Insisto,
me gusta caminar, pero cansarse igual es humano ¿no?
-¡Uf!
¡Estoy cansado! ¡Que caminata! Me queda como cinco kilómetros para volver a la
casa.
De
repente miro entre las casas del pasaje
-¡Ahí
esta la casa de la Leslie! La voy a pedir galletas y un juguito, ¿y quien sabe?
¡Algo mas!
Abro el
portón, camino entre el antejardín y toco el timbre.
Adentro
un joven de pelo parado con gel, moreno, con rasgos fenotípicos de chileno
santiaguino (como los futbolistas Eduardo Vargas o Arturo Vidal), de polera
polo, blu-jeans comprados en el Lider, y zapatillas de marca. Dias después supe
que este reggaetonero se llama German. Estaba sentado en uno de los sillones
del living viendo la tele, con el control remoto en mano.
En el
televisor estaban trasmitiendo un partido amistoso por la Copa Gato entre
Huachipato y Colo-Colo, jugado en el estadio de Temuco. En la tele el relator
Claudio Palma relataba con pasión el gol huachipatino.
-Y
¡Goooolllll…..!!!! de Huachipato
German
escucha el sonido del timbre, yo estaba afuera.
-¿Quién
chu….será?
German
aun dentro de la casa se mueve encima del sillón para abrir las cortinas, yo
afuera seguía esperando que me abrieran.
Y
German hacia gestos un poco despectivos
-¡Conches………!
Es este sa… …. …ea otra vez ¡Pobre cretino!
Yo
seguía esperando afuera cuando German abre la puerta, con un tono harto pesado
-¿Si?
-¿La
Leslie está?
Y el
desgraciado me gritó
-¡No!
¡Leslie no está!
Y el
mala clase cerró la puerta con un portazo.
-¡Menos
mal que era simpatico era hue…..!
Y
adentro de la casa, la Leslie venia saliendo de la cocina, le hablaba a German.
-¡German!
¿Quién era?
-¡Era
un peruano pidiendo plata! Pa la otra le pego un combo en el hocico
La
Leslie sujetaba una bandeja con galletas, y el reggaetonero pesca una para
tragársela. Luego el macho le habla a la mina.
-¿Tu
hiciste las galletas?
-Si
-Leslie,
eres buena haciendo galletas ¿Sabias? Y eres buena para otras cosas, por eso te
amo.
El muy
machito pesca a la mujer de la espalda, y están a punto de besarse. Segundos
después expresan todo su amor en el living de la casa.
Una
semana después….
Yo en
el living de mi casa estaba con el auricular del teléfono en mi oído. De
repente alguien contesta al otro lado.
-¿Alo?
-Señorita,
¿Alvaro Enriquez estará en su oficina? (……) ¿Cómo? ¿En una hora mas llega?
Bueno, gracias, hasta luego.
La
comunicación se corta, y mientras marcaba otro numero yo algo tenia en mente,
en vez de estar esperando una hora como hombre topo quería entretenerme con una
mujer. Pesqué mi agenda y veía la lista, entre Antonia, Cecilia, Jacqueline,
Maria Elena o Jennifer, escogí a la Leslie.
Y en la
casa de la mina del pasaje, mientras ésta preparaba la estufa a leña porque
evidentemente hacia un poco de frio, sonaba el teléfono. ¡Era yo!
Leslie
contesta:
-¿Alo?
¡Ah! Hola, ¿Cómo tay?
Pero en
el pasillo German se da el cuenta que “el peruano” a quien trató mal estaba
llamando a su polola, algo tenia entre manos.
-¡Conche…..re!
Voy a escuchar la conversa, si este vago mapuche le pide pololeo……Lo insulto
telefónicamente, ¡Nada de hu…as aquí!
German
pesca el auricular del otro teléfono, en el living de su casa.
Mientras
en mi casa converso con la Leslie
-¡Oye!
La otra vez pasé pa´ tu casa, pero tu perro casi me muerde. Cht, ¡Calmalo pa la
otra poh!
-Ya,
pero yo no tengo mascotas poh. ¡Ja ja ja!
Y en el
otro teléfono German se empieza a reir
-¡Pobre
hue…n ja ja ja!
Respondo
a la Leslie, dejando como consecuencia que German terminara el dia totalmente
picado.
-Ya,
¿Pero de que otra forma puedo llamar a tu hermano chico? Si primero me dice que
no esta(y), y después me pega el medio portazo. ¿Ah? ¡Dime poh!-
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