miércoles, 23 de noviembre de 2022

Algo del Antiguo Testamento: EL INFORTUNIO DE JOB. Lo que para la religión, es la prueba que Dios le pone, para la vida humana "serían los momentos malos" que a más de alguno le ha tocado vivir ....

 

 Como el mundo cristiano ya lo sabe, las Sagradas Escrituras (o la Biblia) está conformado por dos libros que son el Antiguo Testamento y el Nuevo ¿No cierto? La diferencia radica en que sólo el antiguo (o la primera parte de la Biblia) es considerado válido para el credo judío, mientras que los cristianos consideran ambos libros. El Antiguo Testimonio es una recopilación de relatos que ya habían sido escritos y predicados miles de años antes del nacimiento de Cristo en el pesebre, mientras que el Nuevo Testamento es la recopilación de enseñanzas inspiradas por Jesucristo cuando éste vivió hace dos milenios en el mundo terrenal. 

 

 Uno de los tantos relatos que podemos encontrar en el Antiguo Testamento es el de Job. Un personaje que podría ser interesante para aquellas personas que ahora pasan por momentos malos. Desde lo político y social hablamos de gente exitosa y gente fracasada ¿no cierto?, a tal punto que percibimos como entre quienes no gocen de privilegios podrían ser quizás víctima de alguna injusticia ¡Posiblemente! Hay mucho egoísmo y envidia en esta vida. Pero si alguno pasa por buenos momentos (y tiende a ser sesgado por su zona de confort), no logra entender o comprender el sufrimiento paralelo por el que están pasando muchas personas y que va más allá de lo material o si viven en la pobreza (El peor infierno simplemente puede ser espiritual).

Job fue un hombre quien en la antigüedad (Según la Biblia) siempre se caracterizó por ser un hombre correcto. El relato parte cuando este personaje tiene un buen pasar económico, con sirvientes, propiedades y matrimonio estable. Sólo que en el cielo Satanás interpela a Dios, criticándolo con que esta lealtad de Job solo es posible porque el creador lo bendice demasiado (o lo mima, por decirlo de una forma). Por esa razón Dios decide ponerlo a prueba, con días venideros muy tormentosos para Job. 

¡Chuta! Se le viene peliaguda la cosa...

 Así fue que el protagonista acá en la tierra padece problemas de salud, se le mueren los hijos y varios de sus sirvientes. Corren los días, cuando la situación de Job cambia repentinamente. Si bien hay amigos que lo acompañan, surge el estigma o el prejuicio que las carencias materiales son producto de un pecado que anteriormente habría cometido el protagonista. Pese a un sin fin de cuestionamientos, llenos de angustia, Job se da cuenta que la sabiduría y planes de Dios van mas allá de los límites presentes en el mundo terrenal. Para la religión, el creador lo puso a prueba y pese a los tormentos Job jamás dejó de creerle.

Es por eso que con dicha afirmación, Job recupera los privilegios que alguna vez perdió. Con los años duplica sus propiedades y vuelve a procrear (tener hijos).

Aunque suene “latoso”, el sufrimiento nos hace reconocer algunas acciones que antes hemos tomado y que nos dejaron más de alguna consecuencia negativa para nuestra existencia. Quizás en los momentos duros, simplemente tengamos la misión de ser fuertes mentalmente y espiritualmente.

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