DATO: Un chicle "Bigtime" allí cuesta $250 (LA UNIDAD)
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Otro tipo de comercio que mueve harto en el centro de Concepción son los supermercados mayoristas y de abarrotes ¿Verdad? No por nada, es un rubro que cuenta con hartos clientes y no solamente de almaceneros que buscan comprar mercadería (para sus “negocios de barrio”).
Sin duda que un clásico en este rincón popular céntrico es el famoso “Supermercado del Confite”, local que llevará al menos dos o tres décadas de funcionamiento. Un lugar especializado en ventas de confites y confetis (al mayor), aunque de repente igual se puede comprar al detalle (en precio minorista). Antes su entrada solamente estaba por Caupolicán, entre Maipú y Avenida Los Carrera. Un lugar donde además los papás compran algunos detallitos para el cumpleaños de algún regalón. Ahora, si bien su histórica puerta sigue abierta al frente del Ganga Caupolicán su entrada está a la vuelta (por otro lado), en Maipú al frente de la Galería Musalem.
Pero pasa que el Supermercado del Confite tiene su propia anécdota también. ¿Recuerdan que tiempo atrás, acá en este mismo blog,hemos mencionado de un pasatiempo que tenían los escolares durantelos 90’s? ¿Recuerdan que hablábamos de como las marcas dechatarra (los suflitos) enganchaban con la clientela, y gracias aesos tazos que venían al interior de los envases? Bien, como este punto vendía todo tipo de paquetes de este tipo de “goloseo chatarra”, a veces las mamitas le hacían el gusto a sus regalones comprándoles paquetes mínimas sobre todo si en la parte de afuera se veía la guincha que avisaba….este paquete viene con el tazo.
También encontramos allí otro tipo de golosinas: Chupetes (Lolys), caramelos, sustancias, galletas, etc. Incluso serpentinas y gorros de cumpleaños.
A 25 años de maravillarse con esas fantasías, hoy volvemos a recorrer sus pasillos. Han habido algunos cambios en la infraestructura, ya que por dentro este supermercado se amplió y hoy ocupa mas terreno en la manzana (cuadra) donde funciona. Ahora hay pasillos que antes no tenía.
Lo que genera un poco de confusión en cuanto a las cajeras, es que aquella trabajadora quien busque tomarse un “break” (descanso) tras atender por varias horas a los compradores le pide a la misma gente que tome un palo grueso, cosa que cuando pase el último comprador esta cajera pueda cerrar la caja. Así, a medida que avancen las personas, el cliente le va pasando dicha tabla a la otra persona que viene atrás. Es un poco incómodo ¿no?
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