Aunque el día mundial sin auto fue el pasado 22 de Septiembre, acá en Chile se conmemoró un viernes 29 del mismo mes. En este contexto varias autoridades nacionales y locales recordaron la importancia de dicha iniciativa, desde el Presidente Gabriel Boric hasta el alcalde de Concepción Álvaro Ortíz. De hecho, en esa misma capital regional del Bio-Bío las autoridades del transporte comunicaban que en 5 tramos habría corte de tránsito, para poner con algo de práctica la concientización del denominado “Día sin auto”.
Al indagar en diversos sitios webs (foráneos), esta idea busca generar conciencia tanto de índole social como ecológica. Aunque el vehículo ayude a muchos ciudadanos movilizarse en su diario vivir, también acarrea una serie de problemas: Contaminación ambiental, contaminación acústica, gastos que afectan a los ingresos familiares (mantenimiento), accidentes en el tráfico (con muertes en algunos lamentables casos), malos ratos por la alta congestión vehicular (“tacos”), incluso con cierta incitación al sedentarismo cuando vemos que algunos conductores manejan por sólo unas cuadras.
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Contaminación ambiental: El tráfico rodado contribuye a la emisión de gases (y partículas) que son altamente nocivas. Generadas por motores de combustión interna, tales como monóxido de carbono (CO), dióxido de carbono (CO2) y óxidos nitrosos (NO x).
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Contaminación acústica (Una de las dificultades mas insoportables para vivir en la ciudad, durante los últimos años): Cuando un ciudadano, o un barrio, está totalmente expuesto al ruido de los autos durante todo un día podría presentar los siguientes síntomas: mal humor, agresividad, alteración, ansiedad, estrés, aumento del ritmo cardíaco, insomnio y desconcentración.
Quizás de día es entendible al alto flujo de vehículos, pero existen sectores donde esta situación continúa hasta pasado la medianoche (Fines de semana).
Incluso, las herramientas ofrecidas por Redes Sociales han logrado desglosar una serie de ruidos que hoy son muy frecuentes en la ciudad: música a alto volumen (y con las ventanas del auto abiertas), motores con volumen fuerte, frenos de aire (Sobre todo con los taxibuses, “micros”), chillidos o sonidos de la correa interna, frenazos, bocinazos (peor si el conductor usa “bocina de aire”, que suena parecido a los claxon de camión), etc.
Tampoco nos olvidemos del ruido de las motos, que en pandemia "hicieron la vida imposible" (Esto mientras la gente ordenada y civilizada si acataba las normas sanitarias, tanto las cuarentenas como el Toque de Queda). "El boche" penetraba varios pasillos al interior de un hogar, incluso durante la noche pasado las 00 Horas. Desagradable ¿no cierto?
Aun con el manejo de estos datos, dichos “nervios” no motivan a los alcaldes gestionar políticas para al menos incentivar un EQUILIBRIO entre el tránsito de los autos y la estabilidad que necesita el vecino para hacer lo que quiera al interior de su hogar.
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Gastos que afectan a los ingresos familiares: Cuando un grupo importante de ciudadanos reclama por las constantes alzas del combustible, sin duda que son quejas legítimas. Sin embargo, siempre estará la alternativa del transporte público y no todos los chilenos tienen auto (muchos han viajado en “micro” en casi toda su vida, no solo por su situación económica...sino también por opción).
En esta sociedad, un conductor debe lidiar con los siguientes gastos: bencina, revisión técnica, permiso de circulación, partes policiales (si es que pasas un semáforo en rojo), estacionamientos en el centro de la ciudad, parquímetro, seguros, etc.
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A propósito del próximo censo demográfico que está fijado en Chile para el 2024, se intuye que en algunas comunas habría un aumento considerable de la población tras la construcción de departamentos y nuevas poblaciones (Crecimiento inmobiliario). Pero también esto viene de la mano con un evidente aumento en el parque automotriz, pues sea por la lejanía de las nuevas poblaciones, el poder adquisitivo, el nivel educacional o el simple gusto por el “consumismo” el incremento de vehículos ya no discrimina contextos sociales. Desde los 90’s esto era recurrente en las grandes urbes, pero varios ingenieros automotrices confirman que la congestión también llega a comunas aledañas incluso aquellas con población menor a los 30 mil habitantes.
Razón del porque ahora la calidad de vida en la ciudad no es tan bonita como antes, salvo que pertenezcas a un estrato social acomodado para aun decir que vives en un barrio tranquilo (Un privilegio de minorías). Es solo cosa de ver como en Santiago muchos esperan el verano para arrancar a Viña, o como en un fin de semana largo están las ansias por escapar con la familia a la segunda vivienda (campo, playa).
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