Sea de manera forzada o espontánea, uno de los principales anhelos cívicos (que alguna vez aspirábamos en el 2010) ya se estaría concretando en nuestra sociedad. Se asume y se acepta a determinadas personas (quienes alguna vez fueron menospreciadas o discriminadas) como ciudadanos de respeto, por el sólo hecho de existir. Quizás el único motivo para juzgar a uno sería si es que aquel ha causado daño a otros (ejemplo: matar, violar, estafar, etc.).
Nos referimos a personas que nacieron en una etnia, población que en el caso de América han poblado esta tierra mucho antes de que llegaran los invasores europeos. Ya está claro que la sangre o los rasgos fisonómicos dejarían de ser motivo para no ser aceptados en algun ámbito laboral o educacional (Aunque contradictoriamente, siguen habiendo motivos de discriminación al momento de buscar trabajo...que abarca otros posibles factores). Al menos ya sabemos de variados casos, de mapuches que se logran destacar en varios ámbitos: cultural, de investigación, musical, deportivo, del espectáculo, etc.
Así también ocurre algo parecido con la comunidad homosexual, básicamente gay y lesbianas. ¿En que se pudieran diferenciar con la gente heteronormal? En lo que hagan dentro de la intimidad. Pero la forma de amarse no debiera definirlo, como menos (-) o como más (+) competente, a la hora de cumplir con las metas. Perfectamente puede hacer una vida normal de la puerta de la casa hacia la calle, de hecho el empleador o el vecino no tendría porque enterarse de lo que haga en la cama con su pareja. Lo que pasa en Las Vegas...queda en Las Vegas ¿no?
Entonces una buena forma de mirar al mapuche o al gay como uno mas, es en la forma de como responde a las obligaciones, también en su forma de interactuar con la sociedad y en la forma de entablar relaciones con sus pares. Es una persona normal como cualquiera.
Aunque lamentablemente aun existen mentes retrógradas (Sobre todo de generaciones antiguas) que esperan el momento de seguir segregando a estas personas, tal como pasó en décadas anteriores. Por mucho que algún elemento valórico pudiera generar efectos nocivos en el orden social, hacer siempre caso a eso podría generar otro efecto que nos pudiera dejar ciegos al momento de empatizar con ellas. No nos olvidemos que cuando antes decíamos que “eran borrachos” o que eran “depravados”, fueron discursos que nos impidieron comprender y entender su pena, a la hora de ser psicológicamente mal tratados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario