En
los noticiarios es común ver como ciertos lugares típicos son difundidos por
sus costumbres. Y es demasiado el estrés de la gente de ciudad que quiere
salirse de la urbe para respirar aire puro, servirse un plato de cazuela en un
restaurant de comida criolla, o descansar un rato en medio del silencio y del
ruido de las arboles campestres.
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La
Octava Región del Bío Bío ofrece el más diverso arcoíris de lugares típicos.
Podrían enumerarse muchos ejemplos, como la localidad de Rere, las comunidades
pehuenches de Ralco, la Isla Mocha o Talcamávida. El primero de estos pueblos, que
es Rere, es un antiguo e histórico pueblito rústico cuyas calles son de tierra,
aquí funcionó un banco a fines del Siglo XIX y tiene muchas casas de adobe. Mientras
que desde Ralco hacia la frontera con Argentina (en la precordillera) se
encuentran varias comunidades mapuches con pobladores que hablan mapudungun y
practican costumbres ancestrales. La Isla Mocha es un rincón separado del
continente, rico en paisajes naturales, flora, fauna y ambientes campestres,
totalmente aislada de la ajetreada, contaminada y latosa Concepción. Y Talcamávida,
que si bien se ubica dentro de la comuna de Hualqui, ofrece interesantes
postales de un “pueblo perdido”, no es una aldea como muchos se imaginan, sino
que una población con apariencia de pueblo rustico, totalmente aislado de la
capital regional y separado por el campo, donde hasta hace un par de años solo
se llegaba en tren. ¡Qué lindo es Chile!
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Ahora,
si bien el consumismo, el adormecimiento por parte de la clase política, la
ignorancia de algunas personas, el poco interés a temáticas sociales por parte
de la misma clase popular y la globalización, son realidades que ocurren en
todo Chile, hay partes donde al parecer esto es más notorio que en otras. ¿Se
imagina una ciudad que se consagre como un paraíso para los más poderosos?, un
pueblo que siendo pobre y marginal -o con un centenario pasado proletario -
nunca haga noticia porque los pobladores hayan hecho alguna protesta. Donde
muchos aman las marcas o aparenten “arribismo materialista”, o donde ser
critico solo genere anticuerpos. Es increíble que a trece kilómetros del centro
de Concepción existan partes así, como Penco.
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Más
que un trabajo de investigación -con fuentes bibliográficas o entrevistas- es
un recorrido por el cautivante folclor de la comuna de Penco. Ciudad
manipulada, adormecida, pasiva, apática, asantiaguinizada, televisiva,
permeable y muy poco crítica.
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Pescados chicos vs. El pescado
grande. ¿Imposible?
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En
los últimos años la televisión muestra a una comunidad de ciudadanos convocando
y organizando movilizaciones, con protestas, barricadas y marchas. De esta
forma podemos hablar de movilizaciones
estudiantiles o de apoyo al pueblo mapuche en el centro de Santiago, como
también de otras que convocan a pescadores
en Valparaíso, e incluso de marchas
convocadas por gremios de funcionarios públicos en la Plaza Independencia de
Concepción. Ellos aprovechan una de las ventajas que ofrece la libertad de
expresión, aunque hay dudas de que tan democrática sea nuestra sociedad.
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Al
parecer se ve un descontento colectivo, pero estos movimientos sociales ¿convocan
realmente a todo el pueblo chileno? Pueblo -desde el punto de vista ideológico-
convoca a toda la clase trabajadora del país, e incluso a toda la gente común y
corriente que no cuenta con algún tipo de privilegios (Hoy “el pueblo” lo
conforman las personas que viven en poblaciones). Desde el punto de vista de
las clases sociales Chile está dividido en los segmentos ABC1, C2, C3, D y E, y
acá el pueblo (desde el punto de vista de los ingresos mensuales) lo conforman
los estratos C3 (Clase media vulnerable), el D (Clase baja) y el E (El estrato
más marginal). E incluso hay un interesante bloque -dividido imaginariamente en
cuatro partes- que grafica la división entre “gente influyente” y “gente
corriente”. Los comunes pasarían a conformar el pueblo, mientras que los
poderosos se dividen en dos elites: económica e intelectual.
