurre. 

Consideremos que durante el día, incluido los fines de semana, hay que casi esperar que sean las 1 AM para poder respirar un poco de tranquilidad, tristemente la madrugada es el único momento del día en que se puede sentir la tranquilidad de una comuna que dice ser pueblo dormitorio. La ultima micro con recorrido llega al terminal a las 00:30 horas aproximadamente, y los choferes de igual forma son un tanto cómplices de estos ruidos acústicos. Es enfermante, la tranquilidad se supone nos permanece sobrios, y el tema de la contaminación acústica debería generar un poco de debate.

Pues bien ese auto generó un pitido a las 3 AM cuando pasaba por fuera de mi casa. Analicemos, en las casas de los vecinos la gente estaba durmiendo con sus luces apagadas, y ni siquiera habían “curaditos” en las esquinas. Era madrugada de lunes.

Y esto pasa todos los días.

Hoy es común ver en las grandes ciudades como Santiago, Concepción o Valparaíso-Viña del Mar (Las tres superan el millón de habitantes) que la gente quiere escaparse un poco al campo, reencontrarse con esos paradisiacos días nublados de Junio con un lago de aguas cristalinas, arrancarse de ese ruido que deja locas a las personas. Ya la ciudad no es el lugar ideal para ir a vivir, salvo para quienes toda su vida han vivido en el campo. En Concepción por ejemplo muchos quedan desencantados con la ciudad, a esto se suma el individualismo, el estrés y hasta la prepotencia con que atienden los comerciantes (lo poco cariñosos que se han puesto los penquistas). ¡Quieren puro irse al campo!

Sin embargo si alguien busca una periferia soñada para escaparse un poco de lo parco que es el vecino de Concepción (quien irradia de una u otra forma un poco de mala vibra y mala onda) o de la humedad que aumenta nuestra depresión, hay que pensar en muchos factores: Microclima – Silencio – Tranquilidad – Acogida en el barrio, y otros más.

Penco era el lugar ideal, pero con el aumento de la población automotriz, con el exagerado crecimiento de autos en calles céntricas y poblacionales de Penco, esta comuna deja mucho que desear a la hora de ofrecer tranquilidad para los más agobiados penquistas que se cambian de casa.

Está claro que la única forma de poder aguantar con facilidad todos estos ataques psicológicos por parte de los conductores silenciosos es simplemente “no pescar”, aunque para eso resulta necesario hacer un habito, pues en esta afán de buscar tranquilidad hay un momento en que podemos aguantar, ojo que si no disponemos de hacer al habito podemos hacer un gran esfuerzo hasta lograr aguantar, y ya a los dos o tres días perdemos la paciencia. Llega un minuto en que nos agotamos, nos cansamos, quedamos chato, o en buen chileno: “nos cabreamos”, “quedamos hasta la coronilla”. ¿Es que acaso no puedo bajar a la cocina de mi casa a prepararme un té? Y lo más increíble de todo es que estas personas tienen toda la libertad de hacer lo que quieran en la calle.

Cuando un conductor, ya sea de taxibus o de vehículo particular, te ve preparándote tranquilo tu tecito y te pitea cuando te ve por la ventana de tu cocina, con las luces prendidas, si notas que es reiterativo claramente ves que es un acoso psicológico. ¿Es sancionable? Si el badulaque lo hace desde la calle no por el solo hecho de que lo hace desde la vía pública, y nadie es dueño de la calle. ¡Abuso!  

Y lo mas insólito es que esto genera resultados, hasta casi generar un lavado de cerebro, es triste que en tu propia familia hayan personas que no te crean aunque seas lo más sobrio o cuerdo para explicar. Esta es la parte más triste que me toca detallar, lo asumo.

Antes de contar en qué momento miembros de tu familia no te creen este asunto, quiero poner de ejemplo un extracto de un capítulo de la serie The Simpsons, donde Homero pasa por un momento parecido.

No recuerdo bien como se llamaba el titulo de ese capítulo (Puesto que cada episodio es una historia distinta, no es un seguimiento diario como se le haría a una telenovela mexicana o Dragon Ball Z). La historia trata de unos marcianos que llegan a Springfield (la localidad de The Simpsons), Homero descubre que estos bichos raros llegaron, pero estos seres extraterrestres (los dos cíclopes gigantes con enormes tentáculos de pulpo) tienen un mecanismo, para lograr que nadie de los terrícolas le crea a Homero cuando éste quiera denunciar sobre su llegada, ya sea a los medios de comunicación: le lanzan un químico en todo su entorno corporal cuyo efecto principal es que cualquier acusación que haga Homero sobre la llegada de estos marcianos simplemente “nadie le crea”, producto del efecto que dejan los monstruos. Así fue que Homero llegó al canal de televisión, al cuartel de policía, y a todas las instancias, incluso en su propia familia…..¡Nadie le creyó! Lo más interesante ocurre cuando estos marcianos logran hacerle un lavado de cerebro al planeta cuando se transforman en los candidatos a presidente de los Estados Unidos, uno tenía la forma de Bill Clinton y el otro del candidato opositor. Ojo que los marcianos usurpaban identidades falsas, mientras que los verdaderos estaban de rehenes adentro del platillo volador de donde salieron. Homero intentaba decirles a todos que los candidatos no eran tales, sino que extraterrestres encubiertos. Nadie le creía a Homero, y los malditos lograban hacer su propia lavado de cerebro.

Acá es peor, porque esto no era ficción, era realidad.

Yo le planteo el tema del ruido a otra persona conocida cuya identidad no la quiero revelar.

Esta otra persona me ve afligido y estresado, comienza a preguntar:

-¿Y a ti que te pasa? Te noto decaído
-Es que estoy chato de los pitidos de los autos
-¿Cómo eso?
-Ahora ni puedo bajar a la cocina tranquilo, siempre cuando me quiero hacer un té viene el flaite del pasaje Sargento Candelaria a pitear en contra mía, no entiendo cómo pueden pitear cuando no hay otra persona afuera, y cuando me ven desde la ventana de mi casa. ¡Para colmo a la loca de mi mama le gusta tener las cortinas abiertas! ¡Exhibicionista de mier….!
-Ya tranquilo, ¿no le estarás poniendo color?
-¡¡Que color!! Cuando nos cambiamos de casa pensé que Penco seguía siendo el pueblo tranquilo, pero en pocos años el pueblo ha crecido y mucho-
-Es que los tiempos cambian, los pueblos crecen
-A mi me da lo mismo que cada uno progrese o se compre su auto, pero no me molesten
-¡Oye pastel!, tu tampoco eris el centro del mundo

Y el amigo finalmente no me creyó.

De algo que sirve la literatura y la cultura entonces. Lo más seguro es que cuando lean este testimonio ya los badulaques tras el volante dejen de molestar (se hagan los lesos, y temerosos de que un reportero de Mega o bien un PDI encubierto fiscalicen el tema prefieran no convertir una angosta bajada en la calle mas sobretransitada del pueblo…generaría muchas críticas a las mas indiferentes autoridades), y así por lo menos poder hacerme el café sin molestar a nadie, y si lo siguen haciendo ya este cuento queda como constancia (mas adelante puedo ir desenmascarando o desglosando más bien con otro cuentillo, siempre manteniendo el grado de respeto)…..entiendo que la justicia jamás hará nada, por algo escribo esta cuento, si dicen que tiene ficción es cosa de ustedes, total solo es literatura.

¡Gracias literatura por este sano desahogo!

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