.

Blog Pasan Cosas. Concepción (Chile). Acabemos con el aburrimiento juntos, haciendo de éste TU VERANO MAS PRENDIDO.

sábado, 25 de octubre de 2025

Columna de opinión: ¿Tuning en La Moneda? La polémica que frena las aspiraciones de Franco Parisi y evidencia el hartazgo ciudadano

El pasado Jueves 23 de Octubre de 2025, a solo tres semanas de las cruciales elecciones presidenciales en Chile, el portal informativo "biobiochile.cl" publicó un artículo que desató una inmediata tormenta en las Redes Sociales, particularmente en X, el epicentro del debate político. El titular, "Mucho ruido, mucha técnica": Parisi propone "el tuning más grande de Chile" en La Moneda si es electo, generó una ola de críticas transversales.              

Tanto simpatizantes y adherentes de la izquierda como algunos conservadores cercanos a Johannes Kayser, condenaron la propuesta del PDG Franco Parisi. 

La razón es sencilla: el sector más honesto y agobiado del país está hastiado de las constantes carreras clandestinas. Durante los últimos 20 años (2005-2025), la proliferación de modas asociadas al deporte tuerca, al reggaetón y a la saga cinematográfica "Rápido y Furioso" ha transformado las noches de las grandes urbes en un infierno bullicioso. 

Estas declaraciones de Parisi, que en sus anteriores campañas había abogado por medidas de mano dura contra la delincuencia, como barcos-cárceles para reos peligrosos y un fortalecimiento del control aduanero en Colchane, marcan un punto de inflexión negativo en su tercera postulación presidencial. Quien se había posicionado como una alternativa de centro para acabar con la "tóxica pelea de los dos extremos" y un abanderado contra la crisis de inseguridad (2020-2025), ahora reivindica una actividad más ligada a la ostentación y la lujuria que al bienestar social, poniendo en grave duda sus verdaderas intenciones ante el electorado.    



El origen de las críticas, que curiosamente convergen desde los dos extremos del espectro político, radica en un elemento común: el deseo de acabar con una "cultura discotequera" que irrumpe el derecho fundamental al descanso. 

Por un lado, la izquierda y los sectores progresistas chilenos abogan por ciudades que convivan mejor con el medio ambiente, promoviendo posturas ecologistas y causas neurodivergentes, con el objetivo de frenar la alta contaminación acústica. De hecho, en naciones desarrolladas del Hemisferio Norte, como Países Bajos, se busca ampliar los espacios públicos y reducir la densidad del ruido, una visión diametralmente opuesta a la propuesta de Franco Parisi, que quizás hubiera tenido mayor cabida en décadas pasadas, cuando la población estaba más enganchada a la masividad de los medios de comunicación. El socialismo apunta a un estado de bienestar social y mental.                                               



 Por otra parte, los conservadores también alzan la voz, pues buscan erradicar todo elemento generador de incivilidades. Las carreras clandestinas son conocidas por ser un caldo de cultivo para conflictos, riñas, vicios, "tomateras" y, lo que es más grave, la promoción de actividades ligadas al narcotráfico. Al final, el consenso entre los detractores es claro: reivindicar las carreras Tuning está muy lejos de representar la realidad y las necesidades más urgentes de la población chilena.           

 La realidad que se vive casi todas las noches, especialmente los viernes, sábados y vísperas de festivos, denominados las "noches del carrete", es ineludible. Pasada la medianoche, es habitual que los desvelados sientan el ruido de estos vehículos con motores "enchulados" que, incluso a baja velocidad, llaman poderosamente la atención a varias cuadras de distancia. 

A esta perturbación se suma la notoria inacción policial. Aunque Carabineros está facultado para realizar controles de identidad, existen múltiples factores que explican su escaso patrullaje a altas horas: la falta de dotación policial, un alto número de uniformados cumpliendo funciones administrativas, la posible ausencia de ordenanzas municipales específicas, la supuesta falta de vehículos policiales disponibles en las comisarías, o la absurda excusa de que los ciudadanos tienen libertad de tránsito. A ello se añade que los fiscalizadores medioambientales se focalizan, por lo general, en Fuentes Fijas (ruido de vecinos en "tomateras") y no en Fuentes Móviles (autos).                                               


El día es el momento de la efervescencia ciudadana: idas al trabajo, supermercados, clases o esparcimiento.

 Pero la noche, tras soportar el ruido diurno en horas adecuadas, es el momento en que muchos buscan la paz mental, ya sea para dormir o para realizar actividades tranquilas en solitario, como leer, escuchar música a bajo volumen o con audífonos, servirse un café o incluso orar, dado el alto número de creyentes en Chile. La llegada de inmigrantes venezolanos, de hecho, ha incentivado a los chilenos a reivindicar aún con más fuerza su derecho al descanso. En Santiago Centro, particularmente en la Alameda, la principal arteria del país ya es lo suficientemente ajetreada como para empeorarla con una concentración de carreras Tuning. Los ruidos molestos recurrentes y prolongados dejan secuelas en la salud de la población. Incluso el toque de queda impuesto durante la pandemia no logró controlar completamente esta práctica; aunque los militares dieron con el paradero de estos conductores en ocasiones, siempre se las arreglaban para desacatar la norma. Si el comercio en muchas comunas de regiones cierra antes de la medianoche, ¿qué motivos reales tienen estos sujetos para seguir conduciendo hasta la madrugada de un día lunes? Saque sus conclusiones. 

La defensa de la postura de Franco Parisi a menudo se articula bajo la premisa de que un presidente inclusivo debe acoger estas actividades, que también provienen de sectores populares (poblaciones), y que un buen gobernador debe acabar con el nepotismo en la asignación de espacios sociales para abrir oportunidades a todas las prácticas.                      

¿Dónde discrepar con esta visión? 

Este auge de las carreras clandestinas es una moda surgida a fines del siglo XX, influenciada por el cine, la publicidad y la televisión. 

Sin embargo, no es la única práctica juvenil, y curiosamente, siempre hay jóvenes que no encajan en esta moda. La sociedad actual ofrece múltiples y mejores alternativas para quemar energías o eliminar tensiones: salir al parque, pedalear en bicicleta, disfrutar de un paseo dentro de la urbe, compartir tranquilamente con la pareja (en casa, en la playa, en el Mall, o en un parque), escuchar música, hacer deporte (como un partido de baby fútbol o futsal con amigos), comer (en casa, en un restaurante, en un picnic) o, simplemente, reírse con un chiste. Incluso las fiestas, cuando no estorban, pueden ser un momento de esparcimiento.                                                                                   

No a todos les atraen o benefician las carreras "Tuning". El bienestar social y el derecho a la tranquilidad de la mayoría no pueden ser sacrificados para "incluir" una moda ruidosa y conflictiva que, además, no representa la diversidad real del ocio juvenil o popular.                   


Más columnas

Cuando la fiesta del ego, ahoga el sentido común  




No hay comentarios: