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jueves, 3 de octubre de 2019

CUENTO DE POLOLOS - Una espera que valió la pena

Este cuento se ambienta en el Liceo Pencopolitano (Penco)
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Puñalada por la espalda - 2016
De Concepción a Valparaíso - Verano del 2012
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Introducción musical: 

(…) No sabía que dentro de ti yo iba a encontrar la luz. No sabía que existía un mundo así. No sabía que podía ser tan feliz.
Que la vida pasaba de largo, vacía, sin emoción. No había nada flotando en el aire, abrazándome el corazón. ¡Y llegaste tú! Y el mundo me abrazó (…)
Y llegaste tú. Y me sorprendió. El poder que había en este amor.
Y llegaste tú. Una bendición. Aun recuerdo el momento en que todo cambió.
Y llegaste tú. Y me sorprendió. El poder que hay en este amor.
Y llegaste tú, una bendición. Aun recuerdo….., ¡cuando llegaste tú!”

(Extracto de la balada romántica “Y llegaste tú”, del dúo mexicano-argentino Sin Bandera. Año 2003)




Sala de clases, bloque C. Segundo piso
Liceo Penco (Aprox., año 2007)
Matías cursaba los primeros meses de su enseñanza media e iba en primero medio del Liceo Pencopolitano (en Penco). Aquello pasó en otoño del año 2002. Desde el primer día de clases que se propuso destacarse en muchas cosas, con tal de borrar así un pasado oscuro cuando cursaba la básica en la escuela. 

En una mañana cualquiera salió de la sala de clases bajo la excusa de ir al baño, cuando en realidad “el frescolín” quería comprarse unos alfajores en el kiosco del liceo. Hasta que de lejos veía a una compañera del 1ºJ, le empezó a gustar Isabel.

Al otro día, y en medio del recreo Matías quería comprarse unos galletones en el kiosco. Se los iba sirviendo. Luego se fue a sentar en los asientos mecano del patio, cuando al frente suyo estaba la chiquilla algo solitaria. Y por primera vez tomó la iniciativa en acercarse a ella. Matías llega a donde ella, pero en un comienzo no lo toma mucho en cuenta ya que estaba escuchando música con su “Discman”. Luego lo miraba algo distante y se saca los audífonos de sus oídos, Matías le habla en voz baja:

Foto del año 2004. 3ºA Técnico Profesional 
Matías: - (Algo miedoso) ¿Dame unos minutos porfa´?-

Isabel movía con su cabeza en vez de hablarle, queriendo decir “¿¡Si!? ¿¡Qué pasa!?”. Con esa expresión quinésica buscaba saber porque Matías pretendía molestarla.

Matías:- (Nervioso) ¡Hola!, ¡mira!….desde ayer que siempre te veo en el recreo. ¡Y nada poh´!….te quería saludar-

Isabel (Cuestionándolo al principio):- Ya, ¡pero oye!….viene mi pololo en un rato mas, mejor ándate ¡De verdad!

Cada vez que uno salía al recreo,
era común ver en los pasillos a parejas
besándose. Muchos matrimonios nacieron
en los pasillos del Liceo Penco. 
Pero ¿de repente? Otro compañero altanero se les acerca, era el pololo de Isabel. Estaba algo incomodo con ver como el “pavo” de Matías acortejaba sutilmente a la muchacha bonita de las trenzas castañas. Al final el petulante echó a Matías del rincón pidiéndole que la dejara de molestar, y el aun inocente liceano se fue resignado porque en ese minuto había perdido una batalla, ¿pero acaso perdió la guerra?

El adjetivo que mejor define a Isabel Rebolledo (16) es dulce. Era inteligente, viñamarina de nacimiento, parecía más bien –en apariencia claro- una niñita del Colegio Sagrado Corazón de Concepción pero en realidad estaba en el liceo de Penco. ¡Bonita la mina! Muy señorita, niñita mimada desde su infancia.

Un mes después.
Matías estaba en una clase de Química, cuando de repente le pidió al profesor permiso para salir al baño. Salió de la sala. Camina por los pasillos del liceo, y cuando estaba a punto de entrar a orinar ve de lejos a su amada Isabel, algo triste en los asientos del patio, sola y con lágrimas en su rostro. 

Foto del 4ºH, generación 2005
Matías se acercó a la chica con un mínimo de temor eso sí, y le habló….

Matías:- (Nervioso) ¡Hola!

