Juan Pablo:- ¡Oye nano!
Rubén:- Ah
Juan Pablo:- Yo prefiero que vayamos a un restobar para que sigamos
Rubén:- Pero tu casa es preciosa cumpa, tiene la media vista al mar
Juan Pablo:- ¿Y que tiene? si los vecinos todos los fines de semana se ponen a tomar. No los soporto
Rubén:- ¿Y nosotros? ¿Acaso no estamos tomando? Jua jua jua, tranquilo hombre
Juan Pablo:- Si, pero ellos lo hacen ventilando su vida pa' toda la calle, la otra guatona se pone a hablar fuerte y más encima se cura....ordinaria la tipa
Rubén:- Ya, pero calmate viejo, no puedes ser tan intolerante
Y de repente Juan Pablo se desabrochaba sus zapatos, viendo que su amigo no lo estaba apoyando.
Juan Pablo:- (Le muestra el par de zapatos) Toma, ¡póntelos!
Rubén:- Te sacaste los zapatos weón, jua ja ja
Juan Pablo:- Es para que te pongas en mis zapatos
Rubén:- Ah bueno
Rubén, bajo la petición de su amigo, se colocó sus zapatos. De repente sintió algo extraño, no era precisamente el olor a pié.
Rubén:- Claro que si poh'
Juan Pablo:- ¿Viste?
Rubén:- Oye si poh, la tipa harto mala clase oye. Entre que ella comparte con su gente en el antejardín, se pone a tomar y es mas ordinaria, ¡la boquita que se gasta!
Juan Pablo:- ¿Viste que tenía razón?
Luego Rubén se saca los zapatos, y los devuelve
Rubén:- Aprovecha de echarle algo de talco a tus zapatos, están harto perfumaditos te diré
Juan Pablo:- Jua ja ju ajua ja!
Así Juan Pablo se los vuelve a poner
Juan Pablo:- ¿Y? ¿En que topamos? ¿Vamos a un pub? Yo invito
Rubén:- ¡Naa'..!, ¡bota esa weá de zapatos a la basura no más! Cualquiera que se los pone, se convierte en un amargado.
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