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viernes, 23 de octubre de 2015

Isla Mocha para estresados (Relato literario)


Una foto de Isla Mocha (Chile). 
En la Región del Bio-Bio se ubican tres islas insertas
en su costa. De Norte a Sur tenemos las islas Quiriquina
(Talcahuano), Santa María (Coronel) y Mocha
(Tirúa)
En una tarde cualquiera, con fuerte viento y bajas temperaturas, un hombre cincuentón de poncho solía caminar por la playa de Isla Mocha. Una de los tres pequeños pedazos de tierra repartidos en las costas del Bio-Bio, perteneciente a la Provincia de Arauco y a frente de las costas de Tirúa. En el lugar nadie se estresa ni se colapsa, por ser un lugar distante del continente apenas hay una cantidad razonable de vehículos contados, aparte que el campesinado del lugar suele transportarse en carretas a caballo.

El hombre que caminaba en el lugar llevaba un saco en su hombro, vestido de poncho y sombrero, con humildes blu-jeans viejos por debajo y botas gruesas. Un cachorro lo acompañaba, mientras el fuerte oleaje generaba calma. Andaba por el lugar varios minutos sin parar. No hay vandalismo ni “cabros chicos” [1]tomando. No se necesita tener la tele o la música prendida, porque el ruido del silencio es placentero, aunque no tanta para quienes han vivido toda una vida en el lugar, sino que para el santiaguino o penquista angustiado en búsqueda de paz y amor.

Veinte minutos después, el hombre de poncho seguía caminando con su perro cuando de repente se detuvo por un rato, a mirar el mar. Cero presión, sereno usando gratamente de su imaginación, dejándose volar casi como sintiéndose dueño de la isla, no era para nada un hombre acelerado. No había conductor que casi te atropelle en los pasos de cebra, ni olor a pichí en los requeríos. Mientras el caballero seguía mirando el horizonte marino, el perro alegre movía la cola. Era el momento de paz, rincón del que nadie se quisiera ir.  De hecho, yéndonos a otro lugar, en el Fuerte la Planchada de Penco me he encontrado con pichí (orina) en uno de los cañones, ¡qué asco! Y patrimonio histórico más encima.

El viejo dirá “Yo estoy en el paraíso, y la chusma en el continente….en el infierno”.

Isla Mocha es uno de los paraísos que tiene Chile, y ojala –para muchos- siga en esa condición. Donde las gaviotas vuelan sobre el mar, los bosques abundan en su interior, las áreas verdes no están contaminadas, prácticamente no hay pavimento y el silencio es dominante. Si hasta hay dos lagunas en su interior, de aguas cristalinas. ¿Crees tú que allí existe esa rotería que existe en Penco, donde los torrantes lanzan los cuerpos de perros muertos en las aguas de una laguna en el sector de Villa Alegre? Lo rico es que en Isla Mocha viven mapuches campesinos, gente buena, no delincuentes con disfraz de pobres.

Ya son las 21 horas y el viejito finalmente quiso entrar a su casa, junto a su perro caminó por la ancha pradera verda que separa la costa con su casa. Busca la llave en su cartera, abre la puerta y entra. Lanza su saco al suelo y el perro entra, cierra la puerta, prende la luz y camina a la cocina. Se sienta frente al lavaplatos mirando el paisaje, sin tele prendida y sin música.

La reacción del hombre isleño cambia de repente, se muestra más angustiado que en los minutos anteriores. 

-          Es un paraíso porque es un lugar tranquilo. Pero por otro lado es un infierno porque Isla Mocha se ha estacando, es un rincón postergado y atrasado.

Y de repente sonó el Whatsapp del hombre, pesca el Smartphone y contesta

-          ¿AaaLÓ??

-          A lo mejor poh caballero, a lo mejor Isla Mocha quedó atrasada. Pero en cualquier momento un pencón chato de “gente sin cerebro” quisiera volar para allá, no haga tal de pavimentar las áreas verdes como si pasó aquí en Penco.

Y cortó.




[1] Cabro chico: Adolescente, niño. Incluso se le llama a los adultos inmaduros. 

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