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San Vicente es uno de los dos puertos de la comuna
de Talcahuano. La historia nos recuerda que hace un siglo el sector fue un
hermoso balneario, y muchas familias aristócratas tenían sus casas de veraneo
en San Vicente. Hoy en día solo quedan vestigios de aquellas casas de antaño.
Cada día, decenas de camiones entran y salen del
recinto portuario. De la misma forma como varios grupos de trabajadores se
reúnen en el acceso.
En nuestro paso por el sector de los pescadores
artesanales, nos encontramos con su alcalde de mar Mauricio Yacar Flores. Quien
cuenta que una de sus funciones es asegurar la seguridad laboral de cada uno de
los pescadores.
El Puerto de San Vicente se empezó a construir desde
1968 en respuesta al aumento de los tonelajes y calado de los buques.
Finalmente fue inaugurado en 1974, aunque el progreso portuario tuvo sus
costos, pues la belleza de antaño en el lugar poco a poco se ha ido opacando.
Entre el pavimentado muelle y la zona de pescadores
hay restaurantes. Uno de dichos locales se llama “La yoyita”, ahí encontramos a
su maestro de cocina Rodrigo Figueroa. Quien le ofrece a sus comensales pailas
marinas, ceviches, chupes de macha y mariscales.
Los taxibuses Ruta del Mar, VíaLáctea, Las Galaxias
y Vía Futuro son un aliado inolvidable para los trabajadores ya que cada día es
su medio de transporte para dejarlos en la Avenida La Marina para llegar a sus
labores. Mientras el ruido de los camiones se siente en el lugar, cuando se
conversa a veces hay que hablar fuerte para poder hacerse escuchar.
Muchos de los trabajadores se movilizan en sus
propios vehículos, quienes los estacionan en un rincón cercano a la entrada del
muelle. Allí encontramos a Lisandro Monares, un guardia que está a cargo de
cuidar los autos.
Lisardo nos cuenta porque el Puerto de San Vicente
es importante para el desarrollo de la región.
El Puerto de San Vicente mueve 5.489.701 toneladas
anuales, incluyendo con ello falsos embarques y desembarques. Aquí predomina la
carga de contenedores, con el fin de
transferir harina de pescado, celulosa, papel, rollizos, basas, madera
aserrada, chips, sal, coseta (o residuo de la remolacha) e incluso productos
derivados de las industrias.
Ya al mediodía se puede ver a un hombre vendiendo
pescado en las cercanías del muelle pesquero, así como muchos salen del muelle
para comprar el sándwich con café. San Vicente es un lugar de parajes netamente
industriales, y de mucho movimiento en torno a la exportación e importación de
cargas.
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