Nadie puede negar que en un país civilizado deben funcionar las policías, ya que la seguridad y la protección son derechos muy legítimos en cada persona. La gente politizada quizás diga que Carabineros ha perdido legitimidad a raíz de algunas Violaciones a los Derechos Humanos, algo muy repudiable sin duda. Pero los no tan politizados también tienen sus reparos, en varias oportunidades han presenciado actos de dudosa reputación y al momento de hacer alguna denuncia se sienten muy poco tomados en cuenta al interior de las comisarías.
Cuando se critica al delito del
narco, se asume que la sola venta de drogas es un ilícito, pero en realidad se
repudia los efectos dominó que esta actividad genera en el entorno donde se
mueve. Por ejemplo, las personas que tengan algún vinculo con la mafia de una u
otra manera hacen tóxico el ambiente donde se mueven y sobre todo en las
noches. Los inocentes podrían pensar que Carabineros debiera perseguirlo, pero
lejos de aquello saben lo que pasa en las poblaciones y sin embargo las
patrullas no salen de las comisarías.
Esto quizás podría responder a una incongruencia evidente que se ha percibido durante las pasadas Cuarentenas (y también en el Pasado Toque de Queda, muy cuestionado en su minuto la verdad). Uno podría pensar, desde la ignorancia o inocencia, que apenas comenzadas las restricciones los efectivos policiales saldrían en masa a la calle, pero lejos de eso siguieron pasando los vehículos a la calle….sobre todo las enormes camionetas que meten ruido con sus peculiares motores. Quizás uno no tenga pruebas de que alguna mafia estaría detrás de ese panorama, pero deja harto que pensar en verdad.
Reportajes como este, que ha sido
publicado por un medio muy serio como CiperChile, son muy valiosos. Quizás no
garantice el fin de la delincuencia o el fin de la inseguridad, pero este
artículo es importantísimo ya que responde a muchas de las inquietudes
ciudadanas (de las cuales algo de impotencia se percibe en la desazón social).
Esto en algo aclara, respecto al porque Carabineros no responde de inmediato
cuando un vecino (presencialmente o llamando al 133) denuncia actos tránsfugos por
parte de ciertos personajes. Al final son dos tipos de respuestas frente a esta
decepción colectiva, por un lado Carabineros (y sobre todo en comunas chicas o
pobres) argumenta que no tienen la dotación policial suficiente, para hacer
rondas constantes pasado las 12. Pero cuando alguien que debiera defender la
ley tiene una relación de amistad con un antisocial, responde a estas señales
de impunidad como cuando el cabo (en la comi) ni siquiera se da el tiempo de
anotar en el libro de actas tu denuncia.
Policías deben seguir existiendo en
un país que al menos aspire a ser desarrollado, como Chile. Aunque tampoco se
puede negar que el modelo Carabineros de Chile fue implementado durante los
años 20’s, y bajo el gobierno de Carlos Ibañez del Campo. Esta institución no
nació junto con las luchas patriotas de O’Higgins o José Miguel Carrera, y eso
justificaría una refundación sana de las policías. La gente quiere volver a
creer en una institución que responda incondicionalmente a sus necesidades de
Seguridad (y Orden).
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