En
un fin de semana cualquiera, su hijo de unos 10 años (inocente aún) le hace
algunas preguntas al papito.
Niño:-
Papá, papá.
Papá
(Daniel):- ¿¡Que pasa hijo!?
Niño:-
Papi, ¿acaso tienes de arrendatario al Conde Drácula?
Papá:-
¡Ay hijo! ¡Por Dios! ¡No le faltes el respeto a la gente! ¡Eso no se hace!
Niño:-
Ahhhh, es que pensé que quien vive en la casa de atrás era un vampiro
Papá:-
¡Yaaa! ¡A ver! Y dime cabrito….¿¡Se puede saber porque mi arrendatario es el
Conde Drácula!?
Niño:-
Lo que pasa papi, es que a veces me desvelo en la noche y veo de lejos que todos los días el vecino tiene las luces prendidas de su casa, hasta las 3 de
la mañana. Y duerme en todas las mañanas.
Papá:-
¡Hijo! El vecino no es el conde drácula, ¡es mucho peor!
Niño:-
¿Es Lucifer? ¿Pie Grande? ¿La momia? ¿El trauco? ¿Frakenstein? ¿El Chupacabras? ¿Un Zombie?
Papá:-
Tampoco, no es ninguno de esos personajes. ...... ¡Es delincuente!
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