Navidad: ¿Fecha espiritual o materialista?

La transnacional Coca-Cola Company inventó y patentó a inicios del siglo XX el personaje “Santa Claus”. Fue una forma que ideó la empresa para estar presente en la conmemoración de las fiestas navideñas, las que de por sí se venían realizando por siglos y en muchos países. Sería un primer revés entre el propósito inicial de recordar el nacimiento del Niño Jesús y la connotación que hoy le damos como sociedad.

 ¿Qué prima en la mente de los padres cuando se endeudan comprando un plasma, un MP3 o un netbook? ¿Ver feliz a su niño? ¡Probablemente! ¿O acaso se siente presionado porque el hijo no acepta regalos que no sean de marca? Cuando la práctica se instaló como una tradición en casi todas las familias el regalo fue una forma que tenían los papás para seguir el ejemplo de San Nicolás, regalándole a sus niños un juguete como una forma de mostrar entrega y cariño. Claro que los tiempos han cambiado, y que la familia regala algo según los recursos que tenga bajo la lógica “Si tengo esta cantidad de dinero le regalo esto a mi hijo”. Antes no había tarjetas de crédito y sólo el que tenía recursos podía hacerlo. Pero cabe hacerse la pregunta: ¿Qué sensaciones tiene un niño después de recibir su regalo? ¿Alegría o satisfacción?, ahora exigen a los adultos qué regalo quieren recibir.

 La Navidad hoy en día no es más que una excusa que tiene el mercado para lucrar con el capricho de los niños. Ahí se aprecia cómo el materialismo ha ido interviniendo en las mentes y corazones de cada persona, y de cómo el verdadero e inicial sentido de esta fiesta se ha ido perdiendo, un plasma de muchas pulgadas pareciera tener más validez que recordar el nacimiento del niño Dios en Nochebuena.