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viernes, 23 de octubre de 2015

El Mundo al revés III: La Vecina pesada (Relato literario)

"Era una alegre tarde primaveral  
cuando en el camino me encuentro
con una de mis vecinas.
Una señora de 65 años, baja de estatura  

y con un poco de contextura gorda,
además del pelo teñido  

(en vez de mostrar canas parecía tener el pelo negro)".
Un dia yo estaba saliendo de mi casa. Era una alegre tarde primaveral cuando en el camino me encuentro con una de mis vecinas. Una señora de 65 años, baja de estatura y con un poco de contextura gorda, además del pelo teñido (en vez de mostrar canas parecía tener el pelo negro).

-          (Sereno) Vecina, ¿Qué tal?
-          (Alegre) ¡Hola poh vecinito!, ¿Cómo le ha ido oiga?

-          Aquí poh, voy al negocio a recargar plata para internet
-          Ah si, mire ¿eh? ¿Y como te ha ido en clases?

-          Tuve que congelar
-          Ah pucha, ¿porqué?

-          Es que colapsé cuando estaba haciendo el marco teórico
-          Pucha, pero hay que tirar pa´ elante no ma, ¿ya?

-          Gracias vecina, se lo agradezco un montón
-          ¿Te doy unas manzanitas?

-          No vecina, no se moleste
-          Ya poh mi niño, si son unas frutitas que tengo en el árbol de mi casa

-          Bueno ya
-          Ven, acompañame

Y asi fue como acompañé a la vecina. Mientras esperaba que ella abría su portón, un perrito amoroso caminaba por el antejardín. La vecina se alegraba mucho cuando lo veía.

-          Miren quien viene caminando ahí, mi perrito regalón…..¡Como está la cosita mas linda!

Mientras el perrito nos sonreía a ambos y movia la cola, su ama lo acariciaba con harto amor en la entrada de la casa.

-          ¿Pero que hace ahí chiquillo leso? ¡Pasa no mah!
-          No, aquí no mah

-          No, pasa hombre ¡Ven!
-          Permiso

Al final entré, me senté en el living y mientras miraba las antigüedades que decoraban la casa tuve que esperar por el obsequio que me iba a dar. El asunto es que no solo venia con manzanas.

-          Ya vecinito, aca te traigo manzanitas y un completo para alegrarte el viaje
-          Pero vecina, (risas) ¡Ooohhhhh! ¡Se pasó! ¡Se las mandó! Wena, gracias Ja ja ja


El único problema, es que esta historia nunca pasó. En realidad la vecina apenas te saluda de lejos, sin hablarte, moviéndote la cara como diciéndote “Hola…Buenas Tardes”, y es pesada. O las veces que un perrito abandonado quiso tenerla de ama en realidad le tira una piedra diciendole -¡Anda a echarte mier…!- 

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