Relato: Compañeros revolucionarios

¿La última cena? No, es más bien parecido a una asamblea de la FEC
Ni siquiera almorzaron los chiquillos

 Como suele ocurrir cuando un joven entra a la universidad, éste busca demostrar y hacer notar su rebeldía (propio de la edad). 

Una tarde, mientras Juan Pablo estaba recorriendo el campus de su casa de estudios, pasaba por fuera de una salita donde funciona la Federación de Estudiantes, que es el gremio de los compañeros para (se supone) trabajar por cumplir con varias de las demandas estudiantiles. 

Además de convocar marchas, tomas, paros, etc. 

Y por mera curiosidad, JP golpeaba la puerta pero de lejos uno de los dirigentes dijo que pasara no más. Era una asamblea de una juventud política de izquierda. 

JP entraba y se sentó en la mesa, se unió al grupo. Mientras hacía eso, el resto de los chicos seguían con la reunión.  

Dirigente:- Asiento compañero

JP:- Gracias 

Dirigente:- (Ahora le habla a la asamblea) Bien, ¿Cómo les decía? Estamos constituyendo las bases para una nueva juventud revolucionaria acá en la universidad. Como lo dijo un día un sociólogo francés, mientras las masas se dejan llevar por la belleza de las apariencias nosotros debemos lucirnos con el poder del intelecto, de la lucha consciente. Esa es la única forma de vencer a la derecha en los próximos años. 

JP:- (Empieza a interrumpir) ¡Disculpa!

Dirigente:- Compañero. ¡Dime! 

JP:- Yo discrepo contigo en eso

Dirigente:- Ya, y....¿porqué? Te escuchamos 

JP:- La belleza física si puede vencer a la derecha 

Dirigente:- A ver, ¿Cómo eso compañero? Explícanos 

JP:- Es sólo cosa de dar con el punto débil de un diputado de ese sector 

Dirigente:- Ok. Pero ¿Cuál es el punto débil? 

JP:- Si un revolucionario es bonito, puede perfectamente ser el amante de una esposa de algún diputado. Sólo espérate que el momio los pille ahí piluchos en la cama, ¡y verás la cara que va a poner! Bien sabes que un parlamentario gana cualquier "palo" ($$) en la dieta ¿no cierto?

Dirigente:- Claro, je je je...el dinero no hace la felicidad. Toda la razón. 

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