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El
pueblo podría dividirse entre gente crítica y gente controlada. Los primeros
pasan a ser personas que muchas veces son nuestros propios vecinos pero que se
diferencian al resto de las personas porque muchas veces cuestionan lo que ven
o lo que oyen. Mientras que los segundos también forman parte del vecindario,
pero representan a la mayoría de las personas, a la gran mayoría de chilenos,
los que ven mucha televisión y quienes por una circunstancia X no se atreven a
cuestionar las gestiones de alguna autoridad. Eso explica el porqué las
movilizaciones sociales no logra convocar a todo el pueblo, aunque hay razones
de membrecía a un sindicato o confederación social, los que siempre van a este
tipo de manifestaciones son personas del pueblo, pero son de “ese pueblo
critico”, porque en realidad la mayoría de los chilenos (el pueblo controlado)
no tiene tiempo para salir a la calle, para solidarizar con estos movimientos.
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Para
que el sueño del revolucionario - de lograr una nueva revolución social en
Chile- se haga por fin realidad (como una forma de combatir con la más grosera
desigualdad que hoy predomina en Chile) pareciera que no basta únicamente con
los que siempre vienen y participan de las marchas. Algunos hablan de cambiar el
modelo económico neoliberal y otros hablan de una Asamblea Constituyente.
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Hay
zonas geográficas en el país donde predominan fuertemente la apatía social
(donde la gente nunca hace nada) y la acción social (donde el pueblo se perfila
como revolucionario). Por ejemplo, donde ocurren muchas movilizaciones son en
los barrios populares de las grandes ciudades, también en las comunas pobres y
en la zona mapuche (aunque en realidad son solo algunos de los rincones más
postergados de Chile). Mientras que en zonas más agrícolas y campesinas (En
todo el valle central desde la V Región hasta la IX) los humildes pobladores no
ponen ninguna resistencia a la decisión de sus autoridades locales, cuya sumisión
es más notoria según la cantidad de habitantes (A menor población… más
tranquila es su gente, salvo en excepciones). Los movimientos sociales
necesitan la adhesión del pueblo para ganar la lucha.
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Penco: la única comuna proletaria
“muy controlada” del Biobío
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Para
comprender mejor el contexto la Octava Región se podría dividir en cinco
segmentos sociales: 1) La vida acomodada de ciudad (Por ejemplo Concepción), 2)
los barrios populares de las grandes ciudades (Barrio Norte, de hecho este
sector penquista busca conformarse como comuna), 3) el mundo campesino (En los
alrededores de Chillan y Los Ángeles), 4) el mundo indígena (Los mapuches de
Alto Bío Bio y Tirúa) y 5) las comunas proletarias-costeras (Conformada por
Talcahuano, Coronel, Lota, Lebu, Tomé y Penco). En el fondo hay un sector
activo, y otro mucho más tranquilo.
Esta
última zona mencionada, de 6 comunas, muestra ciertas características
geográficas y topográficas como elementos en común que las unen. Son ciudades
que crecen, se desarrollan y giran en torno al mar; cuentan con playas (aunque
no todas aptas para el baño), caletas y muelles pesqueros; están rodeadas de
cerros ocupados por calles y poblaciones, su corazón comercial literalmente son
el centro de estos lugares porque se ubican en medio de un “hoyo” entre la
costa y los cerros, gozan de lindos atardeceres y en sus subidas cuentan con
miradores, por solo mencionar algunos.
Pero
además presentan características socio-económicas que también las hacen
comunes. En el pasado fueron ciudades industriales, pero hoy todas cuentan con
un grado de crisis económico-laboral ya que en muchos de estos lugares hay
altos índices de cesantía. Talcahuano es el puerto pesquero más grande del sur,
pero no es garantía de que los choreros tengan empleo en su comuna. Y Coronel
fue una gran ciudad minera pero hoy vive un serio problema ambiental desde la
instalación de las termoeléctricas Bocamina 1 y Bocamina 2. Ambas ciudades están
altamente fétidas y contaminadas.
Lota
fue la gran ciudad minera de la VIII Región hasta el año 1997, pero ni siquiera
el redundante rescate patrimonial minero logra derrotar la pobreza que
estigmatiza a esta comuna a nivel nacional. Lebu fue también otro punto minero
pero hoy –y pese a ser la capital de la Provincia de Arauco- se sienten casi
como un patio trasero de Concepción, Tomé tendrá las mas playas más lindas pero
el cierre de la fábrica textil ha condicionado el destino de muchas familias, y
en Penco funcionaron dos grandes industrias que fueron cerradas en 1976 (Refinería
de Azúcar) y 1990 (Lozapenco), empresas que crearon el Penco moderno desde su
refundación en 1823.
