No nos olvidemos que Concepción es una ciudad universitaria |
Primero que todo, quedó totalmente comprobado que las audiencias juveniles son muy importantes para el desarrollo de la radio.
Las
emisoras que más escuchan los jóvenes penquistas (en diciembre de 2016) tienen
varios componentes que marcan la diferencia, como la empatía (cuando el medio
cede en colocar canciones de rock,
hip-hop, reggae o reggaetón sin
ser necesariamente una estación juvenil, como ocurre en la Radio Bío Bío) y el
entretenimiento (que el tono usado por un locutor inspire alegría y buena onda
a los auditores, de principio a fin).
Así
también hay otros elementos, como la música (mas allá de que el trasfondo de
una radio comercial es simplemente cumplir un rol de parlante colectivo, donde
sólo acata las sugerencias de un sello discográfico foráneo) y la capacidad de
un locutor en coincidir con sus auditores sobre muchos puntos de vista (o sea
seguido por los jóvenes si se consolida como líder de opinión, siempre que su
postura sobre temáticas sociales representen realmente al sentir colectivo:
opiniones contra las injusticias, sobre la educación, etc.).
Un
último elemento a consolidar es el de la motivación. En este sentido la radio
cumple una función que a inicios del Siglo XXI ya no se ve en televisión.
Es
cierto que el entorno (en cierta medida) configura el perfil de la los jóvenes
y que luego cada cual debe adoptar un estilo de vida (adherente o critico al
sistema), pero cuando las empresas mediáticas crean un producto posteriormente
debieran cultivarlo. Los canales de T.V ya no están transmitiendo contenidos
juveniles y este “target” quedó
literalmente huérfano después de pasados gloriosos en ver espacios musicales
por las tardes (“Mas música” en Canal
13 año 1995, “Invasión” en CHV).
Al
menos está la radio, un medio libre, rico en contenido y económico. Sólo se
compra un aparato receptor (que los hay hasta baratos) y listo, no se paga nada
mas por escuchar meses seguidos (o años) de música en casa. Las emisoras
juveniles jamás abandonaron a sus audiencias y esto desde los años 90´, momento
del cual su programación engendró gran parte del perfil y de los gustos que hoy
tienen los muchachos.
Pero
la falta de una radio (o programa) juvenil en Concepción genera una
discordancia geográfica y cultural. Esto porque el contenido de los medios
santiaguinos no es el reflejo (en un cien por ciento) de los auténticos gustos
del joven penquista. Aquí debiera estar la “formula” (en teoría) para
enriquecer mas la radiodifusión local, realizar un programa juvenil
acogiéndose a la realidad de su gente. Una tarea no difícil aparentemente.
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