Tenía
11 cuando mi curiosidad sexual despierta, en 6º Básico me gustaba una
mujer. A ella no le gustaba, y aplico la lógica de las telenovelas,
queria ser como aquel amante cincuentón que andaba con una y con otra,
¡disculpen! pero veia mucha tele. Ni la Coté queria conmigo, ni Danitza
tampoco. Corre el tiempo, ya todos en mi curso pololeaban. En el liceo
eran dos competencias, sacarse buenas notas y pelear hasta tener polola.
Tenía habilidades para el 6,5, pero las niñas siempre con excusas para
no regalarme sus besos. Pero esta larga historia acaba cuando ya tengo
25.
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