Todo debe evolucionar, incluso las ideologías. Hasta antes del 2019 el socialismo convencía porque sus promotores siempre contaban que mediante esta ideología mantendríamos recursos para el gasto social. Muchos queremos buena educación, buena salud, buenas previsiones, pero pensando siempre en sentido solidario. Al final nos comieron las caricaturas del socialista-bonachón y capitalista-perverso. En Chile no quisimos aceptar por mucho tiempo la crisis que se viven en dicha isla, porque el neoliberalismo también ha hecho daño pues...privatizando derechos que antes fueron sociales y donde a la larga le terminamos dando migajas para los que menos tienen (y el éxito lo asignan a privilegiados, la peor jugada del capitalismo “chilensis”).
Quizás los revolucionarios de los 50’ si entendieron las precariedades del trabajador cubano, ¿que está pasando ahora? A simple vista hay una olla a presión que se está destapando, ya son muchas las voces quienes avisan una serie de hechos coincidentes: represión, interferencias o intermitencias de internet, colas para comprar un mínimo de alimentos, recintos de salud en estado precario, etc. Eso está lejos del “progreso” idealizado por el socialismo, pero convengamos que ese discurso ha sido enunciado por las elites.
Las manifestaciones son una forma de presión, si esto se agudiza...sería necesario estudiar la realización de plebiscitos. ¿Volver a repetir el modelo de Chile 1988? Podría ser, pero esto de ninguna manera debiera afectar al socialismo “revolucionario”. Tiempo atrás hemos dicho que la autocrítica no siempre es sinónimo de debilidad, y toca la coincidencia una actitud negativa en la izquierda chilena tras el triunfo del Rechazo en el plebiscito de 2022. Que más democrático, que comprender a la gente (al pueblo de Cuba) si es que quieren o no la continuidad del socialismo.
Razón suficiente para entender que la Socialdemocracia es menos nociva que un régimen de partido único. ¿Total? Por algo pasan las cosas.
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