Y
mientras en la mayoría de estas ciudades se presencian las más diversas
manifestaciones callejeras –o tomas de rutas-, algo ocurre en Penco que como
antiguo pueblo proletario se mantiene un tanto al margen. Llama la atención que
mientras los trabajadores portuarios de Caleta Lo Rojas -en Coronel- se
enfrentan a los efectivos de Fuerzas Especiales de Carabineros, o cuando los
pescadores artesanales de Tome se toman el camino de acceso a la ciudad (y en
el mismo día), ¡en Penco nunca pasa nada!
Elementos y poderes que controlan a
los pencones
Sería
muy arrogante decir que esta pasividad muy típica de los pencones es una de las
consecuencias ideológicas y sistemáticas de la dictadura militar. Pero si en la sede comunal del Partido
Comunista muchos militantes -en conversación privada- dicen que “tiempo antes
del golpe muchos democratacristianos sapeaban a los compañeros”, es por algo ¿no? Si ya en la década de los años
70´s fue muy difícil volver a re-despertar las conciencias penconas mucho más
difícil lo es ahora, pese a la cantidad de manifestaciones que muestra la
televisión o las facilidades que ofrecen las redes sociales, porque el miedo o
el silencio de los abuelos fue enseñado -y traspasado- a las nuevas generaciones.
Y todo es generalizado, la mayoría no cuestiona su entorno.
¿Qué
vemos hoy en Penco? Pese a haber sido una ciudad industrial su gente es muy diferente
a la de pobladores de otras localidades proletarias. Pero además están
ocurriendo muchas cosas y anécdotas que realmente llaman la atención, a los
ojos de un penquista con ideales comunistas o de un lotino.
El
pasado domingo 25 de agosto (de 2013) unos 5.000 jóvenes casi llenaron el
Gimnasio Municipal, porque allí el municipio hizo una convocatoria para
conmemorar el Día de la Juventud. Lo que definitiva aquí ocurre es que las
autoridades locales gestionaron “circo para el pueblo”, enfocado en este caso
como “un carrete para los chiquillos”. ¿No se supone que son los privados los
que debieran instalar boliches o discotecas? ¿Por qué el municipio debiera
gastar recursos públicos para invitar a un grupo de reggaetón, como invitados
estelares de una fiesta? O si tantas ganas tienen de carretear, ¿Por qué no se
juntan y organizan algún carrete en una casa particular? Un organismo público,
se supone, debiera enfocarse a temáticas sociales, hay dinero que se está
gastando en ese evento que por lo demás es gratuito…..la entrada era liberada
para cualquiera que quisiera ir.
Uno
de los “contados” vecinos críticos de Penco es Juan Carlos Flores Ferreira, un
poblador que muchas veces fue discriminado por la municipalidad cuando pidió
financiamiento -o espacios- para su museo de fósiles y objetos taximérdicos.
Tiene su opinión muy crítica sobre el tema:
“Mira,
uno de los sistemas de manipulación del ser humano hoy día es la televisión,
como también hasta el mismo hoy ha sido la religión. Estamos frente a grandes
anópticos que tratan de influir en la juventud a través de la propaganda o a
través de la evangelización llamémoslo así, o interpretación de los textos y
figuras religiosas. ¿Ya? Pero en el contexto de la televisión esto es más
actual porque esto nos toca casi mayormente a la juventud, puesto que ellos
están siguiendo modelos que vienen de afuera, de otros países ¿cierto? Y que la
televisión ocupa en el sentido de poder tergiversar un poco la mente de los
jóvenes para sacarlos de los problemas cotidianos que son de ámbito social, de
ámbito político-social, o demandas sociales ¿Ya? Entonces en ese sentido la
culturización a través de la televisión en el sentido de la propaganda está
mermando las capacidades de los jóvenes para luchar, para la lucha cotidiana
que está en el diario vivir de los papas, de la vida diaria de uno mismo, de
los mismos jóvenes, ¿ya?, y me parece lamentable que eso haya ocurrido y va a
seguir ocurriendo mientras los jóvenes no tengan conciencia de lo que están
viendo, porque los grupos elitistas son los que imponen lo que los jóvenes….
que mostrarle a los jóvenes, que quieren ver los jóvenes ¿ya? Y es una manera
de concientización no más poh. Pero que a la vez provoca un daño sobre todo
aquí en la comuna de Penco porque no están consciente los chicos poh, están (…)
en otras actividades que están cohesionando la actitud de pensar por la comuna
y de hacer cosas, de liderar proyectos sociales en la comuna ¿Ya?”
