Universidad de Chile saboreó al fin las mieles internacionales ulteriormente de conseguir, e igualar al archirrival Colo Colo en ese rubro, la Copa Sudamericana 2011 al rematar con una goliza a una decepcionante Liga Deportiva Universitaria de Quito en un abarrotado Estadio Nacional.
El 'Bulla' se impuso de principio a fin a su rival, que necesitaba apelar a algo más que su historia para remontar la serie. Y es que un resultado pocas oportunidades visto requería un planteamiento rara vez usado. Por primera vez en su historia en competencias internacionales, en juegos de a dos finales, la Liga se encontraba contra la pared después de los 90' iniciales. El planteamiento ya no podía ser aguantarlo o administrarlo; al contrario, debía buscarlo y en condición de visitante ante un equipo, así como ellos en la ida, con una racha impresionante de invicto en su feudo y en general (34 cotejos exactamente).
Mientras los 'Albos' decidían qué estrategia usar, en una de esas opciones que no suele fallar un killer en serie como él, Eduardo Vargas se encontró con un balón muerto en los linderos del área y sacó un zurdazo que entró pegado al vertical, lejos de la estirada de Alexander Domínguez.
La 'U' quiso definirlo inmediatamente, pero esas mismas ansías le cobraron factura en el último toque, aunado a que 'Dida' Domínguez tapó una que otra situación a Matías Rodríguez y Francisco Castro.
En efecto, Liga no había dispuesto de mucho tiempo para desplegar su planteamiento para la vuelta. Aunque, a juzgar por un par de acciones, pintaba más ofensivo que de costumbre. ¿Lo malo? Que Vargas lo apagó rápidamente, a los dos minutos. Sin embargo, la cosa no estaba tan distinta para la visita: requería un gol y seguía haciéndolo. En teoría, la desventaja parcial no debía suponer una modificación de su táctica.
Pero no había tal. Hernán Barcos se encontraba demasiado aislado en la punta. Luis Bolaños y Ezequiel González se hallaban aún más distantes del ariete argentino. El mediocampo, zona en la que se gestó la génesis de la victoria de Jorge Sampaoli sobre Edgardo Bauza desde Ecuador, no existía. Ni siquiera, a sabiendas de que no pisaría línea de fondo, o un sector circundante a ésta, apelaba a los disparos de media o larga distancia.
No fue hasta el segundo tiempo que los quiteños por fin lograron hilvanar una acción construida, elaborada, con varios pases. El problema radicaba en que se exponían a contras de la 'U' y con la velocidad de Aránguiz, Rodríguez y compañía, equivalía a una postura un tanto suicida. Pero no había más, era eso o entregárselo a los chilenos.
El criminal codazo de Jorge Guagua a la mollera de Gustavo Lorenzetti que, desde luego, se llevó la roja directa, acentuó las diferencias entre uno y otro. La superioridad también, por si hacía falta, se evidenció numéricamente.
Ya en los últimos 10 minutos el 'Romántico Viajero' daría con el tino y lo sentenciaría. A los 80', luego de que Vargas desenfundó un misil a primer palo que escupió Domínguez, mas el contrarremate lo capitalizó Gustavo Lorenzetti.
A los 87', otro go-la-zo de Vargas. Tras una formidable corrida del jugador de moda, con quiebres de todos colores y sabores, que concluyó con un puntazo de tres dedos. Probablemente, su último gol con la casaca de sus amores antes de partir a Europa.
Lo conquistado por Universidad de Chile y Sampaoli no constituye sólo una copa inédita en sus vitrinas; es uno de esos escasos aunque resonantes éxitos de las convicciones y el fondo sobre las artificialidades del resultadismo, una pandemia que, lamentablemente, está en boga en cualquier parte del orbe.
El 'Bulla' se impuso de principio a fin a su rival, que necesitaba apelar a algo más que su historia para remontar la serie. Y es que un resultado pocas oportunidades visto requería un planteamiento rara vez usado. Por primera vez en su historia en competencias internacionales, en juegos de a dos finales, la Liga se encontraba contra la pared después de los 90' iniciales. El planteamiento ya no podía ser aguantarlo o administrarlo; al contrario, debía buscarlo y en condición de visitante ante un equipo, así como ellos en la ida, con una racha impresionante de invicto en su feudo y en general (34 cotejos exactamente).
Mientras los 'Albos' decidían qué estrategia usar, en una de esas opciones que no suele fallar un killer en serie como él, Eduardo Vargas se encontró con un balón muerto en los linderos del área y sacó un zurdazo que entró pegado al vertical, lejos de la estirada de Alexander Domínguez.
La 'U' quiso definirlo inmediatamente, pero esas mismas ansías le cobraron factura en el último toque, aunado a que 'Dida' Domínguez tapó una que otra situación a Matías Rodríguez y Francisco Castro.
En efecto, Liga no había dispuesto de mucho tiempo para desplegar su planteamiento para la vuelta. Aunque, a juzgar por un par de acciones, pintaba más ofensivo que de costumbre. ¿Lo malo? Que Vargas lo apagó rápidamente, a los dos minutos. Sin embargo, la cosa no estaba tan distinta para la visita: requería un gol y seguía haciéndolo. En teoría, la desventaja parcial no debía suponer una modificación de su táctica.
Pero no había tal. Hernán Barcos se encontraba demasiado aislado en la punta. Luis Bolaños y Ezequiel González se hallaban aún más distantes del ariete argentino. El mediocampo, zona en la que se gestó la génesis de la victoria de Jorge Sampaoli sobre Edgardo Bauza desde Ecuador, no existía. Ni siquiera, a sabiendas de que no pisaría línea de fondo, o un sector circundante a ésta, apelaba a los disparos de media o larga distancia.
No fue hasta el segundo tiempo que los quiteños por fin lograron hilvanar una acción construida, elaborada, con varios pases. El problema radicaba en que se exponían a contras de la 'U' y con la velocidad de Aránguiz, Rodríguez y compañía, equivalía a una postura un tanto suicida. Pero no había más, era eso o entregárselo a los chilenos.
El criminal codazo de Jorge Guagua a la mollera de Gustavo Lorenzetti que, desde luego, se llevó la roja directa, acentuó las diferencias entre uno y otro. La superioridad también, por si hacía falta, se evidenció numéricamente.
Ya en los últimos 10 minutos el 'Romántico Viajero' daría con el tino y lo sentenciaría. A los 80', luego de que Vargas desenfundó un misil a primer palo que escupió Domínguez, mas el contrarremate lo capitalizó Gustavo Lorenzetti.
A los 87', otro go-la-zo de Vargas. Tras una formidable corrida del jugador de moda, con quiebres de todos colores y sabores, que concluyó con un puntazo de tres dedos. Probablemente, su último gol con la casaca de sus amores antes de partir a Europa.
Lo conquistado por Universidad de Chile y Sampaoli no constituye sólo una copa inédita en sus vitrinas; es uno de esos escasos aunque resonantes éxitos de las convicciones y el fondo sobre las artificialidades del resultadismo, una pandemia que, lamentablemente, está en boga en cualquier parte del orbe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario