Los estruendos se sintieron en todo el país, y por harto rato. Si bien el gobierno abrió el libre acceso a la calle y hasta cierta hora, fue justo en el momento más crítico de la pandemia.
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Desconocemos si este fue el momento exacto, en que una tendencia “algo turbia” se instalaría (y normalizaría) en Chile. Lo cierto es que para el trasnoche navideño del 25 de diciembre (del año 2020) los estruendos y petardos se sintieron en casi todo Chile, durante harto rato. Curiosamente no eran fuegos pirotécnicos lanzados por los municipios (como para convocar a un show mas comunitario y familiar), sino que por vecinos comunes quienes de forma particular tenían su propia manera de “celebrar” la navidad.
De ahí es que lanzábamos titulares algo irónicos y sarcásticos como que “el niñito Jesús estuviera jugando con petardos en su propio cumpleaños”.
Twitter recopilaba una serie de denuncias, el hecho ocurría en muchos lugares como Concepción, San Pedro de la Paz, Penco, Lo Prado, Valdivia, Quirihue, Ancud, Puerto Varas, Calle Larga, Quilpué, Villa Alemana, Rancagua, por solo mencionar algunos. Todos de forma simultánea.
En ese momento se puso bastante en duda la labor de Carabineros, no solo por su aparente permisividad ante los hechos (tomando en cuenta que estaba prohibida su venta) sino porque se supone que el Toque de Queda se reanudaría recién a las 1 AM dando así algo de chipe libre a la ciudadanía para que así compartieran en navidad con sus seres queridos. Aunque cuento conocido, en pandemia los controles policiales jamás fueron del todo rigurosas (Las Redes Sociales permitía mostrar, lo que muchas veces la televisión no mencionaba).
Los petardos, que serían una fiesta para algunos, termina siendo hasta ahora un calvario y para un porcentaje importante de chilenos. Estos últimos se restan de dichos lanzamientos porque el ruido sería dañino para personas con Trastorno de Espectro Autista (TEA) y también lo es para las mascotas (perros).
Finalmente cabe complementar que con el correr de los meses, personas con “cierto estilo de vida” (por no mencionar un calificativo directo) estarían fascinados de lanzar petardos que con el tiempo serían algo más recurrentes sin fecha o tiempo determinado. Por el momento las autoridades no están frenando esta práctica, y quienes se sienten incómodos no tienen otra alternativa más que “aguantar”.
Saque sus conclusiones.
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