(Juan
Carlos Flores Ferreira, vecino de Penco)
Aunque
todo tiene un porqué, el motivo que tiene la municipalidad para convocar a una
fiesta es su afán “por quedar bien con la gente”, los más críticos lo aluden a
una estrategia política de obtener votos para sus aliados políticos, y esto en
las elecciones parlamentarias que se realizarían meses después. Ahora es la
Democracia Cristiana (DC) el partido del alcalde, y es una de las cúpulas que
conforma el conglomerado de la “Nueva Mayoría”, hay una diputada socialista que
quiere ser re-electa, Clemira Pacheco, y el apoyo de los DC en Penco como en
muchas otras comunas es vital. O también porque a los políticos tradicionales
les conviene darles en el gusto a la mayoría, en eso no hay diferencias entre
la actual administración netamente concertacionista y entre la anterior que fue
UDI, Guillermo Cáceres estuvo en el cargo entre 2005 y 2012 pero fue en su
periodo donde el municipio intervino mucho en los carretes para jóvenes.
En
otras ciudades cuesta creer que “fiestas” y política van de la mano. Pero bien
se dice que algunas autoridades distraen a la gente con este tipo de eventos
masivos, algo que en Concepción –por tratarse de una ciudad universitaria-
cuesta realizarse porque si se descubre que el municipio convoca a un carrete público
le lloverían las críticas desde el mundo intelectual. Bien distinto es el
panorama en Penco donde por tratarse de una ciudad muy postergada (no solo por
el centro y la derecha política) escasean los espacios para el pensamiento crítico.
Por
lo tanto, si se hace un análisis académico los imaginarios sociales [1]que
mas predominan hoy entre la mayoría de los pencones…son “los reggaetoneros”,
los chicos-farándula y los consumistas.
CONCLUSION
Cuesta
poner todas las anécdotas que ocurren en Penco en tan solo 5 carillas. Si bien
esta temática no es un tema que interese a los medios locales de la Región del Bío
Bío ya hay personas que observan su entorno día a día por el simple hecho de
vivir –dicho en buen chileno-“donde las jaibas pican”, o sea, en el lugar de
los hechos. Es imposible que hoy los revolucionarios puedan concretar sus metas
si dentro de la clase popular hay personas que no tienen interés en participar
de iniciativas sociales.
Pero
esta manipulación generalizada viene dándose por años, por varias décadas, y
respaldada en su momento con el inicio de la dictadura. Es necesario que a
veces una persona de ciudad no quede con ese prejuicio de que todos los pueblos
que en su momento fueron industriales –los que se ubican en torno a la costa y
rodeada de cerros- sean tildados de revolucionarios. Ya con lo mostrado y
explicado en este informe queda claro, que Penco es un lugar donde hoy en día
carecen los espacios para la participación ciudadana.
Los
que ahora tienen posturas críticas sobre la situación social que hoy se vive en
Penco (y con domicilio en este pueblo) son pocos, muy pocos, aunque en aumento.
Pero tanta critica es algo que aparentemente aburre a las personas, y lo que se
espera en la comunidad son mas soluciones que criticas. Pero tampoco hay que
negar que cuando se tienen la iniciativa es bien poco lo que apoyan, o en la
municipalidad o en alguna sede de Partido Político (ni hablar de cómo opera la
comunal del Partido Socialista), y es muy difícil contar con el apoyo de la
comunidad si se pretende sumar convocatoria para una marcha, ¿Con que fin hay
que convocar gente a un organismo o movimiento social? Simplemente para ganar
apoyo, para que una bandera de lucha sea tomada en cuenta por las autoridades.
Aunque
la democracia que hoy vivimos en Chile (y desde 1990) no es perfecta, está
comprobado intelectualmente que tampoco se está viviendo en una dictadura tan
totalitaria,…no estamos en el siglo de los gobiernos fascistas. Pero en
democracia la ciudadanía –la gente- tiene un poder que lamentablemente no lo
está valorando. Estamos claros que el común de las autoridades, por no decir
todas, defienden ciertos intereses y con mayor razón la gente debe organizarse
para poder exigir cosas tan básicas en el funcionamiento de una ciudad. No hay
mejor grupo, que logre concretar sueños y logros, que los mismos vecinos,
porque son los que sienten y conviven con el diario vivir de su entorno, “donde
las jaibas pican”.
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