Un
dia yo estaba saliendo de mi casa. Era una alegre tarde primaveral cuando en el
camino me encuentro con una de mis vecinas. Una señora de 65 años, baja de
estatura y con un poco de contextura gorda, además del pelo teñido (en vez de
mostrar canas parecía tener el pelo negro).
-
(Sereno) Vecina, ¿Qué tal?
-
(Alegre) ¡Hola poh vecinito!, ¿Cómo le
ha ido oiga?
-
Aquí poh, voy al negocio a recargar
plata para internet
-
Ah si, mire ¿eh? ¿Y como te ha ido en
clases?
-
Tuve que congelar
-
Ah pucha, ¿porqué?
-
Es que colapsé cuando estaba haciendo
el marco teórico
-
Pucha, pero hay que tirar pa´ elante
no ma, ¿ya?
-
Gracias vecina, se lo agradezco un
montón
-
¿Te doy unas manzanitas?
-
No vecina, no se moleste
-
Ya poh mi niño, si son unas frutitas
que tengo en el árbol de mi casa
-
Bueno ya
-
Ven, acompañame
Y
asi fue como acompañé a la vecina. Mientras esperaba que ella abría su portón,
un perrito amoroso caminaba por el antejardín. La vecina se alegraba mucho
cuando lo veía.
-
Miren quien viene caminando ahí, mi
perrito regalón…..¡Como está la cosita mas linda!
Mientras
el perrito nos sonreía a ambos y movia la cola, su ama lo acariciaba con harto
amor en la entrada de la casa.
-
¿Pero que hace ahí chiquillo leso?
¡Pasa no mah!
-
No, aquí no mah
-
No, pasa hombre ¡Ven!
-
Permiso
Al
final entré, me senté en el living y mientras miraba las antigüedades que
decoraban la casa tuve que esperar por el obsequio que me iba a dar. El asunto
es que no solo venia con manzanas.
-
Ya vecinito, aca te traigo manzanitas
y un completo para alegrarte el viaje
-
Pero vecina, (risas) ¡Ooohhhhh! ¡Se
pasó! ¡Se las mandó! Wena, gracias Ja ja ja
El
único problema, es que esta historia nunca pasó. En realidad la vecina apenas
te saluda de lejos, sin hablarte, moviéndote la cara como diciéndote
“Hola…Buenas Tardes”, y es pesada. O las veces que un perrito abandonado quiso
tenerla de ama en realidad le tira una piedra diciendole -¡Anda a echarte
mier…!-
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