Isabel estaba llorando en ese momento. Movió su cabeza hacia donde estaba el chico, frente a ella, y esa distancia que en algún minuto tuvo con Matías no se notaba. Como que la mujer entendía que pese al aspecto “perno”, inocente y “hue…n” del muchacho, en el fondo no era un mal cabro. Ella venia de pasar un muy mal momento.

Isabel:- (Bajoneada) Hola
Matías:- ¿Qué te pasa?
Isabel:- ¡Siéntate!

Isabel se parece mucho a esta otra niña,
quien en realidad es una modelo quien posó para
la publicidad de un preuniversitario (Cuyos posters
se pueden ver en varios puntos del centro de
Concepción).-
Y Matías se sentó al lado de Isabel. Estaban ellos dos no más en el patio.

Matías:- ¡Pucha!, que pena que estés así. ¡Cuéntame!, ¿Por qué lloras?

La mujer paró de llorar cuando el compañero del 1ºB le empezó a hablar, pero aun seguían las gotas de llanto y lagrimas visibles desde sus ojos. Pues resulta que el Rubén le puso “el gorro” a la pobre cabra, tenía algo con otra persona. ¿Quién no se va a sentir defraudada así? ¿Ah? Pasa que Rubén se estaba besando con otra compañera.

Isabel:- (Triste) Terminé con el niño que te gritó el otro día   
Matías:- ¡Ah!….¡qué pena oye! Pero mira, tengo que decirte algo…

De repente Isabel ve de lejos a su mamá quien la venia a visitar por un asunto bien confidencial, la apoderado estaba en uno de los pasillos del liceo haciendo gestos con sus manos, como queriendo decir “¡Hola hija! ¡Ven!”

Isabel:- Mi mamá me está llamando, pero a la salida hablamos ¿¡Ya!? ¡Chao!
Varios meses después
Tras la mala experiencia amorosa de Isabel con el altanero de Rubén, podríamos decir que ahora las cosas cambiaron para mejor en Matías ya que quien fuera uno de los “nerds” del liceo por fin se ganó la amistad y el aprecio de la bonita joven “refinera” (Esta última palabra hace alusión a que la chiquilla de trenzas y pelo largo -color café- vivía en el tranquilo sector de Refinería, Penco).
Era la última semana de clases en Diciembre del 2002, y muchos “cabros” decidieron no ir al liceo para escaparse a la playa una tarde. La mayoría de los alumnos sabían que pasaban de curso, incluso si se sacaban un rojo en la última prueba. La sensación térmica era de 23ºC a las 15 horas de un viernes.
Matías iba solo a la Playa de Penco, con sus sandalias (o Wayanas como suele decir comúnmente la gente) y una toalla para tomar sol después de lanzarse al mar. Sabemos que el mar es calmo y tranquilo en esta localidad del Bío Bío.
Dos horas después estaba casi tomando una siesta sobre la toalla y bajo el sol, cuando a lo lejos ve a Isabel compartiendo con algunas amigas. Aun no le ha podido confesar su amor, porque astutamente se cercioró de tener bien ganada la confianza de la delgada y simpática compañera. El joven se paró del suelo y caminó hacia el grupo de señoritas. Isabel se puso contenta cuando Matías llegaba.

Matías:- (Primero le dirige la palabra a las niñas, luego le habla directamente a Isabel) ¡Permiso! ¡Hola niñas!......¡Hola Isabel!
Isabel:- ¡Hola poh´ Mati! ¿Cómo estay´?
Matías:- ¡Aquí poh´! Hace meses que te quise confesar algo, pero tiene que ser en privado.
Isabel:- ¡Ah ya poh´! ¡Deja pararme primero! (Luego le habla a sus amigas) ¡Chiquillas! Voy a hablar un poco con este niño, algo en privado, vuelvo altiro ¿Ya?

Al final los dos iban caminando solos en la arena, la Playa de Penco bien sabemos que es un rincón amplio. En el 2002 aun no existía la Costanera.  

Matías:- Isabel, quiero ser supera honesto contigo. Eres muy simpática, y fue rico que me dejaras ser tu amigo.
Isabel:- (Risas) ¡Ah ya! ¡Dale! ¡Gracias!
Matías:- Isa, te tengo que decir algo super importante
Isabel:- Tranquilo Matias, dime, sin miedo
Matías:- ¡Me gustay!, ¿Queri´(s) pololear conmigo?
Isabel no le dijo nada, simplemente lo besó. Esa fue su mejor tarde.    

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