Pareciera una contradicción insalvable, una de esas paradojas que duelen a quienes defendemos la identidad regional. ¿Cómo es posible que un medio de comunicación de Concepción, baluarte de la identidad del Biobío, incluya en sus reportes deportivos los resultados de Colo-Colo, la Universidad de Chile y Universidad Católica? A primera vista, resulta chocante. Es como si, sin darnos cuenta, nos volviéramos cómplices del mismo centralismo que tanto criticamos, entregándole espacio a la capital en nuestra propia casa. Pero, al mirar con lupa, la explicación tiene más de marketing y conexión real con la audiencia que de sumisión. Aquí lo desmenuzamos.
El corazón del problema reside en que los medios dominantes, aquellos que marcan la pauta noticiosa del país, son santiaguinos. Es una realidad irrefutable: las grandes cadenas de televisión, diarios y radios de alta cobertura tienen su sede, dirección editorial y principales fuentes de ingresos en la Región Metropolitana. Para ellos, el fútbol "nacional" es, por definición, el que se juega en la capital. Los equipos de Concepción, por muy populares que sean a nivel local (como Huachipato, la U. de Conce o Deportes Concepción), no reciben el mismo énfasis simplemente porque el foco mediático no está acá. Este centralismo informativo es el que nos obliga a actuar de forma estratégica.
Para este presente 2025, la Región del Biobío es una verdadera potencia futbolística. Contamos con nueve equipos compitiendo en cuatro de las cinco categorías del fútbol chileno: Huachipato (Primera A), Universidad de Concepción (Liga de Ascenso, aunque recién ascendido a Primera A), Deportes Concepción (Primera B o Liga de Ascenso), Lota Schwager, Comunal Cabrero y Naval (Tercera A), y Deportes Laja Histórico, Nacimiento y República Independiente de Hualqui (Tercera B). Y no podemos olvidar a dos clubes con igual o mayor arraigo popular que hoy, por razones administrativas, no están compitiendo, como Arturo Fernández Vial e Iberia de Los Ángeles. Con todo este músculo local, la pregunta es aún más válida: ¿Para qué mirar a Santiago?
La respuesta es simple y brutalmente honesta: los tres grandes son un fenómeno nacional, no solo santiaguino. Colo-Colo, la U y la UC son, hasta ahora, los únicos clubes capaces de contar con afición, hinchadas organizadas y barristas en todas y cada una de las comunas de la Región del Biobío. Es un nivel de penetración que los clubes locales, por mucho esfuerzo que hagan, aún no logran igualar. Esta realidad es el resultado de décadas de fuerte influencia mediática centralizada que, por su parte, no genera noticias constantemente de nuestros equipos locales.
De las 33 comunas que conforman nuestra región, hay varias zonas que carecen de representación directa en el fútbol. Pensemos en la totalidad de la Provincia de Arauco, una buena parte de la precordillera, o comunas como Florida y Penco. En esos lugares, la gente está mucho más expuesta a seguir los partidos de los equipos capitalinos, sencillamente porque son los que ven en la televisión o escuchan en la radio con mayor frecuencia. Es en estos sectores donde los restobares promocionan la transmisión de partidos de "los grandes", porque desde el marketing saben que esos duelos aseguran un flujo de clientela. Para un medio regional, incluir los resultados de estos equipos no es un favor al centralismo; es una estrategia de supervivencia.
El marketing lo confirma: la inclusión de los resultados de los clubes capitalinos garantiza un piso de audiencia de todas esas comunas que, de otra forma, podrían ignorar la publicación. Si un medio se enfoca solo en los nueve clubes regionales, estaría hablando solo a una parte de la región. Al agregar a los tres grandes, el cálculo es simple: se suma la afición de las ciudades que sí tienen fútbol propio más la audiencia de los lugares que sólo siguen a los equipos capitalinos porque los sienten más cercanos. De esta forma, lo que parece una traición al regionalismo es, en realidad, un movimiento astuto: el medio se asegura de que su mensaje, incluso aquel que crítica el centralismo, llegue al 100% del territorio de la Región del Biobío, capitalizando una realidad social y deportiva ineludible. Es el precio de la audiencia total en un ecosistema mediático complejo.










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